II. LA ESTRUCTURA DE LOS VIRUS
E
L �CIDO
nucleico de un virus contiene la informaci�n espec�fica y el potencial operacional para modificar la maquinaria de la c�lula infectada y para dirigirla hacia la producci�n espec�fica de los componentes de las nuevas part�culas virales.Los �cidos nucleicos son macromol�culas constituidas por cadenas de nucle�tidos, los cuales a su vez est�n constituidos por una base nitrogenada asociada a un az�car del grupo de las pentosas y a uno o m�s grupos de fosfatos. La base nitrogenada puede derivarse de la purina o de la pirimidina. Las dos bases p�ricas m�s importantes son la adenina y la guanina. Las tres bases pirim�dicas m�s importantes son la citosina, el uracilo y la timina (figura 1.6). En un ribonucle�tido el az�car presente es la ribosa, mientras que en un desoxirribonucle�tido el az�car presente es la desoxirribosa. Los nucle�sidos son an�logos a los nucle�tidos, pero carecen de grupos fosfato (figura I.7)
Figura II.1a. Segmentos de una cadena de desoxirribonucle�tidos o
ADN
(a la izquierda) y de una cadena de ribonucle�tidos oARN
(a la derecha). Las notaciones condensadas son ilustradas junto a cada polinucle�tido.
Figura II.1b. Formas de representaci�n esquem�tica del
ADN
. (a) Esquema que muestra la polaridad de las cadenas de desoxirribonucle�tidos y el apareamiento de bases. (b) Esquema que muestra la estructura en doble h�lice y los par�metros helicoidales de la mol�cula.
Los �cidos nucleicos pueden existir en forma de cadena sencilla o de cadena doble. Las bases nitrogenadas presentes en una cadena pueden aparearse con las bases de la cadena opuesta por medio de un tipo de enlace qu�mico conocido como puente de hidr�geno. Las caracter�sticas qu�micas y estructurales de las bases nitrogenadas hacen que el apareamiento ocurra entre la guanina y la citosina, y entre la adenina y la timina o el uracilo. Generalmente, el �cido ribonucleico (
ARN
) es de cadena sencilla, aunque tambi�n puede existir en forma de cadena doble. Las bases normalmente presentes en el ARN son la adenina, la citosina, la guanina y el uracilo. El �cido desoxirribonucleico por lo general existe en forma de cadena doble formando la famosa estructura en doble h�lice. Normalmente elADN
contiene las bases adenina, guanina, citosina y timina (figuras II. (a) y (b)).Los �cidos nucleicos de cadena doble, como el
ADN
, pueden ser desnaturalizados, o sea, sus cadenas pueden ser separadas por medio de un tratamiento con �lcali o por medio de elevar la temperatura, pues los puentes de hidr�geno son rotos por calor y el pH elevado (alcalino). Si una mol�cula deADN
es sometida a desnaturalizaci�n t�rmica, las cadenas complementarias tienden a separarse conforme se eleva la temperatura. Sin embargo, estas cadenas tender�n a aparearse de nuevo tan pronto la temperatura desciende a 25°C o menos. Cuando se a�ade a esta mezcla de reacci�n una mol�cula deARN
, cuya secuencia es complementaria a cualquiera de las cadenas delADN
desnaturalizado, es posible obtener h�bridosADN
-ARN
.Cuando las macromol�culas del tipo del
ARN
y elADN
son sometidas a centrifugaci�n en presencia de una soluci�n concentrada de sales pesadas como el cloruro de cesio (CsCl), las fuerzas opuestas de sedimentaci�n y difusi�n producen un gradiente de concentraci�n de la sal, generando un aumento continuo de la densidad en direcci�n de la fuerza centr�fuga. Las macromol�culas presentes en semejante gradiente son impulsadas por la fuerza centr�fuga hasta la regi�n donde la densidad de la soluci�n salina es igual a la densidad de flotaci�n caracter�stica de cada tipo de macromol�cula.Cuando existen varias especies de macromol�culas dentro del gradiente, cada especie formar� una estrecha banda en la posici�n donde la densidad del CsCl es igual a la densidad de flotaci�n de la especie molecular en cuesti�n. Las cinco posibles clases de �cido nucleico:ADN
de cadena doble,ADN
de cadena sencilla,ARN
de cadena sencilla,ARN
de cadena doble, h�bridosADN
-ARN
