PRÓLOGO
En un prólogo, el autor debería de esbozar el contenido del libro, ya que el título es a menudo sólo una clave sobre la obra que puede ser muy engañosa. Pues bien, el tema de este libro es lo que se conoce como ecología de poblaciones. En estos tiempos de ruido, humo, asfalto, erosión y otros males similares no hay quien desconozca la palabra ecología, ni carezca de cuando menos una vaga idea de su significado. Esta vaga idea suele coincidir con la de "contaminación ambiental", y conlleva a pensar algo así como que los ecólogos son aquellos profesionales encargados de liberarnos de la contaminación. Sin duda, la ecología como ciencia aporta métodos, conocimientos y conceptos sumamente útiles para el entendimiento y control de los problemas de la contaminación del ambiente; sin embargo, una mucho mejor idea de lo que es esta ciencia se presenta en la frase: "la ecología es la historia natural estudiada científicamente." Desglosemos un poco esta definición.
La historia natural, esa disciplina placentera que fue tan propia de amateurs acomodados (Felipe Barbarroja, Maximiliano de Habsburgo, Carlos Darwin, etc.) es básicamente la observación y descripción de los seres vivos en su medio natural: sus alimentos y modos de obtenerlos, la conducta reproductiva (cortejos, anidación, cuidados paternales, etc.), la estructura social de sus poblaciones, sus competidores, enemigos naturales y "aliados"; en fin, aquellas características físicas del medio que les son favorables (clima, suelo, etc.), son la materia de estudio de la historia natural. Es interesante hacer notar que los mejores historiadores naturales han sido en buena medida amateurs, esto es, enamorados de la naturaleza. Un contacto prolongado y estrecho con lo que podríamos llamar de manera sencilla áreas verdes" (sean éstas selvas, bosques, desiertos, praderas, jardines e incluso terrenos baldíos) es una condición importante en el desarrollo de un historiador natural. No en balde los campesinos de todo el mundo son con frecuencia los mejores conocedores de la historia natural de sus regiones.
Sin embargo, a la historia natural le falta un componente para poder ser llamada propiamente ecología. Este componente es el método científico. En esencia, este método es la integración de la teorización (abstracción, conceptualización, proposición de modelos, generalización) y la observación (registro, descripción, experimentación). La ciencia propiamente dicha no es una mera recolección ciega de datos ni tampoco es la contemplación y análisis de entelequias. El quehacer científico es la reflexión sobre las observaciones y la obtención de nuevas observaciones como consecuencia de la reflexión. El objeto de la reflexión son los datos, pero las nuevas observaciones son muchas veces sugeridas por la reflexión previa, y no adquieren significado sino en el contexto formado por las observaciones y los conceptos que las anteceden. La integración de datos y teoría no se alcanza plenamente sino por la actividad colectiva de la comunidad científica. Esta descripción esquemática del método científico deberá tenerse presente cuando en los siguientes capítulos presentemos, junto con ejemplos y casos reales, las hipótesis y modelos que les dan coherencia.
De lo que hemos dicho podemos concluir que la ecología es la actividad de observar, experimentar, hipotetizar y teorizar sobre los seres vivos, desde el punto de vista de las interacciones entre ellos y con su medio físico. Una rama de la ecología (ecología de ecosistemas) estudia principalmente la parte fisicoquímica de los procesos ecológicos. La estructura y dinámica de grupos de muchas especies es el objeto de la ecología de comunidades. El estudio de la fisiología y conducta de los organismos desde un punto de vista ecológico se llama autoecología. Por último, la parte de la ecología que se ocupa principalmente de las interrelaciones entre los seres vivos (esto es, que hace abstracción en lo posible del medio ambiente físico), enfocándose sobre todo al estudio de los cambios numéricos y evolutivos en grupos de muy pocas especies y en áreas más o menos restringidas, se llama ecología de poblaciones y es el tema de este libro.
En el primer capítulo se presentan en forma algo esquemática los conceptos básicos de ecología de poblaciones y de teoría de la evolución que se requieren para entender los argumentos del resto del libro.
En el segundo capítulo se introducen los principales tipos de interacciones entre seres vivos, restringiendo la exposición a encuentros entre individuos de la misma especie. Se presentan varios ejemplos ilustrativos y se analiza la forma en que dichos encuentros tienden a hacer crecer o disminuir a las poblaciones, así como las consecuencias evolutivas que de ello se derivan.
En los siguientes tres capítulos se presenta un panorama más real de las interacciones ecológicas, considerando encuentros entre individuos de dos especies diferentes. Estas interacciones, en las que ambos participantes pueden verse perjudicados, o uno se beneficia y el otro sale perjudicado, o bien, ambos se benefician, son consideradas cada una en capítulos diferentes, y se analizan los cambios numéricos generados en una especie por la presencia de la otra, así como las fascinantes adaptaciones que se presentan como consecuencia de lo anterior.
En el capítulo VI, dedicado a comunidades, se intenta presentar una mejor aproximación a la realidad, al considerar interacciones entre individuos de muchas especies.
La interesante pregunta de si las comunidades de seres vivos evolucionan como tales se examina brevemente.
Los ejemplos presentados en estos capítulos dan una pequeña idea de la maravillosa complejidad y riqueza del mundo vivo. Asimismo, el cúmulo de datos y teorías sobre las interacciones ecológicas puede ser aplicado a problemas de producción de alimentos, control de epidemias y explotación de recursos vivos. Por ello, el último capítulo lo dedicamos a las aplicaciones de la ecología de poblaciones.
Finalmente, en el apéndice se describe un sencillo programa de computadora que permite simular la mayor parte de las interacciones descritas.
Este libro pretende ser una introducción a uno de los más fascinantes campos de la biología moderna. El profundo placer de trabajar en contacto con la naturaleza y el infinito asombro ante la riqueza de las adaptaciones de los seres vivos a su entorno, aunados a la satisfacción del trabajo intelectual riguroso, al análisis y proposición de teorías y modelos, y a su ulterior contrastación en el campo, todo contribuye a hacer del estudio científico de la historia natural una actividad completa y llena de recompensas. Si este libro sirve para transmitir algo del encanto de su estudio, habrá alcanzado su objetivo.
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