I. DE LA EDAD DE LA PIEDRA AL ACERO

CUANDO uno se propone escribir sobre alg�n tema, lo m�s frecuente es recurrir a los conocimientos previos que sobre los temas relacionados tenga el lector. Pero no es usual que el tema mismo a tratar se considere como bagaje cultural del lector. Otra cosa que se acostumbra es definir de manera inicial los t�rminos que habr�n de utilizarse. En este libro romper� con esas tradiciones. Quiero decir con esto que no dar� una definici�n de lo que se entiende por materiales, y recurrir� a la noci�n intuitiva que todos tenemos de lo que es un material.

Puedo tomarme esta licencia con el convencimiento de que, de una u otra manera, cuando se habla de materiales todo mundo tiene una idea de a qu� nos referimos. Probablemente esto se ha derivado del important�simo papel que los materiales han desempe�ado en el desarrollo de la civilizaci�n. Hagamos pues una somera revisi�n.

LOS MATERIALES CER�MICOS

a) El pedernal

Si nos remontamos hasta la aparici�n del homo sapiens, encontramos justamente la era llamada del Paleol�tico Superior, donde podemos observar una destreza considerable en el manejo del pedernal, la madera y algunas fibras vegetales, indudablemente los primeros MATERIALES utilizados por el hombre.

Figura 1.

Precisamente en esta �poca se empiezan a utilizar astas y marfiles, aprovechando que sus propiedades hac�an posible el desarrollo de nuevos utensilios para la caza, tales como puntas de lanza, cabezas de arpones, lanzas y quiz�s arcos de varias piezas.

Gracias a la existencia de estos artefactos y por supuesto de los materiales que los hicieron posibles, se mejoraron los niveles econ�micos y culturales, pero por otra parte, surgi� la necesidad de elaborar herramientas especiales para trabajar estos nuevos materiales. La figura 1 muestra una herramienta primitiva de piedra (�de hace 1 750 000 a�os!).

As�, como satisfactor a una demanda de la humanidad, surgi� un material que vendr�a a revolucionar la vida del hombre primitivo: el pedernal.

Este mineral de color amarillento con vetas gris�ceas y blancas tiene la propiedad de ser duro y a la vez quebradizo, es decir, dif�cil de rayar y f�cil de fracturar con un impacto. Para aprovechar estas propiedades se desarroll� un alto grado de pericia, por medio de la cual los bordes de largas y estrechas hojas de pedernal eran golpeados, y las herramientas, cuidadosamente conformadas de esta manera, se empleaban para cortar, tallar, taladrar, pulir y raspar.

Al realizar esta tarea, el hombre primitivo observ� que cuando se golpeaba el pedernal con ciertas piedras y de cierta manera surg�an chispas, hecho que habr�a de marcar otro gran paso en la historia de la humanidad.

Por este tiempo tambi�n hicieron su aparici�n las herramientas y artefactos compuestos de varias piezas de materiales diferentes, en los que se aprovechaban las propiedades de cada uno de ellos para la funci�n m�s adecuada a realizar. Las primeras lanzas en las que el mango, la punta y la sujeci�n eran de materiales distintos son un ejemplo.

Las necesidades humanas no son s�lo las de supervivencia. Tambi�n lo son las expresiones art�sticas y de ornato, y los materiales no han permanecido ajenos a ello.

Figura 2.

 

Una muestra de la combinaci�n de materiales diferentes y de gran contenido est�tico es la que se presenta en la figura 2, que es un cuchillo cuya hoja es de pedernal y su mango de marfil. Los relieves representan a los egipcios del delta del Nilo remontando el curso del r�o con sus naves; se estima que es anterior al periodo din�stico, es decir, antes del siglo XXX a.C. �C�mo se habr�n hecho los relieves en el marfil?

Simult�neamente, se empezaron a utilizar principios mec�nicos elementales como la rotaci�n y el apalancamiento. Estos adelantos, que ahora nos parecen tan triviales, tuvieron un papel decisivo para el desarrollo futuro de la humanidad, ya que le permitieron adaptar de manera �til su modo de vida a los grandes cambios que representaban el clima, el medio ambiente y la vida silvestre.

