XVI. LA INDUSTRIA PESQUERA

PARA satisfacer sus necesidades de alimentación, el hombre, desde tiempo inmemorial, ha realizado la pesca, la cual se ha ido desarrollando con la construcción de instrumentos de captura y de los elementos de desplazamiento en el medio acuático, hasta transformarse en una actividad productiva.

Por las crónicas se sabe que ya en el primer siglo de la era actual, los romanos realizaban pesca marina en las costas de muchos de los países que habían conquistado durante su imperio. No sólo pescaban en el Mediterráneo, también lo hacían en el litoral atlántico de Europa y en ambos lados de La Mancha, habiendo programado el emperador Claudio llegar hasta el Mar del Norte.

En los primeros siglos la pesca siguió siendo una recolección o cosecha de los animales y vegetales que vivían muy cerca de las costas y sólo hasta el siglo X se puede decir que la pesca se tecnifica y se construyen artes y barcos pesqueros específicos.

Durante el periodo comprendido entre los siglos XIV y XIX no se presentaron grandes cambios, sólo se utilizaban las "goletas", barcos de 200 toneladas, para la captura de peces, y fue al principio del siglo XIX cuando aparecen buques hasta de 500 toneladas, lo que amplió considerablemente las posibilidades de ir a nuevas áreas de pesca.

También el desarrollo de las vías de comunicación terrestre, ferrocarril y carretera que conectaron los puertos con otras poblaciones, así como la aparición, a finales del siglo XIX, de los métodos mecanizados para la construcción de las redes y el avance en el diseño y construcción de barcos pesqueros, como los primeros arrastreros botados a fines de los años 80, permitió darle una nueva organización a la industria pesquera.

El volumen mundial de pesca para los últimos años del siglo XIX alcanzó aproximadamente 7 millones de toneladas, correspondiendo el 70% del total al norte del Atlántico y siendo realizada principalmente por los países de Europa Occidental. Los Estados Unidos y el Japón practicaban la pesca cerca de sus litorales.

Para los inicios del siglo XX se incrementó la captura a 8.5 millones de toneladas, de las que correspondía a Japón el 20%. Los barcos pesqueros siguieron aumentando, cambiando los veleros y los barcos de vapor al motor diesel y para 1913 Noruega contaba con cerca de 6 500 barcos pesqueros, Suecia con 2 100 y Dinamarca con 2 800, incrementándose la captura a 21 millones de toneladas en 1938, época en que la Unión Soviética inició un desarrollo pesquero que la ha llevado a ser uno de los principales países pesqueros de la actualidad.

Para ese entonces la captura de los países europeos, Estados Unidos, Canadá y Japón representó el 60% del total mundial y se trabajaba en los mares de Noruega, de Barents y de Groenlandia, así como en la región septentrional del Océano Pacífico.

Después de la segunda Guerra Mundial la captura de productos del mar se triplicó hasta llegar, en 1966, a 57 millones de toneladas, pero este incremento impresionante exigió un mayor esfuerzo pesquero, que puso en peligro algunas pesquerías que llegaron al nivel de su máxima captura y, por lo tanto, a la explotación excesiva.

La captura mundial ha seguido aumentando, y contra la opinión de Hugo Grotius (que creyó que "la pesca era inagotable" y que llevó a pensar a algunos hombres que "las ballenas, las focas, el salmón y el arenque eran como los búfalos de las praderas del oeste de los Estados Unidos", por lo que la captura mundial podría mantenerse, o bien incrementarse por muchos años), ya en la actualidad existe la creencia de que las pesquerías deben regularse, en algunos casos reducirse y en otros, como la captura de mamíferos marinos y de la tortuga, llegar a cuotas mínimas de explotación con el fin de que las poblaciones de organismos puedan continuar proporcionando rendimientos adecuados.

En los últimos 15 años la captura mundial se ha mantenido alrededor de los 70 millones de toneladas, las que se obtienen principalmente en las aguas cercanas al litoral; de éstas, el 90% se captura en las aguas sobre la plataforma continental y sólo el 10% en aguas propiamente oceánicas.