, pueden ser separadas por medio de centrifugaci�n en gradientes de CsCI. Por otra parte, es posible introducir marcadores de densidad en los �cidos nucleicos, haciendo crecer la fuente del �cido nucleico (virus, bacteria, c�lula, etc.) en un medio que contenga is�topos pesados de alg�n elemento que puede ser incorporado en la estructura de los �cidos nucleicos (15N, 18O, 2H), o an�logos de las bases nitrogenadas como el 5.bromouracilo, cuyo peso molecular es mayor que el de la timina normalmente presente en elADN
. De esta manera, el nuevo �cido nucleico tiene una densidad de flotaci�n mayor que la del �cido nucleico normal equivalente, y esta caracter�stica puede ser de gran utilidad cuando se desea establecer el destino final de una macrom�cula en particular.Existen cuatro posibles tipos de �cido nucleico viral:
ADN
de cadena sencilla,ADN
de cadena doble,ARN
de cadena sencilla yARN
de cadena doble. Virus que contienen cualquiera de estos tipos de �cido nucleico pueden ser encontrados tanto entre los fagos como entre los virus que infectan a plantas o animales. ElADN
de algunos bacteri�fagos se caracteriza por contener bases raras que substituyen alguna o algunas de las bases normalmente presentes en elADN
. Por ejemplo, el fago PBSl tiene uracilo (normalmente presente en elARN
) en lugar de timina mientras que los fagos T2, T4 y T6 tienen en suADN
hidroximetilcitosina en lugar de citosina. La presencia de estas bases raras permite distinguir con relativa facilidad entre el �cido nucleico viral y aquel correspondiente a la c�lula hospedera.
Figura II.2. Formaci�n de d�meros y c�rculos de
ADN
del fago despu�s de una incubaci�n bajo condiciones que favorecen la circulaci�n delADN
. En la figura se muestran las secuencias de bases que constituyen los extremos o t�rminos pegajosos.
El
ADN
de cadena doble presente en algunos virus (como el fago l), se caractenza por tener segmentos de cadena sencilla en ambos extremos de la mol�cula. Debido a que son complementarias las secuencias de nucle�tidos presentes en ambos extremos, resulta posible que entren en contacto para formar puentes de hidr�geno dando origen a mol�culas circulares deADN
o a d�meros formados por dos mol�culas longitudinales deADN
unidas por sus extremos (figura II.2.). Estos extremos de cadena sencilla presentes en una mol�cula de �cido nucleico que por lo dem�s es de cadena doble, son denominados como extremos pegajosos o cohesivos.Cuando es desnaturalizado el
ADN
de algunos virus, como los adenovirus, se observa que cada una de las cadenas deADN
es capaz de formar un c�rculo por separado. Esto implica que son complementarias las secuencias de nucle�tidos presentes en ambos extremos de cada cadena y por lo tanto deben tener la misma secuencia, pero repetida en sentido inverso (figura 11.3.). A este tipo de secuencias se les conoce como repeticiones invertidas. Algunos virus contienen �cido nucleico que est� circularizado en forma natural. Este tipo de �cido nucleico es insensible a la acci�n degradante de enzimas como la exonucleasa III, que tienen la capacidad de digerir mol�culas de �cido nucleico que poseen un extremo libre, lo cual no ocurre en las mol�culas circulares.El
ADN
naturalmente circular puede ser de cadena sencilla como en el fago ØXI74, o de cadena doble, como en el virus SV4O. Existe evidencia de que algunos virusARN
que producen infecciones en vegetales como el limonero y la papa contienen mol�culas circulares deARN
.La secuencia de los nucle�tidos presentes en las cadenas o bandas de los �cidos nucleicos constituye la base del c�digo gen�tico. Cada cod�n (o letra del c�digo) es definido por una tripleta de nucle�tidos que, a trav�s del proceso conocido como traducci�n es interpretada como una letra que corresponde a uno de los veinte amino�cidos diferentes que constituyen las prote�nas. En t�rminos generales, la secuencia de codones que constituyen un gene codifican la secuencia de amino�cidos que constituyen una prote�na en particular.
