I. LA FAMILIA PEQUEñA NO EVOLUCIONA MEJOR. ALGUNAS IDEAS BÁSICAS SOBRE LA SELECCIÓN NATURAL
Dio Naturaleza a cada cual de los animales admirable industria para su conservación.
CAYO PLINIO SEGUNDO
P
ARA
una persona interesada en la naturaleza, cualquier caminata por un bosque, un llano, una selva, o incluso la observación atenta de la poca vida natural que aún se encuentra en nuestras ciudades, puede suscitar una serie de preguntas parecidas a las siguientes: ¿Por qué hubo tan pocas mariposas llamadoras este año? ¿Por qué hay tantas moscas y tan pocas águilas? ¿Por qué de un cerro al contiguo las especies de árboles son diferentes? ¿Por qué en las ciudades los gorriones son tan abundantes y no sucede así con los cardenales?, etcétera. Estas preguntas se refieren al conocimiento de la distribución y la abundancia de los organismos.Cuando se profundiza en los problemas anteriores, aparece otro catálogo de preguntas superficialmente diferentes, por ejemplo: ¿Cómo encuentran las mariposas su comida y cómo se protegen de sus depredadores? ¿Cómo se pueden explicar los intrincados diseños de forma y color que parecen ocultar a ciertas especies de sus enemigos naturales? ¿Cuál es el mecanismo por el que diferentes razas de la misma especie adquieren coloraciones distintas en las diversas localidades? ¿A qué se deben los complicadísimos ritos de apareamiento de algunas especies de aves?, ¿y por qué otras apenas presentan cortejo sexual? Y así, hay gran cantidad de interrogantes similares relacionadas con las razones por las cuales los organismos se encuentran adaptados a su medio y presentan las características propias de sus especies.
Estos dos catálogos de preguntas, aparentemente ajenas, en realidad son las caras de una misma moneda. Como George Hutchinson lo ha expresado de manera tan acertada, estas preguntas corresponden al "teatro ecológico" y a la "representación evolutiva", respectivamente. La íntima conexión que existe entre los cambios numéricos que sufren las poblaciones de seres vivos y sus ulteriores cambios evolutivos fue expresada y fundamentada por primera vez a mediados del siglo pasado por Carlos Darwin. Este capítulo se dedicará a la presentación de los argumentos subyacentes al concepto de selección natural, una idea central en el pensamiento biológico moderno y cuyo auxilio será indispensable para dar coherencia a los capítulos siguientes.
Para no presentar la argumentación en términos completamente abstractos, imaginémonos una pequeña isla en medio de un lago. La isla se encuentra cubierta de pastos y algunos arbustos, poblada por insectos y una sola especie de ratones y es visitada ocasionalmente por tecolotes provenientes de las orillas del lago. Esta islita, sus habitantes y visitantes, son a la vez los actores y el escenario del "teatro ecológico".
El primer punto que examinaremos es el de los factores que determinan la cantidad de ratones en la isla. Hay solamente cuatro causas que producen cambios en los números: nacimientos, muertes, emigración e inmigración. Las dos últimas las ignoraremos con el fin de no complicar innecesariamente las cosas (para esto pusimos a los ratones en una islita, así la probabilidad de escapar o recibir la visita de otros ratones es muy baja). En el siguiente capítulo veremos con mucho mayor detalle las cualidades de los seres que afectan sus oportunidades de sobrevivir y dejar descendencia. Bástenos por ahora recordar que obtener alimento, conquistar una pareja y eludir a los enemigos naturales son los principales problemas a los que se enfrentan los animales y, a su modo, las plantas. El balance entre el número de nacimientos y el de muertes en cualquier momento, es lo que determina la abundancia de los ratones. Si en un año el invierno fue muy crudo, morirán más ratones que en un año favorable. Si los tecolotes del litoral del lago descubren que la isla contiene muchos ratones y empiezan a visitarla muy frecuentemente para alimentarse de ellos, habrá otra vez pocos ratones. Si, debido al buen clima, los insectos de la isla se desarrollan mucho y acaban con buena parte de la cosecha de semillas, los ratones pueden sufrir de una escasez de alimento y de una mortalidad mayor que la acostumbrada, con el consecuente cambio en sus números. En fin, cualquier factor que opere en el sentido de mejorar (desde un punto de vista ratonil) el clima, de disminuir la intensidad de competencia con otras especies o la acción de los enemigos naturales producirá, por lo menos en el corto plazo, un incremento de la población de ratones. Los datos numéricos de natalidad y mortalidad se analizan mediante herramientas demográficas y, en particular, la llamada tabla de vida, que se verá con más detalle en el próximo capítulo.
Resulta claro que puede haber islas muy convenientes, desde un punto de vista de ratón, a saber: aquellas con pocos tecolotes, abundancia de gramíneas, ausencia de otras especies de roedores y buen clima; por el contrario, es posible que también existan islas muy inhóspitas. La densidad de ratones será respectivamente alta o baja en los diferentes tipos de islas.
