V. T�CNICAS DE LOCALIZACI�N DE LOS RECURSOS

LOS RECURSOS vivos del mar son utilizados por las pescader�as, ya sea con prop�sitos alimenticios, comerciales o deportivos, y la localizaci�n de los organismos es uno de los problemas que se tienen que resolver para su aprovechamiento; �sta se puede realizar de forma directa o indirecta.

La directa es la observaci�n del recurso mismo, limitado a pocos metros de la columna de agua, y la indirecta es la adquisici�n y an�lisis de datos fisicoqu�micos del ambiente que pueden estar relacionados con la distribuci�n y abundancia de estos recursos.

El m�todo tradicional para la localizaci�n directa de los organismos en el medio marino ha sido la observaci�n de los card�menes desde el barco. Se puede hacer durante el d�a, en la noche, o en ambos; tambi�n se ha utilizado la observaci�n de ciertos tipos de organismos relacionados con su presencia, como aves, delfines u otros mam�feros, a lo que se ha llamado localizaci�n visual.

Para mejorar este m�todo, en la actualidad se ha generalizado el uso de los aviones para la b�squeda del cardumen, obteniendo as� mayor informaci�n para que las embarcaciones puedan llegar a �l en un menor tiempo para su captura. La detecci�n de un cardumen desde el avi�n est� limitada a alrededor de 3 000 metros de altitud sobre la superficie del oc�ano.

La detecci�n de un cardumen cerca de la superficie durante el d�a, depende de la habilidad que tengan el piloto y los observadores para distinguir el sutil color y las diferencias de intensidad de la luz en el agua, a lo que tambi�n colabora el tama�o de los individuos. La detecci�n de un cardumen en la noche es posible s�lo durante el periodo "oscuro" de la Luna, de manera que sea posible distinguir las gradaciones de la intensidad lum�nica reflejada por el cuerpo de los animales.

Tambi�n en la oscuridad, la bioluminiscencia producida por los organismos planct�nicos agitados por los peces indica, por las zonas brillantes que se forman, la localizaci�n y el tama�o del cardumen. En la noche esto se puede facilitar por una fuente externa, como una luz lanzada desde el aeroplano.

Muchas pesquer�as en el mundo utilizan el m�todo visual para localizar las especies pel�gicas y guiar a la flota hacia ellas, e iniciar la operaci�n de captura; sin embargo, este m�todo se complementa con el empleo de la ecosonda, que es muy importante, ya que al mostrar el perfil de la topograf�a del fondo se sabe si conviene o no el arrojar el equipo para pesca y tambi�n proporciona datos del tipo y tama�o del cardumen, con lo que se ve si es costeable hacer toda la maniobra para su captura.

�ltimamente se ha desarrollado una serie de t�cnicas encaminadas a solucionar la problem�tica de c�lculo de la abundancia de peces. Los aparatos b�sicos de ecodetecci�n, como la ecosonda que realiza la detecci�n vertical y como el sonar que lo hace de manera horizontal, se aplican con magn�ficos resultados en la pesca y actualmente se ha desarrollado el "sistema de navegaci�n por sat�lite".

La utilizaci�n de estos aparatos se inici� en la d�cada de los treinta como un servicio militar antisubmarino, y el "sistema sonar", nombre que recibe como abreviatura del Sounding Navigation and Ranging (Navegaci�n y Exploraci�n S�nicas), se desarroll� como un servicio altamente elaborado que en la actualidad se emplea en actividades como captura, investigaci�n y navegaci�n.

El funcionamiento de estos aparatos de ecodetecci�n se basa en la medici�n del tiempo transcurrido entre la emisi�n de un pulso sonoro y el retorno de su eco, multiplic�ndolo posteriormente por la velocidad del sonido en el agua, que es de alrededor de 1 500 metros por segundo, y dividiendo este resultado entre dos, para ajustarlo.

La evaluaci�n de la magnitud de poblaciones de peces pel�gicos por m�todos ac�sticos est� cada vez m�s generalizada, debido a los avances tecnol�gicos que permiten determinar con mayor exactitud sus existencias. Los trabajos que se est�n desarrollando sobre las propiedades ac�sticas de los peces, en especial la resonancia de sus "vejigas gaseosas", tienden a dise�ar los m�todos de identificaci�n directa de los organismos por sus respuestas ac�sticas espec�ficas.

Estos aparatos llevan una unidad registradora en donde se reciben en forma gr�fica las eco-se�ales, generalmente sobre un papel de registro, que puede ser h�medo o seco y que reacciona con las descargas el�ctricas recibidas formando el llamado "ecograma", que indica la profundidad del registro, las capas de plancton, las capas de peces con su tama�o y distribuci�n, as� como las caracter�sticas del fondo.

