VIII. LA CAZA DE BALLENAS

LAS ballenas son mam�feros marinos especialmente adaptados a la vida acu�tica, a tal extremo que no pueden vivir fuera de ellas; pertenecen al orden de los cet�ceos (Cetacea) y son conocidas con el nombre vulgar de "sopladores". Son tan grandes que entre ellos se encuentran los mayores animales que existen en la actualidad; tienen cuerpo fusiforme, del que ha desaparecido completamente el cuello; la cola est� sustituida por una nadadera o "aleta caudal" que difiere de la de los peces porque est� extendida en el plano horizontal, en lugar del sagital; estas caracter�sticas hacen que los cet�ceos presenten un aspecto pisciforme, sobre todo porque carecen de extremidades posteriores, mientras que las anteriores, por alargamiento de sus huesos, se han transformado en unas "aletas pectorales" grandes, fuertes y alargadas, con forma de paleta triangular.

No tienen orejas; sus mamas son ventrales y presentan un solo par; su piel no tiene pelo, y debajo de ella llevan capas de grasa que les ayuda a conservar su temperatura constante, por lo que se les considera como animales homeotermos. Aunque existen especies de agua dulce, los cet�ceos son eminentemente marinos y su distribuci�n es cosmopolita; sin embargo, algunas especies viven en zonas restringidas.

Las "narices", que no funcionan como �rganos olfatorios, se abren en la parte superior de la cabeza, en forma de uno o dos orificios, facilit�ndoles la respiraci�n; adem�s, se obturan para que estos animales puedan permanecer bajo el agua por diferentes lapsos ; los delfines llegan regularmente a dos minutos, las ballenas a 20 y el cachalote puede durar hasta una hora.

La mayor parte de los cet�ceos actuales tienen dientes iguales, peque�os y numerosos por lo que pertenecen al suborden odontoceti; s�lo las ballenas y rorcuales no presentan estos dientes, en su lugar tienen alargadas l�minas c�rneas con apariencia de flecos adheridos al paladar llamadas "barbas" o "ballenas" y por ello pertenecen al suborden mysticeti.

En el grupo de los odontocetos se encuentran los delfines, los cachalotes, los calderones y las orcas; a estas �ltimas, por su tama�o, se les confunde con las ballenas y se les han adjudicado los diferentes nombres de "espart�n", "gladiador" y "ballena asesina"; una de las m�s conocidas es Orcinus orca que vive en el Atl�ntico, �ndico y Pac�fico; llega a medir 6 o 9 metros, dependiendo del sexo (las hembras son m�s peque�as). Su piel es completamente negra en la regi�n dorsal de la cabeza, cuerpo, cola y aletas, mientras que el vientre es totalmente blanco.

Otro odontoceto que tambi�n es confundido con las ballenas es el cachalote o "ballena de esperma" (Physeter macrocephalus); tiene cuerpo coniforme, con una enorme cabeza achatada que presenta la mand�bula inferior con numerosos dientes, faltando por completo la superior; sus aletas pectorales y caudal son peque�as en relaci�n con el tama�o de su cuerpo que llega a medir hasta 18 metros. En su regi�n cef�lica se acumula una grasa de gran valor comercial, que forma un "almohad�n rostral"; a esta grasa, llamada "blanco de ballena" o "espermaceti", err�neamente se le conoce como "esperma de ballena".

Los cachalotes realizan extensos recorridos durante el verano para llegar hasta los mares polares, acerc�ndose a las costas europeas y americanas. En el invierno prefieren las aguas intertropicales y tropicales del Golfo de M�xico y Caribe. A pesar de su gran peso, son �giles y acostumbran saltar fuera del agua, elev�ndose varios metros y produciendo un gran ruido cuando se zambullen.

El grupo de los misticetos comprende a las verdaderas ballenas y a los rorcuales que son de gran tama�o y algunos, verdaderos gigantes. Tienen cuerpo fusiforme y la cabeza corta en relaci�n con su longitud; su piel est� recorrida por numerosos y profundos surcos que se inician en la garganta y se prolongan por el pecho y vientre; de acuerdo con esta caracter�stica se diferencian tres familias de ballenas: las ballenas de "garganta surcada" (Balaenopteridae), las ballenas de "garganta arrugada" (Eschrichtiidae) y las ballenas de "garganta lisa" (Balaenidae).