FIGURA II.3. Las secuencias de nucle�tidos que corresponden a repeticiones invertidas permiten que se formen regiones de cadena doble debidas a reasociaci�n intramolecular. Cuando las repeticiones se encuentran muy pr�ximas entre s�, se forma una horquilla doble con extremo de cadena sencilla. La �ltima columna en el diagrama muestra la apariencia de estas estructuras producidas por la reasocaci�n de las repeticiones invertidas, cuando son observadas al microscopio electr�nico: las regiones de cadena doble se distinguen por su mayor grosor
En los �ltimos diez a�os se han desarrollado una variedad de t�cnicas y m�todos que permiten determinar la secuencia de nucle�tidos en cualquier tipo de �cido nucleico. La primera secuencia completa de un
ARN
viral fue determinada en el fago MS2 por el grupo de Walter Fiers en 1976. En 1977, Fred Sanger y colaboradores publicaron la secuencia completa del genoma del fagoØXl74, constituido porADN
de cadena sencilla. Posteriormente, muchos otros genomas virales de mayor tama�o y complejidad han sido secuenciados en parte o en su totalidad. Una vez que se conoce la secuencia del genoma viral es posible establecer la forma como est�n organizados los genes presentes en el �cido nucleico. Los avances de la biolog�a molecular han permitido determinar la naturaleza de las secuencias de nucle�tidos que act�an como signos de puntuaci�n en la lectura de la informaci�n gen�tica. Normalmente en los genomas de bacterias, plantas y animales cada gene abarca uno o varios segmentos del �cido nucleico, estos segmentos est�n separados de los segmentos correspondientes a los genes adyacentes. En el caso de los virus, los genomas virales resultan ser muy peque�os cuando se les compara con los genomas de las bacterias m�s simples; esto implica que los virus tienen una capacidad muy limitada para contener informaci�n gen�tica. Sin embargo, algunos virus han desarrollado estrategias para obtener una m�xima capacidad de almacenamiento de la informaci�n gen�tica. Una de estas estrategias consiste en la traslapaci�n de genes, de manera que un segmento del �cido nucleico puede contener la secuencia de nucle�tidos correspondiente a la totalidad del gene A y a la vez contener la secuencia inicial correspondiente al gene B, mismo que se contin�a en otra regi�n del �cido nucleico posterior al t�rmino del gene A. La otra estrategia consiste en la superposici�n de genes, de manera que el segmento del �cido nucleico que corresponde al gene C incluye tambi�n al gene D que codifica una prote�na m�s peque�a que la codificada por el gene C. Esta multiplicidad de marcos de lectura caracter�stica de algunos genomas virales implica la necesidad de una compleja regulaci�n y coordinaci�n de la expresi�n gen�tica en esos virus (figura II.4.).
Figura II.4. Mapa gen�tico del
ADN
del virus SV40 que contiene 5 243 pares de bases. La regi�n temprana (transcrita en el sentido opuesto de las manecillas del reloj) es ilustrada en gris, y la regi�n tard�a (transcrita en el sentido de las manecillas del reloj) es ilustrada en negro. El origen de replicaci�n es marcado Ori.
b) LA FUNCI�N PROTECTORA Y MORFOL�GICA DE LAS PROTE�NAS VIRALES
El an�lisis de part�culas virales purificadas muestra que con tienen entre 50 y 90% de prote�na. Si consideramos que los �cidos nucleicos en soluci�n son susceptibles de ser f�cilmente fragmentados o degradados, podemos asumir que el componente proteico de los virus tiene fundamentalmente un papel protector.