El uso del sonar, primero en barcos de investigaci�n y posteriormente en barcos pesqueros, ha demostrado que es un aparato eficaz para incrementar significativamente la localizaci�n de card�menes. Su aplicaci�n se adapta a diversos m�todos de captura y representa, en la actualidad, un factor esencial para el �xito de las pesquer�as.

La invenci�n del sonar ha sido reportada hasta antes de la segunda Guerra Mundial, cuando se perfeccionaron algunos instrumentos, por medio de los cuales se pod�an localizar balizas bajo el agua a una distancia de dos tercios de milla. En particular los ingleses, en el transcurso de la guerra, fabricaron un instrumento llamado asdic, con capacidad para detectar submarinos que estuvieran sumergidos hasta a una distancia de un cuarto de milla.

Naturalmente que una invenci�n de esta naturaleza pronto fue conocida por los investigadores, y un consultor del Departamento de Pesca de Noruega, Einar Lea, vio la posibilidad de que dicho equipo pudiera ser �til para detectar card�menes de arenque y se puso en contacto con el personal que operaba el equipo en el primer barco brit�nico que arrib� al puerto de Bergen, Noruega, en mayo de 1945.

Las operaciones le informaron que los card�menes s� pod�an ser detectados, ya que en varias ocasiones las corbetas y los cazasubmarinos hab�an cometido el error de disparar sobre card�menes, al confundirlos con submarinos. Despu�s descubrieron que sus cargas de profundidad s�lo hab�an causado la muerte de miles de peces.

Figura 26. Sonar.


El inter�s que provoc� esta informaci�n ocasion� que el Departamento de la Armada Real de Noruega solicitara el pr�stamo de uno de estos barcos equipados con sonar para probar su eficiencia en la localizaci�n de card�menes. Las pruebas resultaron satisfactorias y continuaron hasta la instalaci�n del primer sonar construido espec�ficamente para la detecci�n de peces, a bordo del barco noruego G. O. Sars, donde se comprob� la gran utilidad de este aparato en las pesquer�as.

El sonar es fundamentalmente un dispositivo de escucha, ya que permite "escuchar" lo que sucede en el seno del oc�ano, desde la propia m�quina de la embarcaci�n hasta la de otros barcos que se encuentren a varias millas de distancia. Con tiempo tranquilo las profundidades del oc�ano son silenciosas, pero durante la tormenta el sonar hace posible que se escuche el "rugido" que se produce bajo la superficie.

El transductor de un equipo de sonar puede ser movido e inclinado en diversas posiciones, con el prop�sito de "escuchar". Es altamente direccional y funciona mejor y m�s efectivamente cuanto m�s estrecho sea el haz ac�stico transmitido, por lo que es sencillo determinar la direcci�n en la que se origina cualquier eco, si se conoce la orientaci�n del transductor.

Las ondas ac�sticas se convierten en oscilaciones el�ctricas que, a su vez, son amplificadas en el receptor antes de su presentaci�n, mediante un registro gr�fico en papel, o luminoso en una pantalla cuyo componente principal es un tubo de rayos cat�dicos.

Un tipo com�n de transductor puede convertir 1 000 watts de electricidad en sonido de transmisi�n y ser sensible a se�ales o ecos de reducida potencia, como 5 diezmillon�simas de watt, lo que permite localizar a los peces a pesar de que el ruido que producen sea m�nimo. Con este aparato es posible hacer que los peces o cualquier otro objeto se revelen por medio del sonido.

As�, es posible comprender el funcionamiento del sonar, que consiste en transmitir fuertes impulsos sonoros para luego captar y clasificar los ecos que servir�n para ubicar la situaci�n del objeto que los produce. Tambi�n es factible calcular con facilidad la distancia a que se encuentra dicho objeto, midiendo el intervalo entre la emisi�n de la se�al y la recepci�n del eco.

El principio del sonar es esencialmente el mismo que el de la ecosonda. La diferencia consiste en que, mientras la ecosonda mantiene la cara radiante del transductor en una posici�n vertical, fija, dirigida hacia el fondo del mar, el transductor del sonar puede operar horizontal y lateralmente a voluntad.

Mientras que la ecosonda funciona autom�ticamente, el sonar requiere de un operador que est� pendiente de su aparato para enviar las se�ales en la direcci�n adecuada en b�squeda del "blanco", adem�s de que est� capacitado para interpretar el lenguaje del eco que el sonar le proporciona.