A la primera familia pertenecen los rorcuales que presentan las mayores dimensiones de los cet�ceos en la actualidad, como el "rorcual gigante" o "ballena azul" (Balaenoptera musculus) cuya longitud llega a superar los 30 metros y su peso las 120 toneladas. Se localizan en los Oc�anos �rtico y Ant�rtico, pasan el invierno en aguas intertropicales; el "rorcual com�n" (Balaenoptera physalus) mide 24 metros, se encuentra en los Oc�anos Atl�ntico y Pacifico; el "rorcual de Rudolphi" (Balaenoptera borealis) mide 16 metros y vive en aguas fr�as aunque puede llegar a las Antillas y costas de M�xico, as� como a las del norte de Sudam�rica y, por �ltimo, el "rorcual peque�o" (Balaenoptera acutorostrata) que s�lo mide 11 metros, vive en los Oc�anos Atl�ntico y Pac�fico y puede penetrar en golfos y bah�as.

A la segunda familia pertenecen las ballenas grises (Eschrichtius robustus) que presentan distribuci�n reducida, localiz�ndose en el Polo Norte en el Oc�ano Pac�fico. Realizan sorprendentes migraciones en las que recorren miles de millas; miden hasta 15 metros y llegan a pesar, las m�s grandes, 35 toneladas.

La �ltima familia est� formada por especies de tama�o grande, con excepci�n de la llamada ballena enana" (Caperca marginata) que mide 6 metros o menos y vive al sur de los Oc�anos Atl�ntico y Pac�fico. Estas ballenas de garganta lisa est�n representadas en el Atl�ntico norte por la especie Balaena mysticetus que mide 16 metros y, en el Pac�fico norte, por Eubalaena gracilis. Tambi�n pertenece a este grupo la "ballena austral" (Eubalaena australis) que alcanza los 15 metros y vive en los Oc�anos Atl�ntico y Pac�fico.

La captura de mam�feros marinos se remonta a los or�genes de la humanidad; hay testimonio de ello en pinturas rupestres, as� como en la cuevas en donde se han encontrado restos �seos de estos animales. Se piensa que los utilizaban para aprovechar sus pieles, grasa y carne.

Se considera que la captura comercial de ballena se inici� en 1868, cuando se habilitaron para este fin, los barcos de acero equipados con m�quina de vapor, ca��n ballenero y compresor para hinchar a los organismos capturados y llevarlos a flote.

Hasta finales del siglo XIX s�lo se capturaban en la regi�n septentrional del Atl�ntico y en el �rtico. Al principio del presente siglo se generaliz� esta pr�ctica, captur�ndose ballenas en el Pac�fico y en las aguas del hemisferio austral.

Figura 44. Diferentes tipos de ballenas.

En el siglo pasado, la caza de la ballena era peligrosa y emocionante. Las narraciones de los balleneros dieron origen a innumerables relatos y novelas; la m�s famosa de todas es Moby Dick. Aunque la ballena es generalmente pac�fica y muere sin combatir, algunas especies, entre ellas la de los cachalotes que poseen dientes poderosos, se volv�an contra sus verdugos y cobraban v�ctimas a su vez.

Con los barcos modernos, la caza de la ballena es una actividad rutinaria que s�lo entra�a un riesgo: la extinci�n de la especie, sobre todo de la ballena azul (Balaenoptera musculus) la m�s perseguida y escasa. En la captura actual de estos mam�feros se utilizan helic�pteros que al localizarlos, avisan por radio a los barcos, aut�nticas f�bricas flotantes en donde se procesan y aprovechan los animales de manera integral.

Estos barcos f�brica cuentan con la colaboraci�n de barcos r�pidos, en donde se monta el ca��n arponero, situado en una plataforma m�vil y capaz de disparar un arp�n de 70 a 90 kilogramos, armado con una "cabeza" explosiva que estalla al penetrar en la piel del animal; este arp�n est� sujeto a un cable de acero que se maniobra con una gr�a hidr�ulica. Si el animal no muere por la explosi�n, el ca�onero lleva un segundo arp�n sin cable.