Los materiales fueron particularmente favorables al hombre en la b�squeda del alimento que le permitir�a sobrevivir. Viv�a de la pesca, de la recolecci�n de plantas y frutos y sobre todo de la caza, de la cual obten�a no s�lo carne y grasa sino tambi�n huesos y astas para herramientas y combustible, es decir, tambi�n consegu�a materiales. Adem�s, adquir�a pieles y tendones para fabricar sus vestidos y tiendas. Con objeto de llevar a cabo la caza de las diferentes especies existentes ten�a que desarrollar nuevos equipos, ya que no era lo mismo cazar un mamut que un bisonte, un caballo salvaje, un reno o un ciervo, de manera que tuvo que desarrollar nuevos m�todos y equipos especiales para la caza seg�n la especie.

Los h�bitos de las distintas presas animales determinaban el modo de vida del hombre y aun su situaci�n. Con frecuencia los poblados eran campamentos provisionales situados cerca de los lugares frecuentados por las distintas presas seg�n la estaci�n, lo que obligaba a que los cazadores fueran de aqu� para all� dentro de un territorio determinado. En la actualidad subsiste muy poco de sus fr�giles tiendas y abrigos, aunque se han localizado algunos grupos de chozas subterr�neas. Particularmente en algunas regiones calizas de Europa, donde existen cuevas naturales, se observa que �stas fueron empleadas como bases permanentes o refugios en el invierno.

De esta misma �poca se tienen muestras de manifestaciones art�sticas en las que se puede observar que la pr�ctica del enterramiento ceremonial de los familiares da cuenta de una creencia en otra vida despu�s de la muerte. La indicaci�n m�s significativa del desarrollo de ideas m�gicas y religiosas, se presenta en el arte del Paleol�tico Superior europeo, que se desarrolla tomando formas diversas: alto y bajorrelieves en tallas y grabados sobre herramientas, armas, cantos rodados, esculturas en hueso, astas, marfil y piedras, as� como moldeados en arcilla, y lo m�s notable de todo, tallas y pinturas en los muros y techos de profundas cuevas del centro y sur de Francia y del norte de Espa�a. Tambi�n existen evidencias de que el arco y la flecha fueron las principales armas de caza, y es caracter�stico del Mesol�tico el uso de puntas de pedernal peque�as y finas incrustaciones en mangos de madera o hueso. Las comunidades n�rdicas europeas se distinguen por el amplio uso que hicieron de la madera como materia prima y por haber introducido el hacha de carpintero.

b)La alfarer�a (cer�mica)

Pasemos ahora a ver cu�les fueron los avances en el Neol�tico. Las herramientas de los campesinos de la Europa neol�tica se limitaban a hoces, hachas y azadones que eran de pedernal u otra piedra afilada y pulimentada, arte en el cual, como ya lo mencionamos, se alcanz� gran destreza, muy especialmente en el norte de Europa. En el Neol�tico surgi� en Europa la cer�mica. Cada grupo local lleg� a tener su propio estilo de vasijas. Casi no hab�a armamento porque las productivas comunidades agr�colas de aquel periodo viv�an aisladas y eran pr�cticamente aut�rquicas; el comercio se limitaba principalmente al pedernal u otras piedras de alta calidad y ocasionalmente a art�culos de lujo. Los proveedores de pedernal y de otras piedras muy probablemente eran especialistas de la comunidad u hombres organizados por su cuenta, que obten�an alimento mediante el trueque de sus productos.

Despu�s del tallado de la piedra, la siguiente destreza (tecnolog�a, dir�amos ahora) para manejar materiales inorg�nicos fue probablemente la selecci�n y molienda de colores minerales para pigmentos, que fueron utilizados con car�cter decorativo o ceremonial, como se muestra en la pintura rupestre reproducida en la figura 3. Es muy notorio en esta �poca que la gran mayor�a de las pinturas sean representaciones de los animales que el hombre cazaba y de los cuales depend�a para su alimento y vestido. Antes del Neol�tico, en muy pocas ocasiones el hombre primitivo retrat� a sus semejantes.

