UN PLANETA DEMASIADO JOVEN

Otra objeci�n que encontraba Darwin, y que ciertamente le hubiese gustado resolver, se refer�a a la edad de la Tierra. Las ideas que �l ten�a sobre el cambio gradual de los organismos a partir de los m�s sencillos requer�an tiempos mucho mayores que la edad que entonces se asignaba a la Tierra y que coment� al inicio de este libro. Usando datos acerca de las velocidades de sedimentaci�n y el grosor de las rocas sedimentarias, as� como de la concentraci�n salina del mar o de la p�rdida del calor solar, Darwin y algunos otros ge�logos y naturalistas de ese tiempo calcularon que la edad de la Tierra deb�a ser de unos 400 millones de a�os. "Recordemos —dec�a Darwin— el argumento de Lyell respecto a que el grosor y la extensi�n de las formaciones sedimentarias son a la vez una medida y un resultado de la degradaci�n que la corteza terrestre ha sufrido en alg�n otro lugar. �Qu� gran degradaci�n implican los dep�sitos sedimentarios existentes en todos los pa�ses! " Sin embargo, incluso esta nueva dimensi�n temporal resultaba inadecuada para que Darwin pudiese explicar satisfactoriamente el proceso evolutivo sobre la Tierra. �l mismo lo reconoce al declarar: "He hecho los comentarios [c�lculos] anteriores porque es muy importante que tengamos alguna noci�n, no importa qu� tan imperfecta sea, del paso del tiempo. Durante much�simos a�os, en el mundo entero, la tierra y el mar han estado habitados por incontables formas vivientes. �Qu� n�mero infinito de generaciones, que la mente no alcanza a concebir, deben de haberse sucedido las unas a las otras en el largo transcurso de los a�os! �Volvamos ahora nuestra mirada al m�s rico de nuestros museos geol�gicos y contemplemos lo miserable de nuestro conocimiento!".

En este sentido, Darwin menciona en el referido cap�tulo IX de El origen: "El que lea la gran obra de Sir Charles Lyell sobre los Principios de geolog�a, al cual los futuros historiadores reconocer�n como el precursor de una revoluci�n en las ciencias naturales, y no acepte lo incomprensiblemente vasto de los pasados periodos de tiempo, mejor cierre de inmediato este volumen".


Era Periodo (Época) Algunos acontecimientos principales


Actualidad

   
(Holoceno)
 
  Cuaternario
— 10 000 —
  Numerosas extinciones de grandes mamíferos
   
(Pleistoceno)
  Edad de Hielo
 
2 500 000

   
(Plioceno)
 
Cenozoico  
— 6 000 000 —
  Primeros homínidos (familia humana)
   
(Mioceno)
 
  Terciario
— 26 000 000 —
 
   
(Oligoceno)
  Modernización y especialización creciente de los mamíferos
   
— 38 000 000—
 
   
(Eoceno)
 
   
— 55 000 000—
 
   
(Paleoceno)
  Gran expansión de los mamíferos primitivos y arcaicos
 
65 000 000

  Cretácico     Extinción de los dinosaurios; aparición de los primeros primates y otros muchos animales. Expansión de las plantas con flores.
Mesozoico
135 000 000

 
  Jurásico     Primeras aves
 
190 000 000

Primeros mamíferos
  Triásico     Primeros dinosaurios
 
225 000 000

  Pérmico     Numerosas extinciones de invertebrados
 
280 000 000

 
  Carbonífero     Primeros reptiles
 
345 000 000

 
Paleozoico Devónico     Primeros anfibios; expansión de los peces
 
395 000 000

Primeros bosques
  Silúrico     Primeros animales de respiración aérea
 
430 000 000

Primeras plantas terrestres
  Ordovícico    
 
500 000 000

Primeros vertebrabos
  Cámbrico     Gran expansión de los invertebrados marinos
 
570 000 000

Precámbrico
700 000 000

Primeros animales
 
3 400 000 000

Quizá bacterias y algas verdes; quizá primeros organismos

4 600 000 000

Origen de la tierra

Es claro que ni Darwin ni otros naturalistas hubiesen podido concebir tal escenario geol�gico si no hubieran sido influidos y convencidos por las ideas uniformitarias propuestas por Lyell. Es imposible tambi�n que Darwin hubiese concebido el lento pero constante proceso de la selecci�n natural fuera del marco conceptual de la permanente acci�n de las fuerzas de cambio geol�gico que pod�a estudiar en el presente. Esto queda expl�cito en las mismas palabras de Darwin: "Aquel que rechace los puntos de vista sobre la naturaleza del registro geol�gico deber�a rechazar de una vez mi teor�a en su totalidad".

 

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