La tripulaci�n del barco llega hasta la ballena moribunda, le perfora el abdomen y le inyecta aire comprimido para que flote; despu�s la remolca hasta el barco f�brica y en �l se inicia su proceso. Se reporta que en el siglo pasado un barco pod�a cazar un promedio de 35 a 40 ballenas por viaje de tres a�os, pero a mediados del siglo actual esa misma cantidad la capturaban las modernas flotas en dos semanas; por ello, las distintas especies de ballenas se encontraron en peligro de extinci�n.

En el caso de la ballena azul, cuya poblaci�n se estimaba en 150 mil ejemplares, en la actualidad s�lo se encuentran unos 6 mil; en cuanto a la jorobada, ahora hay 3 ó 4 mil espec�menes, mientras que anteriormente la poblaci�n era de cerca de 100 mil ejemplares. Las anormalidades observadas en la captura de ballenas determinaron que la Comisi�n Internacional para la Industria Ballenera, CIIB que se fund� en 1946 como un organismo internacional para regular la caza de la ballena, realizara un estudio sobre el caso llegando a la conclusi�n de que las ballenas estaban en serio peligro de extinci�n.

La "ballena de esperma" es la que m�s se capturaba hasta hace pocos a�os; los cient�ficos han calculado que su poblaci�n original era de 2.5 millones de ejemplares y, hasta la fecha, sobrepasa por su n�mero a todas las especies. Dado que esta ballena se captura en el Pac�fico norte, en el Atl�ntico, cerca de Jap�n, en las Azores, en Chile, en Per� y en Australia occidental, su poblaci�n actual se estima apenas en m�s de un mill�n de ejemplares.

Con la introducci�n de los barcos f�brica y las flotas con barcos nodriza en las aguas del Ant�rtico, se redujo considerablemente la poblaci�n de las grandes ballenas. Esto ocasion� cambios en el ecosistema oce�nico en dicha regi�n, ya que las ballenas consum�an 150 millones de toneladas de krill, crust�ceo semejante al camar�n que constituye el alimento principal de estos grandes mam�feros. Sin embargo, cuando la biomasa de las ballenas disminuy� de 33 millones de toneladas a 5 millones, el tonelaje de krill aument� en la misma proporci�n; esta formidable reproducci�n del crust�ceo ha beneficiado a las aves, los peces y a los calamares de la regi�n. El volumen de krill es tal que, en algunos lugares, ya se procesa industrialmente.

La ballena se desplaza grandes distancias para su reproducci�n, hecho que se observa claramente en las "ballenas grises" ya que la mayor parte del a�o viven en las heladas aguas del Mar de Bering pero al comenzar el oto�o, cuando los d�as empiezan a ser m�s cortos en las altas latitudes, inician una fenomenal migraci�n de 10 mil kil�metros, a velocidades de 6 a 8 nudos que las llevan hasta las aguas del noroeste Mexicano. El recorrido se prolonga por 3 meses, durante ese lapso las ballenas se enfrentan a una serie de adversidades aunque su objetivo es firme y nada las hace retroceder.

Las primeras en hacer su viaje son las ballenas hembras que el a�o anterior fueron fecundadas en las aguas bajacalifornianas. Est�n ansiosas de llegar para dar a luz a sus hijos. Les siguen las hembras j�venes y los machos que encontrar�n pareja.

Parten de las cercan�as de la pen�nsula de Kamchatka, bordean la cadena de las islas Aleutianas, cruzan la inmensidad del Pac�fico septentrional y aparecen frente a las costas de Oregon y California E.U.A. De ah�, sin detenerse, siguen un curso paralelo a la costa hasta llegar a las lagunas de Baja California; sin embargo, algunas pueden llegar al extremo meridional de la pen�nsula, doblan el rocoso Cabo San Lucas y se internan en el Golfo de California, en el que terminan su largo viaje.

Las ballenas se refugian en los esteros y bah�as de la regi�n que acogen a cientos de conjuntos de ballenas; primero entran los machos j�venes, seguidos por machos viejos y hembras, hasta el final las hembras gr�vidas; as� permanecen desde fines de diciembre hasta bien entrada la primavera, para dar a luz. Las principales concentraciones de ballenas se localizan en la Laguna Ojo de Liebre, en donde se re�nen de 2 a 3 mil ejemplares. Hecho esto, emprenden el viaje de regreso al Mar de Bering.