Figura 3.

Por lo que toca a lo que podr�amos llamar la artesan�a dom�stica, hay que destacar los tejidos de lino, a veces de muy buena calidad; los trabajos en madera, entre los que destaca la manufactura de tazas y cuencos para uso dom�stico, as� como la construcci�n de caba�as y embarcaciones y la cester�a y los trabajos con cortezas vegetales y cuero.

LOS METALES

En la b�squeda de piedras �tiles para la fabricaci�n de sus primeras herramientas, seguramente el hombre top� con algunos terrones de cobre y de oro maleables, ya que la naturaleza suele proveerlos de esta manera.

Los objetos met�licos m�s antiguos conformados artificialmente de los que se tiene noticia son unas cuentas de cobre encontradas en el norte de Irak; se calcula como fecha probable de su manufactura entre el octavo y noveno milenio a.C. Al parecer, estas piezas son de cobre natural y fueron conformadas mediante martillo y yunque.

Tambi�n se tiene informaci�n de que en la regi�n de los Grandes Lagos en Estados Unidos los nativos utilizaron cobre natural alrededor del segundo milenio a.C. Por otra parte, existen evidencias de que el hombre manipul� compuestos met�licos con mucha anterioridad a las fechas mencionadas. La figura 4 muestra un antiqu�simo jarr�n de cer�mica decorado con �xidos met�licos. Esta pieza actualmente se encuentra en el Museo de Louvre, Par�s, y data del cuarto milenio a.C.

Figura 4.

En la actualidad podemos explicar con bastante claridad c�mo ocurri� esto. En la naturaleza, la mayor�a de los metales aparecen abundantemente s�lo en forma de compuestos minerales, tales como �xidos, carbonatos, sulfatos, etc., es decir, es muy escaso el metal puro, el que aqu� llamaremos natural.

En general, estos compuestos no poseen la maleabilidad del metal natural: son de distinta densidad y de colores m�s llamativos, por lo que indudablemente despertaron la curiosidad del hombre primitivo. En el caso particular del jarr�n de Susa que se muestra en la fig. 4 es altamente probable que haya sido elaborado con dos tipos distintos de "cer�mica", un barro normal para el cuerpo del jarr�n y algunos trozos de piedras diferentes para decorarlo, que resultaron ser �xidos met�licos que al ser sometidos al recocido de todo el jarr�n probablemente fueron fundidos o estuvieron muy cerca de serlo. Este procedimiento estar�a de acuerdo con la hip�tesis de algunos arque�logos que afirman que el proceso de fundici�n fue descubierto hacia el a�o 5 000 a.C. en alguna alfarer�a. Esta hip�tesis es muy plausible y tiene como fundamento lo siguiente:

Para separar el metal del mineral se requiere de temperaturas muy elevadas que no son f�ciles de obtener directamente al fuego, mientras que el cocido del barro en las alfarer�as se efect�a en hornos que tienen el fuego confinado, donde se alcanzan temperaturas un poco mayores que resultan ser lo suficientemente elevadas para trabajar los �xidos, aunque no lo son para fundir el cobre.

De hecho, a�n en la actualidad no es clara la manera en que el hombre empez� a servirse de los metales. Una apreciable cantidad de datos colectados por los arque�logos y que se muestran resumidos en el cuadro 1 parecen sugerir que el hombre empez� por "golpear y martillar" el oro y el cobre nativos o el hierro de los meteoritos, pero no comprendi� la utilidad y car�cter de estos nuevos materiales hasta que aprendi� a fundir y moldear algunos de ellos. Indudablemente que el paso crucial fue el descubrimiento de la fundici�n, lo cual hizo del cobre el primer metal industrial y propici� el veloz descubrimiento del plomo, la plata, el esta�o y probablemente el hierro.