Una tripleta de nucle�tidos (cod�n) tiene un peso molecular promedio de alrededor de 1000 daltones y s�lo codifica un amino�cido cuyo peso molecular promedio es de aproximadamente 100 daltones. Por lo tanto, un �cido nucleico puede especificar cuando mucho una d�cima parte de su peso molecular en prote�na. Con mucha frecuencia los virus contienen m�s de un 50% de su peso en forma de prote�na; esto sugiere que deben estar presentes varias copias de una misma prote�na de bajo peso molecular, ya que se requiere de menos material gen�tico para especificar un solo tipo de mol�cula de prote�na la cual puede ser usada como subunidad para construir la cubierta del virus. Sin embargo, no es esencial que la cubierta del virus est� formada por subunidades id�nticas, siempre y cuando los pesos moleculares combinados de los diferentes tipos de subunidades sean suficientemente peque�os en relaci�n con el peso molecular de la mol�cula del �cido nucleico viral. La construcci�n de las part�culas virales a partir de subunidades estructurales incrementa la estabilidad gen�tica del propio virus, ya que al reducirse el tama�o de las subunidades estructurales se reduce la posibilidad de que ocurran mutaciones nocivas en el gene que codifica dicha subunidad.
El fen�meno de autoensamble es particularmente relevante para los virus y otros sistemas biol�gicos debido a sus atributos de econom�a y eficiencia. Por ejemplo, en la industria de la construcci�n ha sido posible abatir los costos e incrementar la eficiencia utilizando unidades prefabricadas que a su vez son ensambladas en forma r�pida y barata en el sitio de construcci�n. Esto involucra dos procesos: la fabricaci�n de unidades b�sicas y el ensamble de las mismas para formar edificaciones complejas. En el caso de los sistemas biol�gicos, la fabricaci�n de unidades es an�loga a la s�ntesis de mol�culas de prote�na a partir de amino�cidos. Esta s�ntesis depende de las instrucciones contenidas en la secuencia de nucle�tidos presentes en los �cidos nucleicos. El proceso de ensamble es independiente de instrucciones externas ya que la informaci�n necesaria para construir los complejos moleculares est� incluida dentro de los propios componentes individuales. El mecanismo de autoensamble tiene la ventaja de que puede ser controlado en cada nivel de organizaci�n. Por ejemplo, las subunidades defectuosas son eliminadas autom�ticamente durante el proceso de ensamble, de manera que estructuras complejas son construidas con exactitud y eficiencia. En el caso particular de los virus, las mol�culas de prote�na que constituyen las subunidades de la c�pside interaccionan con la cadena o cadenas del �cido nucleico viral para formar una part�cula viral. El proceso depende de la formaci�n de enlaces entre las subunidades y al igual que en el proceso de cristalizaci�n, la regularidad de la estructura final es consecuencia de factores termodin�micos que obligan a formar un m�ximo n�mero de uniones no covalentes entre las subunidades. Sin embargo, en un cristal todas las mol�culas se encuentran en ambientes similares, mientras que tal situaci�n rara vez ocurre en el caso de estructuras hechas a partir de subunidades de prote�na. Una prote�na es una macromol�cula compuesta por una variedad de mol�culas individuales denominadas amino�cidos. Los amino�cidos se encuentran unidos por enlaces qu�micos conocidos como uniones o enlaces pept�dicos; por lo tanto, toda prote�na puede ser considerada como una cadena polipept�dica, la cual tendr� una conformaci�n espacial o estructura terciaria que depende directamente de la composici�n de los amino�cidos presentes en dicha prote�na. Debido a su composici�n qu�mica; los amino�cidos se dividen en neutros, hidrof�bicos e hidrof�licos. As�, cuando una prote�na se encuentra rodeada completamente por un medio acuoso, los grupos hidrof�bicos tienden a juntarse en el interior de la mol�cula de prote�na, mientras que los grupos hidrof�licos tienden a permanecer en la superficie de la mol�cula, haciendo contacto con el medio. Estas interacciones determinan la conformaci�n espacial de la prote�na.