Todav�a faltan argumentos cient�ficos que expliquen por qu� la ballena gris realiza esa migraci�n anual. En el Mar de Bering no le falta alimento y est� a salvo de enemigos; sin embargo, abandona esa seguridad para exponerse a las fatigas y azares del viaje. Algunos piensan que lo hace porque el clima bajacaliforniano es benigno, adem�s de que sus aguas son ricas en sales, lo cual ayuda a que las cr�as de ballena o "ballenatos" floten y no se ahoguen, dado que deben respirar aire de la atm�sfera inmediatamente despu�s de nacer y obtener un adecuado entrenamiento para nadar antes de emprender su viaje hacia el casquete polar.

El reloj con que la naturaleza ha dotado a las ballenas grises es de una exactitud extraordinaria; seg�n estudios cient�ficos, los cet�ceos nunca tienen un retraso mayor de 5 d�as al inicio o al final de su migraci�n que ocurre entre el 20 de diciembre y el 20 de marzo.

No se sabe c�mo llegan con tal precisi�n a su destino. La trayectoria que describen es el camino m�s corto entre estos dos puntos de la superficie del planeta; para seguir esa ruta tienen que cruzar una enorme extensi�n del oc�ano en la que no hay puntos de referencia; sin embargo, se sabe que se orientan por el o�do, utilizando los sonidos para la navegaci�n y la comunicaci�n. Cada a�o la ballena gris vuelve a Baja California y ah� se reproduce. Los cient�ficos han determinado que el 90% de la poblaci�n mundial se reproduce en aguas mexicanas en tanto que el 10% restante lo hace frente a las costas de Corea.

Cuando el capit�n Charles Melville Scammon, a bordo del bergant�n Boston, descubri� en 1855 a las ballenas grises en la laguna actualmente llamada Ojo de Liebre por los mexicanos y laguna Scammon por los norteamericanos, los balleneros supieron sacar provecho de esa circunstancia, por lo que la ballena gris estuvo a punto de extinguirse.

Sabedores del camino que segu�an los animales, los balleneros se situaban a lo largo de las costas de Oregon y California para darles caza cuando estaban todav�a en camino a la zona de reproducci�n y no hab�an perdido peso por los rigores del viaje. Obviamente, el resultado fue una marcada declinaci�n en el n�mero de animales: capturados antes del parto, mor�an sin dejar descendencia. As� lleg� el momento, en 1940, en que se calcul� que s�lo quedaban unos 100 ejemplares en total.

Los cient�ficos, alarmados, lograron convencer a los gobiernos de los pa�ses balleneros de que llegaran a un acuerdo internacional para prohibir por completo la caza de la ballena gris, medida que fue aceptada; la veda ha tenido excelentes resultados. Adem�s, el 14 de enero de 1970, M�xico public� un decreto que declara "zona de refugio para ballenas y ballenatos a las aguas de la laguna Ojo de Liebre, al sur de la bah�a de Sebasti�n Vizca�no, en el litoral de Baja California" y, el 16 de julio de 1979 extendi� la medida a la "laguna de San Ignacio, tambi�n en Baja California, declar�ndola refugio para ballenas gr�vidas y ballenatos".

Estas medidas han dejado fuera del peligro de extinci�n a la ballena gris. El bi�logo mexicano Luis A. Fleischer, del Instituto Nacional de Pesca, quien ha dirigido los programas de protecci�n trabajando con t�cnicos de la Universidad Aut�noma de Baja California Sur, de la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico y de otras instituciones de educaci�n superior y de investigaci�n cient�fica, ha declarado que "se tiene la informaci�n precisa para asegurar que ese riesgo ha desaparecido". En 1985 se realiz� un censo a�reo que permiti� destacar 1 340 ballenas al final de la temporada, por lo que se calcul� que varios miles m�s ya hab�an regresado. Adem�s, se observ� que hab�an nacido 280 cr�as.

La biolog�a de las ballenas es poco conocida, debido a lo dif�cil que ser�a colocar un animal de muchos metros de longitud y varias toneladas de peso en un laboratorio; sin embargo, se han aprovechado los cad�veres de los cet�ceos que varan en las playas para obtener conocimientos acerca de ellos. En M�xico los doctores Bernardo Villa, Anelio Aguayo y Luis Fleischer han realizado interesantes trabajos sobre estos animales.