El cuadro 2 presenta la evoluci�n temporal de las tres principales artes pirol�ticas, a saber: alfarer�a, metalurgia y vidrier�a, y los lugares donde es m�s probable que se hayan desarrollado.

Resulta f�cil comprender la dificultad para precisar estos hechos cronol�gicamente. Sin embargo, si se pretende establecer alg�n orden en el desarrollo que condujo al hombre a dominar lo que hoy conocemos como metalurgia, se pueden distinguir cuatro etapas:

Cuadro 1. Sitios y fechas aproximadas en las que se han encontrado metales antiguos. Una muestra de los metales con mayor antig�edad.


Sitio
Fecha aproximada a.c.
Objetos

Sialk I-III ( Irán )
4500-4000
Objetos de cobre, botones de plata
Arpachyah ( Irak )
Finales del quinto milenio
Piezas de plomo, objetos de cobre
Chagar-Bazar ( Irak )
Finales del quinto milenio
Cuentas de cobre
Mersin ( Anatolia )
Finales del quinto milenio
Objetos de cobre
Beycesultan ( Anatolia )
Finales del quinto milenio
Anillos de plata, objetos de cobre
Chagar-Bazar
ca. 3000
Cúmulos de hierro terrestre
Tell Asmar ( Irán )
ca. 2700
Espada u hojas de daga de hierro terrestre

1) Martilleo forjado en fr�o: se puede considerar una t�cnica propia de la Edad de la Piedra, que aplicada al cobre natural posibilit� la obtenci�n de piezas tales como cuentas, punzones, agujas o arillos de dimensiones peque�as.

Cuadro 2. Evoluci�n de las primeras industrias mineras que utilizaron fuego.


Alfarería
Metales
Esmaltes, pinturas y vidrios

  Anterior a 6000 a.c.

 

 

 

Ocre usado en prácticas funerarias; cuevas pintadas empleando óxidos triturados.
Hallazgos de colorete y sombra para los ojos que muestran polvo de hematita, galena y malaquita.



La alfaraería de Çatal Hüyük muestra fases de la evolución
de la alferería.
6000-5500 a.c.
Tubos de cobre Çatal Hüyük.
 

Alfarería original de Jarmo, mercaderías rojas de Sialk
usando óxido de fierro.
5000-4500 a.c.
Primer metal acumulado en Anatolia e Irán que indica el uso de cobre templado martillado.
 
Hornos cerrados en Sialk III.
Utensilios Halaf polícromos que conservan formas metálicas.


4000 a.c.
Objetos de Cast Halaf y Sialk indican fusión de cobre, fusión de plomo y plata. Gran cantidadde metal encontrado en Irán. En Badarian, Egipto, se muestran las primeras evidencias de cobre.

Vidrios de Badaria en Egipto contienen mineral aglomerado y álcalis en depósitos cerrados a temperaturas no mayores a 850°C.
Los utensilios de Ubaid muestran la utilización de altas temperaturas, primeros indicios del proceso de reducción.
3500 a.c.
Piezas de cobre fundidas dispersas en la meseta Near Eastern contienen muchas impurezas, particularmente arsénico, plomo, níquel y estaño. Objetos de hierro de meteoritos encontrados en Gerzeh. Nueva metalurgia gradualmente diseminada por Egipto, junto con otras influencias de Mesopotamia.
Escorias empiezan a sugerir la naturaleza de los vidrios.
El azul egipcio entra a la moda.



Torno de alfarero aparece para el uso en Amouq y en otra parte.


3000 a.c.
La edad de los metales inicia una gran y floreciente expansión en Mesopotamia con la aparición inicial del bronce. A partir de ahí se mantiene la fuerza industrial. Piezas fundidas de bronce-plomo de Uruk dan curso para los bronces-estaño puros de Ur. Desarrollos similares en Siria, Azerbaijan y otros lados. La plata es medio de intercambio, aparece el oro en estatuas y joyería. Bronce y plomo dominan en piezas fundidas. Herramientas de metal para cortado, excavación y moldeo son comunes en la fase Jemdet Nasr.