En el caso del virus del mosaico del tabaco (VMT), una prote�na compuesta por 158 amino�cidos constituye la subunidad b�sica a partir de la cual se construye la c�pside del virus. En dicha prote�na cuando menos la mitad de los amino�cidos presentes en el interior de la macromol�cula son de tipo hidrof�bico, mientras que en la superficie de la misma hay tan s�lo cuatro grupos hidrof�bicos en un segmento constituido por 24 residuos de amino�cidos. Por lo tanto, se puede decir que los mismos principios fisicoqu�micos que rigen el desarrollo de la estructura terciaria y cuaternaria de las prote�nas son causa de la organizaci�n de las c�psides virales. Las m�ltiples uniones formadas durante la agregaci�n de las subunidades de prote�na contribuyen al enmascaramiento de sitios potencialmente susceptibles a la acci�n de enzimas capaces de degradar prote�nas; de esta manera las prote�nas de la c�pside viral adquieren tambi�n mayor resistencia al calor y otros agentes f�sicos.
Es bien sabido que las suspensiones de part�culas virales pueden ser mantenidas por largos periodos en el laboratorio esto implica que dichas part�culas constituyen estructuras estables. Una condici�n necesaria para lograr la estabilidad de cualquier estructura consiste en que la estructura se encuentre en su estado de m�nima energ�a libre; esto se logra estableciendo un m�ximo n�mero de uniones entre las subunidades que constituyen dicha estructura. Debido a que las subunidades de la cubierta viral son relativamente asim�tricas, se requiere que est�n dispuestas o ensambladas en forma sim�trica para que pueda formarse el mayor n�mero de uniones entre dichas subunidades. Existe un n�mero limitado de formas que permiten el ensamble sim�trico de subunidades asim�tricas.
Una posible forma de generar una estructura sim�trica tridimensional a partir de componentes asim�tricos como las prote�nas consiste en distribuir las prote�nas alrededor de una circunferencia de manera que formen un disco. Apilando un gran n�mero de discos se obtiene una estructura tridimensional con una cavidad interna apropiada para albergar la mol�cula del �cido nucleico (figura II.5.). Un ejemplo de virus filamentosos est� dado por el virus del mosaico del tabaco. El examen detallado del VMT muestra que las subunidades de prote�na no est�n dispuestas en forma de anillos sino en forma helicoidal. Esto resulta l�gico considerando que el
AR
N del VMT tiene una forma helicoidal y, por lo tanto, al disponer las subunidades de prote�na en forma helicoidal es posible formar el mayor n�mero de uniones entre las subunidades de prote�na y el �cido nucleico. Todos los virus filamentosos estudiados hasta la fecha muestran una estructura helicoidal indicando que el �cido nucleico es el factor esencial que rige este tipo de arreglo estructural.
Figura II.5.(a) Disposici�n de componentes asim�tricos id�nticos alrededor de una circunferencia para lograr una estructura sim�trica. (b) Segmentos de una part�cula de virus de mosaico del tabaco que muestra las subunidades de prote�na formando una estructura helicoidal. El
ARN
se localiza en un surco helicoidal formado por las subunidades de prote�na.