Esta captura se inició en las aguas frías (septentrionales) de los océanos Pacífico y Atlántico, las que por sus características oceanográficas de temperatura, salinidad, movimientos de masas de agua, etcétera, hacen que abunde el plancton y, por lo tanto, las cadenas de alimentación que permiten que las poblaciones de otros organismos sean grandes y aprovechables para la pesca.

Posteriormente, los países pesqueros empezaron a pescar en las zonas tropical y subtropical (meridional) del océano, e iniciaron su despegue pesquero los países en vías de desarrollo, lo que trajo un incremento en la producción pesquera mundial, llegando en 1984, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), a 82.7 millones de toneladas, ya que en el periodo 1972-1975 había descendido mucho debido a cambios oceanográficos en la captura de anchovetas en el Océano Pacífico cerca del litoral de Perú y de Chile.

Las principales especies que componen esta captura son atunes, anchoas, sardinas, boquerones, caballa, pescadilla, bacalao, saira, salmones, merluza, y lenguados, entre otros peces; así como los crustáceos: camarones, gambas, langostas, cangrejos y jaibas, etcétera; los moluscos: pulpos, calamares y ostras, y algas.

Entre las causas que han permitido el mayor aprovechamiento de los recursos pesqueros está en primer lugar la realización de grandes investigaciones oceanográficas y pesqueras que aportaron los datos para que la pesca se pudiera industrializar.

En el desarrollo de la industria pesquera actual, se observa que la flota ha evolucionado, siendo cada vez mejores las embarcaciones y apareciendo una flota oceánica moderna que ha liberado a la industria de su dependencia de los puertos; que los medios de trabajo de esta industria son altamente productivos, y también que han progresado las instalaciones portuarias, creándose los "puertos y terminales pesqueras".

Algunos países, como Estados Unidos, Japón y la Unión Soviética, cuentan con puertos pesqueros, que pueden atender a los grandes buques pesqueros por disponer de atracaderos de gran profundidad, y por la maquinaria para realizar la carga y descarga que les permite atender a estas grandes embarcaciones, algunas de las cuales pueden ser "barcos factoría", especies de fábricas flotantes.

Puertos pesqueros importantes son: Cuxhaven y Bremerhaven en Alemania Occidental; Hull y Grinsby en Inglaterra; Boulogne y Lorient en Francia; Burgaes en Bulgaria; Rostock en Alemania Oriental; La Habana en Cuba; Gdynia, Szczecin y Swinoujscie en Polonia. Se puede considerar que la Unión Soviética es el país con mayor número de puertos pesqueros, por contar con 48 que se distinguen por las dimensiones de sus obras y las características de sus instalaciones, que permiten atender a una de las mayores flotas pesqueras del mundo.




Figura 34. Barco factoría.

También disponen de poderosas flotas pesqueras el Japón, Alemania Federal, Estados Unidos, España, Gran Bretaña y Francia.

El 85% de la captura mundial la realizan 24 países, siendo los más importantes Japón, la Unión Soviética, la República Popular de China, Estados Unidos, Chile, etcétera; entre ellos se encuentra México, en 16° lugar en la extracción de productos del mar.

La mayor parte de la pesca la realizan los países desarrollados, gracias a sus poderosas flotas y al potencial científico, técnico y económico con el que cuentan, que les ha permitido desarrollar una extensa red de centros docentes para la industria pesquera, así como de instalaciones de investigación científica y tecnológica, en donde tienen cuadros altamente calificados de científicos e ingenieros pesqueros que han confeccionado los métodos modernos de explotación de los recursos pesqueros, preocupándose principalmente por aprovecharlos para suministrar productos alimenticios a su población y aumentar las fuentes de trabajo.

Mientras tanto, los países en desarrollo, por el deficiente nivel socioeconómico que se presenta en la mayoría de ellos, no han salido de la pesca inicial para alcanzar el nivel de pesca industrial, aunque en algunos de ellos la escasez de alimentos con los que cuentan los ha estimulado a fomentar con ritmo acelerado la pesca nacional.

El crecimiento de las capturas de los países en vías de desarrollo ha estado condicionado principalmente por el aumento en las capturas de Perú y Chile, pero éstas principalmente han sido aprovechadas para producir harina de pescado para la exportación; no obstante, en los últimos años se ha empezado a prestar atención a la captura con fines alimenticios.