Uno de los problemas que intrigan a los cient�ficos, son las causas por las que estos enormes animales llegan y se varan en la arena, lo que a veces sucede a una sola hembra con su cr�a, o a un grupos de varios individuos. Para explicar el fen�meno, los cient�ficos piensan que puede ser efecto producido por unos par�sitos parientes de los Ascaris o lombrices, que llegan al cerebro y al o�do, haciendo que el animal pierda su orientaci�n, lo que provoca que encalle; otra teor�a es que la presi�n de la contaminaci�n de las aguas por el hombre es la causa que produce el fen�meno. Otros investigadores estiman que la causa es la perturbaci�n de su sistema de navegaci�n, el cual sufre alteraciones por el magnetismo terrestre y la inclinaci�n de las playas donde los cet�ceos se acercan en busca de alimento.

La ballena es el coloso m�s grande que jam�s haya existido sobre la faz de la Tierra; algunas llegan a alcanzar 30 metros de largo y un peso de 120 toneladas. Soberana de los mares, s�lo perseguida por manadas de orcas, es cazada con gran facilidad por los barcos modernos, dotados de precisos equipos y tripulaciones expertas. Afortunadamente ahora no se le captura y su poblaci�n se recupera.

Un animal de ese peso era destazado en una hora por 150 hombres sobre la cubierta de un gran barco f�brica; el producto primario de este trabajo justifica la cuantiosa inversi�n ya que se pueden obtener 30 toneladas de aceite, 60 toneladas de carne, 25 de huesos, 4 de v�sceras y 3 de lengua. Se procura no desperdiciar nada, aprovechando integralmente al animal, cuyos productos pueden ser utilizados por millones de hombres de todos los pa�ses; la Uni�n Sovi�tica, Jap�n, Estados Unidos, Per�, Chile y Corea son los que realizaban mayor captura.

Figura 45. Pescadores destazando una ballena.

La explotaci�n ballenera japonesa que se origin� en las costas del sur del pa�s, tuvo desde sus inicios una orientaci�n diferente a la de las naciones occidentales. Los pescadores, tras la capturar en redes, matan y destazan al animal en la playa, con intenci�n de aprovechar al m�ximo, su carne, su grasa y sus huesos. Procesan pr�cticamente todos los �rganos de la ballena, desde la piel hasta el h�gado y el p�ncreas para obtener productos tan variados como fertilizantes, glicerina, materias primas para la industria jabonera, hormonas, componentes de zapatos y otras prendas. Algunas partes de la ballena se emplean para preparar especialidades culinarias tradicionales, como el tocino de ballena y el yamatoni, carne cocida en salsa de soya.

Los industriales japoneses idearon interesantes procedimientos para aprovechar la carne y, en 1973, 6 empresas balleneras abastecieron a la poblaci�n japonesa con 122 mil toneladas de carne. De ese total, 60 500 toneladas se destinaron a la venta directa, 15 000 se emplearon en almuerzos escolares y 46 500 fueron procesadas en enlatadoras y empacadoras.

Debido a la elevada cantidad de prote�nas que contiene y al hecho de que se vende completamente deshuesada, la carne de ballena es un alimento pr�cticamente insustituible para los japoneses. En proporci�n, las toneladas de esta carne que consumen anualmente tendr�an que ser sustituidas por el doble de carne de res o el triple de carne de cerdo, con sus respectivos huesos y cart�lagos; estas cantidades Jap�n no las puede producir o importar. Tambi�n la leche de la ballena "yubarta" es muy nutritiva, cuidadosamente refrigerada posee 50% de grasa y 13 de prote�na, lo que la hace superior a la de vaca, que contiene 4 y 3% respectivamente.

Lograr esa captura implic� que los japoneses movilizaran 3 grandes flotas, cada una incluye un barco nodriza, 2 o 3 barcos buscadores arponeros y un buque tanque; ocupa alrededor de 1 000 tripulantes, que han de viajar a�o tras a�o hasta la Ant�rtida y otros lugares con clima igualmente inh�spito para buscar a sus presas. La sola operaci�n de una flota ballenera en una temporada de caza cuesta muchos millones de d�lares.

