UN RELOJ DE CONCHAS
Lyell no se limit� a la descripci�n de los aspectos meramente f�sicos de los fen�menos geol�gicos que estudiaba; muy por el contrario, su inter�s siempre cubri�, en forma generalmente pionera, aspectos relacionados con los organismos que aparec�an y desaparec�an de los estratos geol�gicos en los que hac�a sus estudios. En su tercer volumen de los Principios, publicado en 1833, dedica atenci�n a estos aspectos y, bas�ndose en sus prolijas observaciones, particularmente de organismos marinos, Lyell propuso escalas temporales geol�gicas que a�n se respetan.
El m�todo que Lyell us� para determinar las edades y las posiciones relativas de los estratos del Terciario, es decir de hace unos 60 millones de a�os, resulta fascinante. Stephen J. Gould, un famoso paleont�logo moderno (adem�s de excelente divulgador de la ciencia), que trabaja en el Museo de Zoolog�a Comparada de Harvard, usa un ejemplo brillante para describir c�mo Lyell pudo calcular la edad relativa de organismos de los que desconoc�a su momento de origen en la historia de la Tierra. Imaginemos que tenemos una bolsa en la que caben solamente mil frijoles; cada frijol, que representa a una especie animal o vegetal, es diferente de los dem�s por una marca especial (digamos una firma distinta). Adem�s, a�adimos frijoles a la bolsa, a una tasa constante (por ejemplo de un frijol nuevo cada dos minutos), lo que implica necesariamente que tenga que salir un frijol, en forma aleatoria (al azar), de la bolsa cada dos minutos para mantener el n�mero constante de mil. Podemos distinguir cada frijol como diferente de los dem�s, pero no su "edad", es decir, el momento en que entr� a la bolsa.
Si hacemos un experimento que consiste en seguir el proceso anterior de reposici�n de frijoles por dos o tres d�as, habr� un remplazo de frijoles originales por nuevos cada dos minutos, de manera que, por simple probabilidad, existir�n muchos menos de los frijoles originales que de los nuevos. Supongamos que el �ltimo d�a del experimento sacamos, a intervalos de seis horas, cuatro fotograf�as del contenido de la bolsa que permitan observar todos los frijoles presentes. Supongamos que olvidamos marcar en cada negativo fotogr�fico la hora a la que se obtuvo y que �stos se revuelven. Nos enfrentamos entonces a un problema: �c�mo ordenar las cuatro fotograf�as en la secuencia en que fueron tomadas? Para resolver el problema se nos permite ver el contenido de la bolsa al final del experimento, esto es, observar los frijoles presentes seis horas despu�s de que la �ltima fotograf�a fue tomada.
Consideremos que durante el �ltimo d�a del experimento se introdujeron 720 nuevos frijoles a la bolsa, al ritmo de uno cada dos minutos, y que otros tantos debieron ser extra�dos aleatoriamente de ella. Al abrir la bolsa al final del �ltimo d�a, la mayor�a de los frijoles que contiene habr�n sido a�adidos durante ese mismo d�a (aunque no queden todos los 720, ya que algunos pudieron haber sido sacados de la bolsa por efecto del azar). Seg�n las reglas del experimento, no hay forma de saber la "edad" de los frijoles; sin embargo, si comparamos cada una de las cuatro fotos (cuya "edad" o momento en que fueron tomadas tambi�n desconocemos) con la mezcla de frijoles que se encuentra en la bolsa al final del experimento, podremos saber cu�les fotos poseen un mayor n�mero de frijoles iguales a los de la bolsa. En consecuencia, simplemente guiados por la proporci�n de frijoles iguales entre las fotos y la bolsa sabremos la edad de las primeras: las fotos m�s recientes compartir�n un n�mero mayor de los frijoles que habr�a al t�rmino del d�a en la bolsa; las fotos m�s viejas tendr�n una mayor proporci�n de los frijoles originales y, consecuentemente, se parecer�n menos a la composici�n final de frijoles en la bolsa.
Lyell calcul� la edad de la �poca Terciaria por un sistema muy similar al anterior, y desarroll� con ello lo que podr�amos describir como la paleontolog�a estad�stica, la cual revolucionaba por completo cualquier metodolog�a y forma de pensar acerca del an�lisis del tiempo geol�gico en la �poca. Usando conchas de moluscos vivos, Lyell compar� su similitud con las conchas f�siles que encontr� en diferentes estratos geol�gicos. Recurri� al uso de las conchas de moluscos por las sencillas razones de que eran abundantes en las rocas que estudiaba, que se conservaban en muy buen estado para reconocerlas y que, en adici�n, contaba con la ayuda especializada de un tax�nomo que pod�a reconocer precisamente las diferentes especies de moluscos. As�, Lyell dividi� el Terciario en cuatro etapas (como si fuesen las cuatro fotograf�as de nuestro experimento), en funci�n de la proporci�n de conchas de moluscos vivientes representados en los estratos: el Eoceno, de hace 55 millones a 38 millones de a�os, conten�a alrededor de 3% de las especies vivas; el Mioceno, de hace 27 millones a 12 millones de a�os, representaba alrededor de 20%; el Plioceno inferior, de hace 12 millones a 6 millones de a�os, conten�a entre 30 y 50%, y el Plioceno superior, de hace 6 millones a 3 millones de a�os, inclu�a cerca de 90% de las especies vivas. Obviamente, Lyell estaba estudiando los estratos geol�gicos m�s j�venes de la historia de la Tierra, que abarcan desde la extinci�n masiva de los dinosaurios hasta la aparici�n de los primeros hom�nidos. Para completar la descripci�n de estas �pocas, Lyell conform� una tabla ilustrada que conten�a conchas f�siles, t�picas de cada �poca.
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Moluscos del Mioceno usados por Lyell para determinar el Terciario.
Lyell fue siempre muy cauto respecto a su m�todo de fechamiento y evit� darle a las divisiones del tiempo geol�gico demasiada importancia, ya que las consideraba divisiones artificiales, inventadas por los ge�logos con fines netamente pragm�ticos, por lo que no representan en forma alguna interrupciones n�tidas y bien definidas en la continua historia del mundo org�nico.
Durante uno de sus viajes a Estados Unidos, Lyell calcul� la tasa de recesi�n de las Cataratas del Ni�gara, es decir la velocidad a la que se desgasta la cresta por donde cae el agua, e hizo estudios pioneros en los estados de Virginia y Mississippi acerca de los procesos de transformaci�n de carb�n vegetal y materia org�nica en combustibles f�siles (carb�n y petr�leo).
7 Stephen Jay Gould, Time's Arrow, Time's Cycle, Cambridge, Harvard University Press, 1987.