VI. CORRECCI�N DE LAS AMETROP�AS SIN ANTEOJOS

EL T�TULO del presente cap�tulo es equ�voco, ya que da la falsa impresi�n de que las ametrop�as pueden corregirse sin lentes. En realidad no es as�. Las ametrop�as, como veremos m�s tarde, s�lo pueden corregirse con el uso de lentes o modificando de alguna forma las estructuras anat�micas del ojo que funcionan como tales: la c�rnea y el cristalino. Sin embargo, s� existen algunos recursos que permiten mejorar la visi�n y condiciones que afectan, a favor o en contra, la agudeza visual. Antes de adentramos en la correcci�n propiamente dicha de las ametrop�as, consideramos prudente tratar estos temas para aclarar al m�ximo los conceptos sobre visi�n normal y ametrop�as.

ILUMINACI�N

En la retina existen dos tipos de c�lulas receptoras de los est�mulos visuales: los conos y los bastones. Las primeras proporcionan la visi�n fina (de detalle) y crom�tica (percepci�n de los colores), y requieren para su buen funcionamiento niveles altos de iluminaci�n del objeto. Las segundas son las encargadas de la visi�n gruesa y acrom�tica, y trabajan mejor en condiciones de baja iluminaci�n. La agudeza visual depende esencialmente de las primeras. Hagamos unas observaciones para aclarar mejor estos conceptos.

Supongamos que vamos conduciendo un autom�vil en una carretera y nos acercamos a un cruce. En ese momento fijamos la vista sobre los letreros de se�alamiento para averiguar qu� ruta seguir. La lectura de estos letreros se hace con la porci�n central de la retina, en donde predominan los conos. Si no padecemos una ametrop�a, distinguimos todos los detalles de forma y color del letrero en cuesti�n. Al mismo tiempo percibimos el medio que nos rodea: otros autos que cruzan, la presencia de �rboles y construcciones al borde de la carretera, el peat�n que se apresta a cruzar el camino. Todo ello lo percibimos sin quitar la vista del letrero, sin embargo, nuestra percepci�n es difusa. No podr�amos indicar la marca o el color del veh�culo que acaba de cruzar, menos a�n los detalles de la ropa del peat�n. Esta visi�n "perif�rica" est� dada esencialmente por las porciones perif�ricas de la retina, en donde predominan los bastones. El ejemplo se acent�a, todos lo sabemos, en el crep�sculo, cuando la luminosidad ambiente disminuye notablemente, y se hace tajante por la noche. Un paseo de noche por el parque s�lo muestra figuras difusas, incoloras.

Todo lo anterior nos indica que la agudeza visual es directamente proporcional al grado de iluminaci�n hasta un l�mite en donde el deslumbramiento impide toda visi�n. Por ello, y en t�rminos generales, la visi�n mejora cuando se mejora simult�neamente la iluminaci�n.

En relaci�n �ntima con la iluminaci�n est� el contraste, ya que formas y colores contrastados se aprecian mejor que los no contrastados.

PROFUNDIDAD DE FOCO. EFECTO ESTENOPEICO

Observemos ahora con cuidado el objetivo (lente) de una c�mara fotogr�fica. Hemos enfocado la c�mara a tres metros de distancia y queremos saber qu� saldr� en foco y qu� fuera de foco. Para ello debemos fijarnos en el diafragma. Si como apertura de diafragma colocamos el n�mero 2 (totalmente abierto), la c�mara enfocar� de 2.75 a 3.25 metros aproximadamente, es decir, que todo aquello que est� por delante y por detr�s de estas medidas saldr� fuera de foco en la fotograf�a. Si por el contrario, colocamos el diafragma en 16 (m�ximo cierre), las distancias se modifican a 2 y 8 metros: nuestro campo de foco se ha ampliado en forma considerable. El diafragma de la c�mara es el responsable de la profundidad de foco, es decir, de la amplitud de la zona en que la imagen se mantiene en foco. Ello se debe en esencia a que al hacer pasar rayos de luz a trav�s de un orificio peque�o se eliminan todos los rayos perif�ricos que son oblicuos, permitiendo as� solamente el paso de los centrales. En lenguaje �ptico, se dice "paso de rayos paraxiales", que disminuyen las aberraciones. A este fen�meno se le conoce como efecto estenopeico y significa, en el tema que nos ocupa, que un sujeto con ametrop�a incremente notablemente su visi�n si se le hace ver a trav�s de un orificio estenopeico. La experiencia es muy f�cil de llevar a cabo. Quienquiera que padezca una ametrop�a, perfore con una aguja una tarjeta de visita y observe a trav�s del orificio: su agudeza visual habr� mejorado notablemente.

El uso del efecto estenopeico con el fin de mejorar la visi�n se conoce de tiempo atr�s. En 1623, en Sevilla, Daza de Vald�s dise�� unos anteojos con una serie de orificios estenopeicos colocados horizontalmente. Estos anteojos fueron aplicados m�s tarde en la correcci�n de las ametrop�as por Serre en Par�s (1857) y por Donders en Londres (1864). Si bien la mejor�a visual es innegable con dichos anteojos, el campo visual se reduce notablemente, por lo que su utilidad se limita sobre todo a la lectura. Los anteojos estenopeicos no tienen ninguna propiedad curativa, como se les ha querido atribuir ocasionalmente.

El efecto estenopeico nos explica ciertos fen�menos relacionados con la iluminaci�n. El equivalente al diafragma de la c�mara fotogr�fica en el ojo es el iris, por lo que su funci�n es regular la cantidad de luz que llega a la retina. Cuando la luz ambiente es intensa, el iris cierra la pupila, llegando incluso a hacerla puntiforme. Una pupila puntiforme equivale a un orificio estenopeico, por lo que quien padece ametrop�a ve mejor en condiciones de iluminaci�n ambiental elevada, ya que sus pupilas se contraen y aumenta proporcionalmente su profundidad de foco. Al bajar la iluminaci�n, la dilataci�n pupilar disminuye el efecto estenopeico, aumentan las aberraciones �pticas y disminuye la agudeza visual. En otras palabras, la disminuci�n de agudeza visual vespertina y nocturna es mucho mayor en quien padece una ametrop�a que en quien no la padece.

ACOMODACI�N

Finalmente, otro factor que debe tomarse en cuenta es la acomodaci�n. El miope ve bien de cerca, el hiperm�trope requiere de menor esfuerzo en la visi�n lejana, el ast�gmata cuenta con distancias en que mejora su visi�n. Cada uno de ellos, al utilizar en forma �ptima su acomodaci�n (distancia) podr� mejorar sustancialmente su visi�n.

En resumen, si bien las ametrop�as no pueden corregirse con recursos que no sean �pticos, s� existen condiciones que permiten mejorar, parcialmente por lo menos, la visi�n. De �stas las m�s importantes son una buena iluminaci�n y una adecuada distancia de trabajo.

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