Es as� como, gracias al trabajo de los investigadores, un artefacto b�lico en sus or�genes, se transform� en un instrumento que permiti� el incremento de la producci�n alimenticia a escala mundial a trav�s de mayores capturas de card�menes registrados con su ayuda.

La ecosonda es otro aparato que se emplea para la localizaci�n de peces comerciales, adem�s de que permite conocer la profundidad. Consta de un "gabinete" o pantalla y de un "transductor". Normalmente el gabinete se instala en el puente de mando y est� compuesto de registrador, transmisor y receptor. Se puede decir que el registrador es el cerebro de la ecosonda, pues hace funcionar el transmisor y marca el eco despu�s de que el receptor lo ha amplificado cerca de un mill�n de veces.

El transductor, que est� instalado en el fondo de la embarcaci�n, trabaja como un parlante para el transmisor y como un micr�fono para el receptor. En la unidad registradora, los ecos son marcados por una pluma o aguja que pasa sobre un papel especial.

La utilizaci�n de otro aparato, el sistema de navegaci�n por sat�lite, en la pesca, empieza a ser econ�micamente rentable, sobre todo para los grandes atuneros y otros barcos de altura parecidos. A partir de 1967, cuando algunos barcos pesqueros lo empezaron a emplear, el costo de los equipos necesarios a bordo ha descendido considerablemente y, si se compara con el de otros elementos de la operaci�n mar�tima, realmente representa una erogaci�n moderada para buques de gran radio de acci�n, que son los que necesitan valerse de este complicado y preciso sistema.

Para estos grandes barcos, otros sistemas, como el Lor�n y el sistema mundial de navegaci�n Omega, no ofrecen suficiente protecci�n y exactitud en su maniobra en los grandes mares de los oc�anos Atl�ntico y Pac�fico. Sin el sistema de navegaci�n por sat�lite, el piloto de un barco, en esas �reas, tendr� que depender de las t�cnicas tradicionales de la navegaci�n celeste y de las conjeturas para orientarse debidamente y conservar el rumbo trazado. En varios d�as consecutivos de cielos nublados se podr�an acumular errores de ubicaci�n de decenas de millas y, si bien esto no significa riesgos graves para la navegaci�n libre, si puede causar retraso y p�rdidas cuando se trata de localizar zonas de pesca o de llevar a puerto el producto de las capturas.

Figura 27. Cuarto de mando con escosonda y navegador por sat�lite.


La pesca requiere de un sistema de navegaci�n muy preciso, con m�rgenes de error inferiores a media milla n�utica, con el fin de cubrir sistem�ticamente determinadas �reas, o para regresar a zonas donde se espera o se sabe que la pesca es buena, por lo que este sistema resulta un avance de gran importancia. Se ha calculado que con �l se obtienen datos de ubicaci�n constantes y precisos con un margen de error menor a 100 metros. La exactitud del sistema es equiparable a la de los sistemas de radiolocalizaci�n de corto alcance, cuyo uso es imposible en la pesca oce�nica, y tiene la ventaja adicional de que no sufre alteraciones por las condiciones atmosf�ricas, ni aun por tormentas el�ctricas.

El sistema lo forman seis sat�lites operativos Transist, propiedad de la Marina de los Estados Unidos, colocados en �rbitas polares circulares a una altura de 1 075 kil�metros y que completan una vuelta en torno a la Tierra cada 107 minutos, con una velocidad aproximada de 24 135 kil�metros por hora. Las �rbitas de esta constelaci�n forman una "jaula" dentro de la cual rota la Tierra, de modo que casi siempre habr� un sat�lite al alcance de cualquier punto dado del planeta; han sido lanzados a �rbita desde la base Vanderberg mediante un cohete Scout de cuatro etapas.

Cada vez que un sat�lite pasa por encima del horizonte, se puede establecer la posici�n exacta del barco, dado que transmite una se�al que permite calcular su propia posici�n en funci�n del tiempo; para esto el barco deber� llevar a bordo un receptor adecuado.

El navegador, mediante una computadora digital integrada, relaciona los datos de la posici�n del sat�lite con los de velocidad y direcci�n del barco para fijar constantemente la ubicaci�n de �ste, y despu�s de cada c�lculo se hacen los ajustes necesarios de latitud y longitud para corregir los errores acumulados entre un c�lculo y otro.

El aparato muestra cada 10 segundos, en una pantalla luminosa, la posici�n del barco; si se le proporcionan los datos de longitud del �rea de pesca a que se dirige �ste, el rumbo y la distancia que falta recorrer, aparecer�n tambi�n cada 10 segundos en la pantalla; del mismo modo, se�alar� intermitente la velocidad de la nave e indicar� si �sta lleva la direcci�n correcta.