Cuentas de vidrio aparecen en Egipto, pronto aparecerán también en Mesopotamia.
  2500 a.c.

Piezas de vidrio, utilizando colores matálicos, empiezan a florecer en Egipto.
  2000 a.c.
El comercio en metales está diseminado en el Oriente Medio.
 

2) Recocido: la aplicaci�n moderada de calor que permite el reblandecimiento del metal a fin de facilitar su conformaci�n mediante el martilleo. Indudablemente esta t�cnica fue el antecedente directo de la fundici�n.

3) Fundici�n: fue posible cuando el hombre aprendi� a confinar el calor para que alcanzara temperaturas cada vez mayores, hasta lograr que el metal fuera "l�quido", condici�n que le impuso o le sugiri� la necesidad de darle forma una vez que se enfriara, lo que desemboc� en la cuarta y �ltima etapa.

4) Moldeo: para darle una forma espec�fica al metal ya fundido es preciso depositarlo en alg�n recipiente adecuado que lo aloje mientras se lleva a cabo el enfriamiento con la consecuente solidificaci�n del metal. Entretanto, cabe la posibilidad de utilizar el martilleo para obtener la forma deseada.

�C�mo se fueron alcanzando cada una de estas etapas? �En qu� materiales fue m�s r�pido su desarrollo? Son preguntas cuyas respuestas distan mucho de ser categ�ricas, y lo m�s que se puede hacer al respecto es continuar investigando y plantear ciertas hip�tesis l�gicas como la siguiente: una de las propiedades fundamentales para distinguir y denominar los distintos metales es sin lugar a dudas la temperatura a la cual ocurren las distintas transformaciones que los caracterizan, ya sea que se trate de separar el metal nativo del mineral, de la transformaci�n de sus �xidos u otros compuestos o de alcanzar su punto de fusi�n. Si se considera, como ya lo hemos indicado en este libro, que el paso crucial es el descubrimiento de la fundici�n, resulta l�gico suponer que la Edad del Cobre precedi� a la Edad del Hierro por algo as� como 4 000 o 5 000 a�os, ya que el cobre funde a 1 083 °C mientras que el hierro lo hace a 1 537°C.

El hombre que enfrent� primero el problema de la fundici�n no se encontr� con materiales aislados que funden a temperaturas bien definidas. Por el contrario, tuvo frente a s� a todos los materiales, y sin saberlo fue testigo de hechos como estos: a 100°C, en algunos materiales aparecen capas de �xido; las piritas y el �xido de plata empiezan a descomponerse a 330°C mientras que el esta�o y el plomo puros ya se fundieron. 500°C es la temperatura a la que recristalizan y se reblandecen el cobre y el bronce. Cuando se alcanzan 600°C, los barros de alfarer�a se endurecen, algunos de ellos presentan un acabado v�treo y algunos vidrios ya se pueden moldear a esta temperatura.

Fue as�, de manera emp�rica, como el hombre fue descubriendo materiales y estableciendo la manera de producir cambios en ellos. La importancia de muchos de estos materiales y procesos debi� pasar inadvertida hasta que alg�n hecho repetido de manera casual o premeditadamente les dio la relevancia que ahora tienen.

Tal vez el caso m�s sobresaliente corresponde al zinc, que fue utilizado largo tiempo y sin saberlo en una aleaci�n (el lat�n), mucho antes de que se le descubriera como metal.

Digno tambi�n de atenci�n resulta el esta�o, cuyos or�genes son sumamente nebulosos. Sin embargo, su importancia en el desarrollo de la humanidad llega al punto de marcar en una aleaci�n con el cobre toda una era en la historia: la Edad del Bronce.

Cabe se�alar en este punto que por aleaci�n se entiende la composici�n met�lica obtenida por la fusi�n y mezcla �ntima de dos o m�s metales. Tambi�n se consideran aleaciones a las soluciones de metaloides en metal, como el caso del carbono en el hierro para dar origen al acero.