Ahora bien, ¿qué es lo que determina cuáles individuos serán los sobrevivientes a la acción de los tecolotes, a las hambrunas o las inclemencias climáticas? ¿Cuáles individuos y por qué razones serán capaces de obtener una pareja y de contribuir a la siguiente generación de roedores? El punto que el genio de Carlos Darwin percibió y apreció hasta sus últimas consecuencias es que ni el éxito al reproducirse ni la capacidad de sobrevivir hasta la edad adulta y de permanecer en ella son iguales en todos los individuos de una misma especie. En efecto, aunque todos los ratones pudieran parecer iguales a primera vista, un examen más cuidadoso revela diferencias entre ellos. Algunos son más robustos, otros más ágiles, otros de color más oscuro, otros más claros. Incluso sus gustos alimenticios no son idénticos: un ratón puede preferir semillas de cierta planta, mientras que su vecino se inclina por la de otra especie distinta. Esta variabilidad no es, obviamente, privativa de los ratones. Es una característica universal de los seres vivos, que Darwin llamó "descendencia con variación". En otras palabras, esta expresión significa que todos los seres vivientes tienden a tener progenie parecida, pero en general no idéntica, a sí mismos, y éste es uno de los más profundos y esenciales rasgos de la naturaleza viva.
De modo que no todos los individuos de la misma especie (o incluso del mismo grupo o población, como la de los ratones en la isla) son idénticos, lo que trae como consecuencia simplemente que mortalidad y el éxito reproductivo no estén determinados puramente por el azar. Es como si se usaran dados cargados para determinar quién ha de morir o quién podrá encontrar pareja. Ilustremos esto con los ratoncitos de nuestro ejemplo: el invierno ha sido mucho más crudo que lo acostumbrado y la mortalidad entre los ratones ha resultado mayor. Sin embargo, un cierto número de hermanos y primos, descendientes de un ratón notable por lo peludo, han sido capaces de soportar mejor el frío y ahora son proporcionalmente más abundantes en la población. Si se presentara una serie larga de años fríos, el aspecto general de los ratoncitos de la isla empezaría a cambiar, al predominar los descendientes de aquellos ratones peludos más resistentes a las bajas temperaturas. De manera similar, si la presencia de tecolotes fuera otra causa importante de mortalidad entre los ratones de la isla, aquellos ratones ligeramente más exitosos para escapar de la depredación de los tecolotes (por sigilosos, o rápidos, o porque evitaran salir de noche, u otra característica parecida dejarían más descendientes, en términos proporcionales, y cambiarían paulatinamente ciertos hábitos en la población.
Resulta claro que la acción de los diferentes factores no es necesariamente secuencial. Los años fríos pueden coincidir con los de baja actividad de los tecolotes, o viceversa. Los ratones más atractivos a las hembras pueden también ser los menos peludos, o los de color más claro, etc. Sin embargo, toda esta constelación de factores determina, después de muchas generaciones, que las poblaciones estén formadas por individuos adaptados, es decir, ajustados, armonizados con su medio. En nuestro ejemplo, esto significa ratones resistentes al frío, con un aspecto y hábitos de conducta que los hagan inconspicuos ante sus enemigos naturales, capaces de utilizar una variedad de semillas diferentes para no verse demasiado afectados por sus competidores, etcétera.
Es claro que cambios subsecuentes en el medio (por ejemplo, un incremento en la cantidad de insectos competidores) traerán la consecuencia de un desplazamiento en las probabilidades de sobrevivir y un reinicio de este juego existencial cuyo único premio, según palabras de Slobodkin, es la permanencia en la cancha. La adaptación nunca será perfecta, por la simple razón (entre otras) de que el medio nunca permanece estático.
Pongamos ahora en términos generales el mecanismo que acabamos de ejemplificar:
1. Los seres vivos tienden a ser parecidos a sus progenitores, pero siempre, dentro de cualquier población, existe una gama más o menos amplia de variación con respecto a un buen número de los caracteres propios de la especie en cuestión. Parte de esta variación es heredable.
2 Ni la mortalidad ni el éxito reproductivo están repartidos por igual entre los individuos de una población. La variación natural determina que, en un medio ambiente dado, algunos de ellos tengan mayores probabilidades de sobrevivir y/o dejar descendencia que otros.
3. Los puntos 1 y 2 implican que aquellas características de los seres vivos que sean al mismo tiempo ventajosas y heredables tenderán a predominar en la población. La consecuencia del proceso anterior sostenido a lo largo del tiempo es la adaptación de los organismos a su medio.
El mecanismo descrito se conoce con el nombre de selección natural y prácticamente no existe biólogo que dude de su existencia, aunque hay diversas opiniones en cuanto a su importancia. En el presente libro adoptaremos la posición llamada neodarwiniana, que consiste, en parte, en conceder una gran importancia a la selección natural en la evolución de los seres vivos.
La idea de la selección natural ha tenido una historia un poco tormentosa. Por razones de tipo filosófico, lógico o empírico, se ha pretendido demostrar su invalidez. Sin embargo, ha sobrevivido a más de 100 años de críticas diversas y ha salido fortalecida de esos embates. Por lo anterior, y debido a la facilidad con la que se malinterpretan los argumentos basados en su uso, es muy importante hacer hincapié en los siguientes puntos:
En resumen, hemos ejemplificado sucintamente la manera en que los cambios en las cantidades de nacimientos y muertes dentro de las poblaciones no sólo producen fluctuaciones en el tamaño de las mismas, sino que, acoplados a la variabilidad heredable intrínseca a todos los seres vivos, dichos cambios pueden generar las "soluciones a los "problemas" que plantea el medio ambiente a los organismos. Los organismos que viven actualmente son los descendientes de una estirpe de buenos "solucionadores de problemas" y a esta capacidad la denominamos adaptación.
![]()