IX. EL SEXTO SENTIDO Y OTROS M�S

EN LOS cap�tulos anteriores se han descrito, en forma breve, los mecanismos por medio de los cuales los �rganos de que disponemos transforman informaci�n que nos llega del exterior en se�ales nerviosas que son enviadas al cerebro y que nos dan las diferentes sensaciones que tenemos. Hemos hablado de los tradicionales cinco sentidos. Sin embargo, esta clasificaci�n es muy estrecha y no corresponde rigurosamente a la realidad. En efecto, de hecho tenemos un n�mero de sentidos mayor que cinco. As�, por ejemplo, cuando hablamos de la vista vimos que el ojo contiene, por lo menos, dos sistemas de recepci�n de luz que son distintos. Uno de ellos es el que es sensible a luz de muy baja intensidad que nos permite distinguir siluetas en las noches por medio de los bastones de la retina; como se recordar�, este sistema visual no permite distinguir los colores de los objetos. El otro sistema que tambi�n se encuentra alojado en el ojo es el que nos permite ver los objetos durante el d�a, as� como distinguir sus colores y es el que opera por medio de los conos de la retina. Por tanto, hasta el momento hemos descrito no cinco sino seis sentidos.

Resulta que nuestros �rganos son sensibles a una serie adicional de sensaciones tanto de origen externo, que son las descritas hasta este momento, como de origen interno.

As�, por ejemplo, en nuestro o�do tambi�n se alojan elementos que nos permiten asociar el equilibrio y las rotaciones que puede experimentar el cuerpo. Tenemos tambi�n la capacidad de percibir sensaciones de origen interno, como por ejemplo, el hambre y la sed.

En consecuencia, se puede decir que el cuerpo humano est� armado de un conjunto de �rganos que nos permiten hacer frente a un n�mero muy distinto de sensaciones, que va m�s all� del cinco tradicional.

En los siguientes cap�tulos presentaremos una breve descripci�n de algunos de estos sentidos adicionales.

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