V. LA CIUDAD DE LOS SUBSIDIOS
EL PODER del Imperio azteca provenía del dominio político de la mayor parte de Mesoamérica, y de la subordinación de culturas vecinas que pagaban tributo al emperador. La riqueza del Imperio azteca dependía, en cierta medida, de la concentración de bienes (metales, obsidiana, frutos tropicales, alimentos ricos en proteínas, productos del mar y varios minerales menores) y de la mano de obra. Todo esto era recolectado de los pueblos sometidos, bajo la forma de tributo al emperador azteca. La cuenca de México, que inicialmente permitió el surgimiento de la cultura mexica a través de la apropiación y el uso de la altamente productiva tecnología chinampera, fue transformándose en un ecosistema subsidiado, que necesitaba de una entrada continua de materiales y de trabajo provenientes de otras regiones.
Esta tradición, mantenida durante la Colonia, ha alcanzado actualmente proporciones inmensas y, para algunos, grotescas. Pocos ecosistemas en el mundo se encuentran tan lejos de la autosuficiencia como la cuenca de México. Con muchos de sus bosques talados, la mayor parte de las tierras agrícolas sepultadas bajo construcciones, y prácticamente todos sus lagos secos y drenados, la producción de materias primas y de energía dentro de la cuenca es muy baja y no alcanzaría para abastecer ni siquiera a una pequeña fracción de sus 19 000 000 de habitantes actuales. Por ello, la ciudad debe diariamente traer enormes cantidades de comida, energía, agua, madera, materiales de construcción, y muchos otros productos que subsidian los deficitarios ciclos de agua, materia, nutrientes y energía dentro de la cuenca. Con sólo 22% de la población, la ciudad de México consume el 27% del petróleo usado en el país, y aproximadamente un tercio de su electricidad (Cuadro 17). Por supuesto, el consumo indirecto aumenta de manera importante estas cifras: buena parte de la energía usada por las industrias fuera de la ciudad se emplea en fabricar bienes que son introducidos a la misma.
CUADRO 17. Consumo de energía en la República Mexicana y en la cuenca de México entre 1970 y 1975, en m³ de petróleo o su equivalente. Los números entre paréntesis indican la proporción utilizada por la cuenca de México respecto del total nacional (Fuente: Ibarra et al., 1986).
Año 1970 1975
Todo el paísPetróleo 34 060 003 48 081 005Electricidad 2 320 482 3 708 698Carbón 1 470 000 2 616 000TOTAL 37 850 485 54 405 703 Cuenca de MéxicoPetróleo 9 215 600 ( 27.1% ) 13 202 132 ( 27.5% )Electricidad 753 874 ( 32.5% ) 1 065 554 ( 28.7% )Carbón 0 0TOTAL 9 969 474 ( 26.3% ) 14 267 686 ( 26.2% )
El modelo mexicano de desarrollo ha dado prioridad al mejoramiento de la calidad de vida en las grandes ciudades, donde la demanda social se encuentra más concentrada, a expensas de las áreas rurales, que se han visto comparativamente empobrecidas. A pesar de los grandes problemas de contaminación, entre 1950 y 1980 la ciudad de México ha experimentado una marcada mejoría en los indicadores de calidad de vida (Cuadro 18), pero los cambios correspondientes a nivel nacional han sido más lentos. Esta diferencia es mucho más marcada, por supuesto, si se compara la ciudad de México con las áreas rurales deprimidas de donde proviene la mayor parte de los inmigrantes. Es también evidente que los servicios públicos en general, como educación, agua potable y drenaje, son escasos en las regiones más pobres del campo mexicano. Estas regiones deprimidas, paradójicamente, son las que proveen a precios muy baratos muchos de los productos que consume la ciudad, y las que generan, por otro lado, la mayor parte de los inmigrantes que llegan a la cuenca.
CUADRO 18. Evolución de algunos indicadores de calidad de vida para la ciudad de México desde 1950 hasta 1980. Los valores de los mismos indicadores en 1980 para toda la República Mexicana (RM) se muestran para su comparación (n.d. = dato no disponible; Fuente: Ibarra et al., 1986)
Año 1950 1960 1970 1980 1980-RM
Expectativa de vida al nacer ( años ) 55.0 60.8 63.2 65.2 64.4Mortalidad infantil ( % ) 12.0 7.9 7.4 4.3 7.1Alfabetismo en adultos ( % ) 83.3 88.4 92.6 95.6 83.0Proporción de viviendas con agua corriente ( % ) n.d. 35.0 53.0 67.0 n.d.Proporción de viviendas con drenaje ( % ) n.d. 33.0 63.0 81.3 n.d.Proporción de viviendas poseídas en propiedad por sus residentes ( % ) n.d. 34.0 50.0 52.7 n.d.
A través de este sistema de subsidios ecológicos, muchos de los problemas generados por el crecimiento o por el mismo tamaño de la ciudad de México se extienden a áreas vecinas. Por ejemplo, el problema crónico de falta de agua en la ciudad se ha transferido en buena medida a las cuencas del Lerma y del Cutzamala, desde donde se extraen en promedio 18 m³ de agua por segundo (Bazdresch, 1986).
Las aguas servidas, por otro lado, se drenan hacia la cuenca del Tula. De esta manera, los problemas de contaminación acuática se exportan a los campos de Hidalgo, donde una parcela bajo riego puede recibir en un año hasta 470 kg/ ha de metales, 710 kg/ ha de boro y 2 300 kg/ ha de detergentes (Ibarra, Saavedra, Puente, y Schteingart, 1986).
Como efecto sumado a las interpretaciones ecológicas de estos subsidios, la concentración urbana de la ciudad de México ha ocasionado también la concentración de la riqueza en la ciudad y un subsidio económico concedido implícitamente por el resto del país a los residentes de la capital. Veamos algunos ejemplos: El transporte público de la ciudad (camiones, trolebuses y metro) cuesta en la actualidad aproximadamente 0.12 dólares (300 pesos) por viaje, una tarifa fija e independiente de la distancia recorrida. En el caso del metro, que transporta unos 3 000 000 de pasajeros diariamente (Bravo, 1986), la tarifa actual genera ingresos de aproximadamente 350 000 dólares por día, pero el costo real de operación del sistema es del orden de 1 500 000 de dólares por día (Bazdresch, 1986). La diferencia es, en última instancia, subsidiada por todos los contribuyentes.
En el caso del agua, se calcula que su distribución domiciliaria cuesta aproximadamente 0.20 dólares por metro cúbico (aproximadamente 200 pesos/m³ en 1986; y 400 pesos/m³ en 1989). Este precio se debe en buena medida los altos costos de bombeo de agua desde la cuenca del Lerma, e implica que el gobierno debe gastar más de 200 millones de dólares por año para proveer de agua a la ciudad. Los ingresos obtenidos por este servicio, sin embargo, son mucho menores: alrededor de 40 millones a 60 millones de dólares por año, es decir, entre 20 y 30% del costo total. Otros servicios como electricidad, gas, eliminación de residuos y mantenimiento de calles, se encuentran subsidiados para todo el país por igual, y no sólo para la ciudad de México. Sin embargo, dado que ésta usufructúa estos servicios en una proporción más alta que el resto del país, recibe también una parte mayor de los subsidios, como ya se ha discutido en el caso de la energía. El contraste es mayor en relación con las áreas rurales deprimidas, que exportan sus productos a precios bajos a la ciudad pero que no se benefician con los servicios urbanos subsidiados.
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