Cada barco f�brica cuenta con un laboratorio para el control de calidad cuyos t�cnicos grad�an el aceite por el color, la gravedad espec�fica, la cantidad de yodo, el valor de saponificaci�n, el grado de acidez, las manchas y temperaturas de fluidez y una gran variedad de pruebas.

Asimismo, los bi�logos que van a bordo comprueban el sexo, la edad y el tama�o de cada ballena izada a bordo, examinan el contenido del est�mago, recogen los ovarios, los ojos o cualquier �rgano que est� siendo objeto de estudio cient�fico, para obtener m�s datos sobre su funcionamiento. Se puede considerar que una ballena es una de las f�bricas m�s grandes del mundo: su cuerpo forma mol�culas que la industria no pude sintetizar directamente y por esto, el hombre utiliza sus laboratorios para recobrar, refinar y modificar los productos naturales de ese enorme animal.

El valor nutritivo de la carne de ballena con respecto a otras carnes, es el siguiente:


 
Calorías
Proteínas
Grasas
Vitamina A
 
( en 100 g )
( g/100 g )
( g/100 g )
( mg/100 g )

Carne de ballena
127
23.0
3.0
120
Bistec de res
209
18.3
14.4
33
Cerdo
346
14.3
31.5
---
Pollo
135
21.0
5.0
40
Salmón
141
20.0
6.0
110

 

Los rorcuales tienen en sus mand�bulas "barbas interiores" o "ballenas" de filamentos c�rneos que filtran el krill, alimento microsc�pico que la ballena convierte en 25 o 30 toneladas de grasa pura. Un cachalote, por otra parte, tiene la boca llena de feroces dientes con los que desgarra a calamares gigantes del fondo del oc�ano y esta dieta peculiar la transforma en cera l�quida y en aceite de esperma.

Los qu�micos europeos hidrogenan el aceite de ballena ordinario para elaborar grasas comestibles, extraen vitaminas y hormonas de los h�gados y gl�ndulas, congelan y enlatan toneladas de carne para alimento y cuecen el resto para convertirlo en alimento de alto valor prote�nico para animales o abono; tambi�n parte del aceite se emplea en fabricar jab�n y glicerina. Se utiliza, adem�s, un proceso de destilaci�n especial con el fin de obtener �cidos puros para la industria.

En Estados Unidos la mayor parte de estos productos pueden obtenerse de otras fuentes m�s baratos y con m�s facilidad aunque han encontrado que el aceite de esperma, solo o mezclado con productos derivados del petr�leo, tiene caracter�sticas especiales que exige la maquinaria moderna como lubricante, ya que su viscosidad cambia muy poco con el calor o el fr�o, funciona bien a altas presiones y altas velocidades, humedece la mayor�a de los metales y penetra en los resquicios m�s peque�os.

A principios del siglo XX la captura de ballenas se increment� r�pidamente, llegando al m�ximo en 1962, con un total de 66 090 ballenas grandes de diferentes especies: primero fueron los rorcuales de joroba, luego las ballenas azules, posteriormente las ballenas �rticas y ballenas de menor tama�o; esto hizo que la opini�n p�blica mundial propusiera la creaci�n de un organismo que regulara la caza de estos animales y as� naci�, en 1946, la Comisi�n Internacional Ballenera, a la que M�xico se incorpor� en 1949.

En a�os recientes, sobre todo en pa�ses como Estados Unidos, Canad� e Inglaterra, se han intensificado de manera notable las campa�as en contra de la captura de ballenas, promovidas principalmente por organizaciones occidentales dedicadas a la protecci�n de la flora y la fauna. Pero en Jap�n, Uni�n Sovi�tica, Noruega, Per� y Corea contin�an defendiendo la captura por medio de plantas terrestres con un peque�o radio de acci�n, pues da empleo a varios miles de personas, proporciona alimentos proteinados a cientos de miles, y representa inversiones productivas de muchos millones de d�lares.

Sin embargo, los investigadores de estos pa�ses han aportado estudios que permiten adoptar medidas para la conservaci�n de las ballenas y entender que los recursos vivos pueden beneficiar al hombre de manera continua, siempre que sean explotados racionalmente dentro de ciertos l�mites y con bases cient�ficas bien fundamentadas. Como han declarado varios especialistas: si se aplica una pol�tica adecuada, las ballenas podr�n seguir existiendo.

InicioAnteriorPrevioSiguiente