LA EDAD DEL BRONCE

Abarc� todo el segundo milenio y parte del primero a.C. La importancia del cobre y del bronce (aleaci�n de cobre y esta�o), radica sobre todo en la reorganizaci�n b�sica de la estructura social y econ�mica que su adopci�n trajo consigo. Dada la escasez de los yacimientos de cobre y m�s a�n de los de esta�o y oro, se inici� un gran comercio de estos metales con anterioridad a la existencia de la industria del bronce, de modo que las rutas comerciales se hicieron no s�lo para transportar minerales y productos acabados sino tambi�n para un muy intenso intercambio de ideas de otro tipo. En el Neol�tico, las comunidades campesinas aisladas continuaron su g�nero de vida; en la Edad del Bronce se establecieron contactos con comunidades vecinas o alejadas. Los grupos aislados dependieron cada vez m�s del exterior para equiparse, y de organizaciones sociales poderosas para su seguridad. Nuevas zonas adquirieron importancia, ya fuera porque pose�an los minerales b�sicos, o bien por su excelente situaci�n en las rutas de comercio. Consecuentemente, sus pobladores se enriquecieron, y debido al monopolio del suministro y distribuci�n de los metales se hicieron pol�ticamente fuertes. La conservaci�n de su poder fue debido en gran parte a las armas met�licas que pose�an. Al mismo tiempo, la sociedad se fue dividiendo en clases, destac�ndose la casta guerrera, en cuyas manos estaba la autoridad pol�tica.

Simult�neamente, las civilizaciones del Cercano Oriente hab�an desarrollado el arte de trabajar los metales, de modo que �ste fue introducido en Europa donde las culturas minoica y mic�nica de Creta y Grecia dieron gran impulso al desarrollo de la industria. �sta se bas� en el cobre, el oro y el esta�o procedentes de Irlanda, norte y suroeste de Britania, Breta�a, noroeste de Espa�a, Bohemia, Hungr�a, este de los Alpes y norte de Italia. Por otra parte, se comerciaba con el preciado �mbar, por rutas que, desde Jutlandia, ascend�an por los r�os Elba y Saale hasta la Europa central, el paso Brennero y bajaban por el r�o Po hasta el Adri�tico. As� se constituy� el eje de una complicada red comercial que iba de Irlanda al Mediterr�neo y de Espa�a a Escandinavia.

De esta manera surgi� la primera comunidad de artesanos del bronce, altamente desarrollada y, podr�a decirse, de car�cter internacional. En esta comunidad, el secreto de manejar el bronce pasaba de generaci�n en generaci�n. Al mismo tiempo, se desarrollaron m�todos de miner�a, aleaci�n y fundido, conocimientos que se extendieron muy r�pidamente.

En el inicio de la Edad del Bronce los materiales se emplearon, m�s que en los utensilios de valor econ�mico directo, en la fabricaci�n de puntas de lanza, dagas y espadas cortas, hachas que probablemente eran a la vez armas y objetos de culto y herramientas, as� como en la confecci�n de ornamentos personales.

Por lo que toca a la construcci�n, el monumento m�s impresionante de esta �poca es el extraordinario santuario de Stonehenge, consagrado al Sol. La habilidad mostrada en su construcci�n confirma que hubo contactos entre los ricos jefes guerreros de Wessex (Inglaterra) y la Grecia mic�nica. La idea de templos abiertos procede, sin embargo, de las tradiciones aut�ctonas de finales del Neol�tico, mientras que los relieves de hachas en las piedras Stonehenge son un eslab�n con Escandinavia, donde se encuentran representaciones similares y el ritual de las hachas asociado con otras formas de simbolismo solar. La creencia de que el Sol recorr�a el cielo en una lancha o en un carro tirado por caballos se haya reflejada en los grabados de las rocas y en los modelos rituales, aunque no hay indicaci�n de que los objetos de estos cultos fueran considerados dioses con cualidades o formas humanas. El oro y el �mbar, que desempe�aron un papel tan importante en el comercio de la Edad del Bronce, quiz� debieron su popularidad a las propiedades religiosas o m�gicas que los hombres les atribu�an. Aqu� cabe recordar que el �mbar frotado con piel de gato fue el origen de lo que ahora conocemos como electricidad.