Adem�s, el navegador permite que el barco regrese con toda precisi�n a cualquier otro punto del oc�ano; por ejemplo, cuando un barco atunero quiere permanecer pescando varios d�as a grandes profundidades en el mismo sitio, lo primero que hace es establecer su posici�n por medio del sonar, que se registra en el navegador por sat�lite; �ste calcular� constantemente en que direcci�n y a qu� distancia se encuentra localizado el at�n mientras el barco se mueve a otras �reas. Igualmente puede registrarse la ubicaci�n de una l�nea de palangre o de una red.

El sistema de navegaci�n por sat�lite, sin duda el m�s exacto y seguro ideado hasta ahora, se ha puesto al alcance de la pesca de altura. Su empleo ahorrar� cada a�o muchos millones a la industria pesquera.

Los aparatos de navegaci�n con ayuda de sat�lites pronto ser�n tan indispensables en la pesca de altura como hoy son el radar, el sonar de profundidad, el Lor�n, el Omega y otros instrumentos, cada d�a m�s precisos y elaborados. La pesca y la navegaci�n ser�n cada vez m�s cient�ficas.

Los m�todos indirectos han alcanzado tambi�n gran desarrollo, debido a que por medio de los sat�lites se localizan desde el espacio regiones del oc�ano abundantes en pesca sin ver directamente los card�menes, ya que lo que muestran las fotograf�as y las im�genes televisadas son otros procesos oce�nicos, como las descargas de sedimentos, las corrientes de sugerencias, las zonas donde el agua es m�s profunda, las corrientes de interferencia y las diferencias en la temperatura del agua, es decir, todo aquello que determina d�nde puede haber organismos.

A trav�s de estos nuevos m�todos de localizaci�n, basados en los sensores remotos como c�maras multiespectrales, radares, c�maras de televisi�n de rayo de retorno, mapeadores t�rmicos, procesadores digitales de im�genes, etc., algunos de ellos dispuestos en sat�lites tecnol�gicos, se ha logrado tomar im�genes del oc�ano a grandes alturas, y con ello es posible evaluar los recursos naturales que en �l se encuentran.

Un ejemplo del gran potencial de la llamada "prospecci�n pesquera espacial" es el caso de las evaluaciones realizadas en las zonas pesqueras cercanas a Senegal, en la parte sur de �frica. Durante muchos, a�os los pescadores han sabido que esa regi�n es abundante en pesca, pero nadie hab�a explicado las causas, y gracias a las fotograf�as tomadas por el Apolo IX se aclar� que las corrientes forman ah� surgencias que llevan a la superficie sustancias nutritivas del fondo, que son aprovechadas por el plancton, adem�s de revelar en qu� sitios �stas son m�s fuertes y, consecuentemente, d�nde existe mayor abundancia de alimento. As�, se da a conocer no s�lo por qu� el �rea es tan rica en pesca, sino tambi�n en que podr�an ser abundantes las capturas.

En los registros que dejan estos m�todos se puede observar que las diferencias en la coloraci�n del agua indican la profundidad: mientras m�s claro es el color, m�s somera es el agua. Las fotograf�as muestran igualmente diferencias en la temperatura, lo cual sirve de gu�a al pescador, ya que los peces de las especies comerciales prefieren zonas marinas "de frontera", es decir, zonas en donde hay una transici�n brusca entre dos masas de agua de diferente temperatura.

Con estos m�todos, hasta las nubes, que normalmente resultan un obst�culo para la localizaci�n a�rea, pueden ser una valiosa pista, ya que la densidad y el tipo de nubes sobre una regi�n del oc�ano son indicadores de la temperatura del agua.

Los especialistas han calculado que dentro de pocos a�os habr� servicios que proporcionen todos los d�as la prospecci�n pesquera espacial. Los datos recogidos por docenas de sat�lites artificiales ser�n enviados a grandes centros de control, donde la informaci�n sobre sitios prometedores para la pesca se transmitir� despu�s a los barcos pesqueros.

El gran beneficio de la exploraci�n espacial, adem�s de los datos que para la ciencia ha aportado la conquista de la Luna, es la oportunidad de colocar una c�mara a 200 o 300 kil�metros de altura y usarla para localizar en el mar m�s alimento del que se puede imaginar y permitir contar con mejores datos sobre las pesquer�as; con esta ayuda ser� posible administrar�as racionalmente, lo que causar� una transformaci�n que puede significar la diferencia entre el hambre y la abundancia para millones de seres humanos.

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