Tambi�n se puede obtener una part�cula sim�trica disponiendo las subunidades de prote�na alrededor de los v�rtices o caras de un cuerpo con simetr�a c�bica como el icosaedro, constituido a partir de 20 tri�ngulos equil�teros. Multiplicando el n�mero de subunidades presentes en cada cara por el n�mero de caras, obtenemos el n�mero m�nimo de subunidades que pueden ser acomodadas alrededor de tal cuerpo geom�trico. En el caso del icosaedro, el n�mero es de 60 subunidades. Este tipo de arreglo representa una de las pocas formas en que objetos asim�tricos pueden ser acomodados en forma sim�trica sobre la superficie de una esfera. Las micrograf�as electr�nicas de un gran n�mero de virus diferentes muestran que �stos tienen una silueta esf�rica que al ser examinada m�s detalladamente corresponde a una estructura con simetr�a icosa�drica. Varios de los virus esf�ricos con simetr�a icosa�drica contienen m�s de 60 subunidades de prote�na. Por ejemplo los adenovirus contienen aproximadamente 1 500 subunidades en su cubierta (figura II.6.). Sin embargo, Donald Caspar y Aaron Klug han descrito las reglas que gobiernan la estructura de los virus esf�ricos. Tales reglas fueron inspiradas por el estudio de las estructuras geod�sicas dise�adas por el arquitecto norteamericano Buckminster Fuller. En dichas estructuras la superficie de una esfera es subdividida en facetas triangulares, las cuales son arregladas con una simetr�a icosa�drica. Este m�todo de triangulaci�n de la esfera representa el dise�o �ptimo para una cubierta cerrada construida a partir de subunidades id�nticas unidas en forma regular. Ninguna otra forma de subdividir una superficie cerrada puede proporcionar un grado similar de equivalencia. Este tipo de estructuras tienen un m�nimo de energ�a libre, lo cual explica en parte la abundancia de los virus con simetr�a icosa�drica.
Figura II.6. Organizaci�n de las subunidades de prote�na en la c�pside del adenovirus.
e) VIRUS CON M�S DE UN TIPO DE SUBUNIDAD
Las micrograf�as electr�nicas de los adenovirus muestran que las 1 500 subunidades de prote�na est�n arregladas en 240 hex�meros y 12 pent�meros, y en cada v�rtice del virus se proyecta una fibra de prote�na. Est� bien establecido que las fibras, los pent�meros y hex�meros est�n constituidos por diferentes tipos de prote�nas. Los adenovirus representan el ensamble regular de tres diferentes tipos de prote�na. Esto puede lograrse arreglando los pent�meros y las fibras en los v�rtices del icosaedro, y los hex�meros en las caras del icosaedro. Una forma diferente de arreglo estructural ocurre en los reovirus en los cuales la c�pside est� constituida a partir de 8 diferentes prote�nas dispuestas en dos capas o cubiertas que poseen simetr�a icosa�drica. Tres de las prote�nas est�n dispuestas en la cubierta externa, y las cinco prote�nas restantes en la cubierta interna.
Muchos de los virus animales m�s grandes y unos cuantos virus de plantas y bacterias est�n envueltos por una cubierta membranosa de proximadamente 75Å de grosor. Esta envoltura se deriva en gran parte de las membranas de la c�lula hospedera y puede ser degradada por medio del tratamiento con detergentes o solventes org�nicos como el �ter, ocasionando as� la p�rdida de la inefectividad del virus. A este tipo de virus tambi�n se les conoce como virus sensibles al �ter. Los virus de la influenza son representativos de los virus animales con envoltura. Estos virus han sido descritos como pleom�rficos (multiformes), aunque las part�culas virales en c�lulas de animales vivos tienen una forma filamentosa. La apariencia pleom�rfica se hace evidente cuando estos virus son cultivados en embriones de pollo. Estos virus poseen debajo de la envoltura una capa o cubierta de prote�na llamada prote�na M (prote�na de la membrana o prote�na de la matriz). Dentro de la cubierta formada por la prote�na M, pero separado de la misma, se encuentra el componente nucleoproteico constituido por un cilindro flexible de ARN y prote�na dispuesta en forma similar a un pasador para el pelo que ha sido doblado. La estructura de la nucleoc�pside del virus de la influenza es de tipo helicoidal. Cada uno de los diferentes virus de la influenza codifica cuando menos 4 diferentes prote�nas que son ensambladas en el viri�n, dando origen a diferentes estructuras virales.