La ca�da de la Grecia mic�nica y la adopci�n del hierro en substituci�n del bronce en el Mediterr�neo oriental, hacia el a�o 1000 a.C., origin� la decadencia de las viejas rutas comerciales y el colapso de los mercados. Su producci�n se limit� ahora a atender el consumo local, y por primera vez hubo metal en abundancia para la fabricaci�n de utensilios dom�sticos, herramientas para artesan�as y utensilios para la agricultura (Figura 5).

Figura 5.

Al mismo tiempo, se adopt� un sistema m�s avanzado de agricultura sedentaria, basado en el arado y en el cultivo intensivo de tierras acotadas. Con esto se sentaron las bases de la agricultura para los siglos posteriores. Con los nuevos materiales, los veh�culos de rueda fueron mejorados y se utiliz� el caballo para los viajes y los transportes. Asimismo, apareci� la espada larga cortante, que vino a revolucionar el arte de la guerra. Las marcadas divisiones sociales de la Edad del Bronce casi desaparecieron y la mayor riqueza estuvo mejor distribuida entre todos. Tambi�n se introdujo un nuevo rito funerario en forma de cremaci�n con cementerios y urnas, en los cuales sol�a haber hasta 300 o 400 sepulturas, sin duda pertenecientes a aldeas enteras. De ah� que a estas culturas se les llam� culturas de las urnas. Fueron ellas las que dominaron el �ltimo periodo de la Edad del Bronce en Europa, que va desde el a�o 1000 hasta el 600 a.C.

Esta fue una �poca de emigraciones masivas causadas fundamentalmente por dos factores: la expansi�n territorial de los pueblos de las urnas y un ansia creciente de nuevas tierras.

La gran mayor�a de estos desplazamientos fueron debidos, sin duda, al grupo de las urnas, que se situaba al norte de los Alpes y alcanz� gran preminencia durante el siglo VII a.C., gracias a que introdujeron la manufactura del hierro as� como a la llegada de una poderosa aristocracia de pr�ncipes guerreros procedentes del este. El hierro, a diferencia de los metales anteriores, repercuti� inmediatamente en la econom�a rural. En comparaci�n con las minas de cobre y de esta�o, los yacimientos de hierro eran sumamente abundantes y f�ciles de explotar. Por otra parte, el proceso de forja del hierro no requer�a la t�cnica especializada de la fundici�n del bronce, as� que cada comunidad pudo tener sus herrer�as locales, cuyos productos eran tan baratos que estaban pr�cticamente al alcance de todas las clases sociales tanto para uso industrial como dom�stico. La agricultura se benefici� grandemente con el nuevo metal, ya que era de gran utilidad para rejas de arados, hoces, guada�as y podadoras que se utilizaban para la siega de cereales y forrajes para el ganado. Igualmente se hizo posible la fabricaci�n de gran variedad de herramientas nuevas para carpinter�a y carreter�a.

La cultura de Hallstatt de la Edad del Hierro surgi� de la fusi�n de los pueblos de las urnas transalpinos con la casta guerrera inmigrante. A esta cultura debemos la aparici�n de la historia escrita, pues se trata de los celtas citados por Herodoto y los escritores griegos y romanos posteriores. Gracias a estos autores estamos al tanto de los aspectos materiales y econ�micos de la vida de aquel pueblo, conocemos su lenguaje, sus instituciones sociales y sus ideas religiosas. Los celtas constituyeron la primera verdadera naci�n de la prehistoria europea; se compon�an de gran variedad de tribus unidas por un lenguaje, una estructura social y una tradici�n comunes.

