PRÓLOGO
Desde las primeras civilizaciones, y ya en algunas antiguas doctrinas orientales, se planteaba la participación de la energía en los procesos vitales; así, en la India se hablaba de la "fuerza vital", o prana de los alimentos, y su relación con la vida. Esta idea, en gran parte mágica, persistió hasta muy avanzada nuestra civilización. Lentamente, y ya adelantado este siglo, fueron modificándose estas ideas hasta llegar a los conceptos actuales. Sin embargo, tales progresos no han llegado al público, y es enorme el desconocimiento que existe sobre el concepto mismo de energía, su cuantificación y manejo por parte de los seres vivos, para dar sólo algunos ejemplos.
El precursor de las ideas verdaderamente modernas y científicas sobre la energía fue Lavoisier, quien hace poco más o menos dos siglos elaboró teorías que hoy en día siguen siendo de actualidad. Pero no fue sino hasta bien avanzado el siglo
XX,
y en fechas relativamente recientes, que se fueron aclarando una serie de conceptos sobre las transformaciones de la energía en los seres vivos.
Los enlaces químicos de las moléculas de nuestros alimentos deben convertirse en los del adenosintrifosfato, o como se conoce en el lenguaje bioquímico, ATP, moneda casi universal de las células para el manejo de la energía. Pero el proceso es largo y complicado, de suerte que hacer una descripción accesible y más o menos clara fue uno de los principales objetivos de este pequeño libro. Este apasionante campo de investigación no se ha limitado a definir tan solo los mecanismos de las transformaciones energéticas de las células y organismos; también ha tenido incursiones en áreas tan distantes como la evolución. Los seres vivos fueron modificando la atmósfera original de la Tierra, con un elevado contenido de bióxido de carbono (CO2), hasta llevarla al relativamente elevado contenido de oxígeno de la actualidad. Ha sido también intención del libro llevar al lector hacia otros campos del conocimiento relacionados con las transformaciones de la energía.
Además de señalar los principales aspectos sobre las transformaciones de la energía química, luminosa o de otros tipos, en otras formas directamente aprovechables por las células, quisimos presentar de manera sencilla la relación que hay entre alimentación y metabolismo con los cambios de energía en las células. Asimismo, insistimos en algunos aspectos sobre las cantidades de energía de los alimentos y el balance de la dieta; señalando, de paso, que las vitaminas no tienen valor como fuente de energía.
Al final quisimos revisar otros requerimientos de energía, derivados de la necesidad creciente, aunque variable, de un cierto bienestar en los seres humanos. Aunque no necesarios para mantener la vida, hay muchos elementos adicionales de la vida humana que requieren energía, como el transporte público o privado, o ciertas comodidades tan básicas como un baño de agua caliente, etc. Fue nuestra intención hacer llegar al lector, buscando una forma clara y sencilla, no sólo los conceptos fundamentales sino también algunos otros que podríamos llamar adicionales, sobre la energía, sus transformaciones, y sus múltiples relaciones con los seres vivos.
Este campo es fascinante, pero resulta árido para el público en general y es difícil de tratar en términos sencillos. Hemos intentado divulgar los elementos fundamentales que gobiernan las muy variadas transformaciones que sufre la energía en los organismos vivos.
Ciudad Universitaria, D.F., septiembre de 1989
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