Países
Toneladas

Japón
11 443 702
URSS
10 522 896
República Popular de China
6 778 819
Chile
4 804 430
Estados Unidos
4 766 805
Perú
4 168 355
India
281 000
República de Corea
2 649 880
Tailandia
2 123 600
Noruega
2 106 696
Indonesia
2 067 090
Filipinas
1 867 701
Dinamarca
1 696 253
Canadá
1 425 775
España
1 337 738
México
1 226 244


FIGURA 35. Captura mundial, según la FAO, 1985.

Algunos investigadores estiman que la producción pesquera se está acercando a su límite natural, pero se basan en los cálculos sobre los recursos convencionales, que son los que en la actualidad se consumen y por lo tanto tienen mercado, sin embargo, si se toman en cuenta otros recursos, las posibilidades de la pesca son todavía mayores.

El Departamento de Pesca de la FAO estimó que las capturas mundiales podrían incrementarse para el año 2000 a 130 millones de toneladas, que en un 80% podrían utilizarse para el consumo humano, siempre y cuando los países fijen adecuadamente sus objetivos a largo plazo para el desarrollo pesquero.

Las investigaciones pesqueras que se realizan en los diferentes océanos muestran que algunos recursos han llegado a la explotación excesiva, pero que otros están siendo subexplotados. Inclusive en mares tan trabajados como las aguas de Europa occidental se han encontrado poblaciones de bacaladilla que podrían producir 2 millones de toneladas por año, por lo que se están haciendo los estudios para la captura y elaboración de este tipo de bacalao.

Con la explotación de los recursos no convencionales, que ahora no se explotan porque los consumidores no están familiarizados con ellos, la FAO ha estimado el potencial mundial en 370 millones de toneladas, de las que actualmente sólo se aprovechan 83 millones, y queda una reserva que tendrá que explotarse, como es el caso del pequeño crustáceo llamado "krill", del que se ha calculado que se podrían capturar 60 millones de toneladas.

Para poder lograr el éxito en los programas de crecimiento y desarrollo pesquero se tendrán que tomar algunas medidas, como el hecho de contar con los fondos necesarios, disponer de expertos que lleven a cabo las investigaciones pertinentes, sobre todo para el desarrollo que consiste en introducir nuevas pesquerías y no sólo incrementar las ya existentes como sucede en el crecimiento; evitar los despilfarros que en la actualidad se tienen durante la captura y el manejo de los recursos, o porque algunos de ellos son utilizados en la fabricación de harina de pescado en lugar de consumirlos directamente en la alimentación; incrementar los programas de acuicultura que actualmente sólo producen 6 millones de toneladas y, sobre todo, seguirá siendo indispensable la capacitación de las personas que intervienen en la industria pesquera.

También se hace necesario el establecimiento de programas que permitan lograr que se consuman las diferentes especies que viven en el océano, evitando que sólo se utilicen las conocidas en el mercado, como generalmente sucede en muchos países, y que en la comercialización se evite el complejo sistema de revendedores que sólo encarece el costo del producto.

Estas posibilidades que brinda el aprovechamiento de los recursos vivos del océano, permiten a la humanidad fincar esperanzas de poder solucionar el problema de la alimentación de su población que constantemente se incrementa.

El consumo de pescado y mariscos se justifica por su riqueza en proteínas, compuestos energéticos y vitaminas. La calidad proteica del pescado es superior a la de la carne de cerdo, ganado vacuno y a la de la leche; además, se ha calculado que las pesquerías pueden producir de 3 a 30 veces más proteínas animales que la agricultura intensiva, con igual consumo de energía.

Se han hecho cálculos de que el consumo medio actual de productos acuáticos es de 13.5 kilogramos per capita, es decir, que una persona se come estos kilos durante un año; y se espera que en el año 2000 llegue a 16 kilogramos y que este incremento se presente sobre todo en los países en desarrollo.

El desarrollo de la industria pesquera requiere de metas claras a largo plazo, pero sobre todo exige el esfuerzo colectivo de los países, tanto ricos como pobres, para beneficiar a la humanidad.

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