Algunos virus con envoltura tienen nucleoc�psides icosa�dricas. Particularmente los virus
AR
N productores de tumores tambi�n conocidos como retrovirus, tienen una nucleoprote�na que est� superenrollada en forma de una esfera hueca rodeada por la envoltura, la cual se deriva de la membrana celular y es modificada por la inserci�n de glicoprote�nas espec�ficas del virus.g) VIRUS CON MORFOLOG�A DE CABEZA Y COLA
Este tipo de morfolog�a s�lo ha sido encontrada en cierto tipo de bacteri�fagos y est� directamente relacionada con la forma en que tales virus infectan a sus bacterias hospederas. El n�mero de fagos con arquitectura de tipo cabeza-cola es considerable; estos fagos pueden ser subdivididos en fagos de cola corta, fagos de cola larga no contr�ctil, y fagos con colas contr�ctiles y complejas que tambi�n pueden poseer otro tipo de estructuras como collares, placas basales y fibras (figura II.7.). A pesar de su complejidad estructural, los principios que gobiernan el ensamble de estos fagos son similares a los descritos en relaci�n con otros virus cuya arquitectura es m�s sencilla. Las cabezas de los fagos tienen usualmente una simetr�a osa�drica mientras que las colas tienen una simetr�a helicoidal.
Figura II.7. Representaci�n esquem�tica de las estructuras de algunos bacteri�fagos con cola.
Todas las estructuras presentes, como las placas basales poseen alguna forma de simetr�a.
h) EL PRINCIPIO DE AUTOENSAMBLE
Los virus son construidos de acuerdo con principios de dise�o eficientes y, por lo tanto, son capaces de autoensamblarse sin la participaci�n de ning�n factor organizador externo. Esto es posible debido a la formaci�n de un gran n�mero de uniones d�biles cuando los componentes del virus son colocados en la configuraci�n adecuada por medio de movimientos al azar propiciados por factores termodin�micos. Por ejemplo, si se trata al VMT con una soluci�n concentrada de urea, ocurre una descomposici�n del virus en subunidades de prote�na y
ARN
. Si se elimina la urea y son incubadas de nuevo las subunidades de prote�na en presencia delARN
viral, las macromol�culas se agregan en forma espont�nea dando origen a part�culas virales infecciosas. Sin embargo, cuando se omite elARN
viral durante el proceso de repolimerizaci�n, se obtienen cilindros de prote�na, pero en este caso las subunidades est�n apiladas en forma de discos en lugar de tener una disposici�n helicoidal. Adem�s, estos cilindros son menos estables que la particula viral completa, lo que se�ala la importancia del �cido nucleico en la estabilizaci�n de la estructura viral.En el caso de algunos virus icosa�dricos, ha sido posible realizar tambi�n experimentos de reconstrucci�n o reconstituci�n in vitro (o sea, en el tubo de ensayo). Sin embargo, modificando las condiciones de estos experimentos, ha sido posible obtener estructuras tubulares y otras variables morfol�gicas. Esto indica que las propiedades de empacamiento de las prote�nas son las que en �ltima instancia determinan la estructura de la part�cula viral.
El autoensamble resulta econ�mico para los virus, pues no requieren de informaci�n gen�tica espec�fica para lograrlo, y adem�s proporciona un m�todo sencillo y eficiente para eliminar subunidades defectuosas producidas durante la replicaci�n de los componentes virales. Sin embargo, algunos bacteri�fagos complejos del tipo cabeza-cola, como el fago T4, muestran cierto grado de control gen�tico en el proceso de ensamblaje; este fen�meno ser� discutido m�s adelante.