Los grupos de Hallstatt empezaron a ejercer un dominio en una zona muy extensa de Europa durante los siglos VII y VI a.C., y finalmente ocuparon buena parte de Alemania, los Pa�ses Bajos y la Britania Meridional, dirigi�ndose por el sur de Francia hasta Espa�a. Su econom�a se bas� principalmente en la agricultura sedentaria. En las tumbas de los jefes guerreros Hallstatt, se dejaba junto al muerto un carro de cuatro ruedas muy engalanado y toda clase de armas, vasijas de cer�mica, alimentos e incluso art�culos ex�ticos que demuestran el alcance de sus tratos comerciales.

LOS POL�MEROS

Prote�nas, celulosa y almid�n son materiales que han estado con el hombre desde siempre, as� como en �rboles, arbustos y plantas de todo tipo han estado las resinas y la lignina. A pesar de ello el hombre no cobr� conciencia de su importancia y tal vez ni siquiera de su existencia, sino hasta hace menos de un siglo. Por esta raz�n, estos compuestos no fueron protagonistas centrales de esa �poca de empirismo de los materiales.

Todo parece indicar que estos materiales fueron descubiertos por el hombre cuando �ste ya habitaba Am�rica. A nuestro continente le correspondi� ser el escenario de la aparici�n de los pol�meros.

Se tiene informaci�n de que durante su segundo viaje a Am�rica, Crist�bal Col�n qued� maravillado al ver que los nativos jugaban con una bola negra cuya elasticidad era realmente notoria. Los nativos se refer�an a este material con un vocablo parecido a "koo-choo", que se transform� en "caucho", nombre que hasta la fecha se usa en varios pa�ses de habla hispana a excepci�n de M�xico, donde lo denominamos hule, de la voz nahua ulli, de donde proviene tambi�n el nombre que se ha dado a la cultura olmeca, voz que significa "habitante del pa�s del hule".

En M�xico, adem�s de la planta Castilla elastica Cerv. —la usada por los antiguos mexicanos—, existe un arbusto que produce hule de muy buena calidad: el guayule.

Este material, cuyas caracter�sticas m�s notables son la impermeabilidad y la elasticidad, es producido por m�s de 1 000 plantas distintas. Las principales de ellas son la Hevea brasiliensis, que abunda en el valle del Amazonas (Brasil); el guayule que ya mencionamos; el llamado �rbol de la goma en la India, que es una especie de higuera, y otros �rboles y enredaderas del �frica. A partir de 1875 existieron plant�os de Hevea en Ceil�n, M�laga, Sumatra, Java e Indochina.

El hule se obtiene del l�tex que segregan estas plantas al hervir su corteza. Este l�tex contiene diminutas part�culas que van creciendo bajo la acci�n del calor. �ste es propiamente el hule.

Este cap�tulo distar�a a�n m�s de ser completo si se omitiera uno de los materiales m�s antiguos y m�s bellos que vino a satisfacer una de las demandas m�s perentorias de la humanidad y que a�n en nuestros d�as goza de especial aprecio. El material que ha requerido tanto pre�mbulo para su presentaci�n es la seda. Cuenta la leyenda, ignoro si se conoce la historia, que en el siglo XXVI a.C. la princesa Liu-Tsu, que al casarse con el emperador Huang-Ti tom� el nombre de Si-Ling-Chi, ide� tejer las hebras que hilaban en sus capullos los gusanos de seda.

Por mucho tiempo esta "tecnolog�a" permaneci� en poder exclusivo de China, de donde pas� a India, Persia y Jap�n. Posteriormente se conoci� en Roma y lleg� a Grecia con anterioridad a Alejandro Magno. El cultivo del gusano de seda lleg� a Espa�a en el siglo VIII, a Sicilia y a N�poles en el siglo XII y a Francia en el siglo XVII. Se han hecho muchas tentativas para criar gusanos de seda en otras zonas de Europa y Am�rica, pero sin mayor �xito.

En esta revisi�n somera que hemos hecho del concepto de material y su evoluci�n a trav�s del tiempo queda, entre otras cosas, plenamente justificado el no haber dado una definici�n precisa de lo que es un material, ya que, como hemos visto, todos tenemos una idea intuitiva de lo que esto es.

InicioAnteriorPrevioSiguiente