I. EL OCÉANO Y LA HUMANIDAD
AUNQUE
es posible que los primeros antepasados biológicos de todos los seres vivos aparecieran en agua salada hace miles de millones de años, los más antiguos restos de la especie humana se encontraron lejos del océano, entre los sedimentos de lagos y cavernas prehistóricos. Quizá en esa época el hombre consideraba al mar y a las montañas, como dos grandes barreras aparentemente infranqueables.Se ha estimado que el hombre ha existido desde hace cerca de 1.5 millones de años, y tomó todo este tiempo, hasta principios de la era cristiana, para que se alcanzara una población de 250 millones de habitantes; después, pasaron más de 1 650 años para que ésta se duplicara, ya que entonces había 500 millones de habitantes; pero en los últimos siglos, gracias a los descubrimientos en médicina que le han proporcionado mayor salud y han aumentado sus posibilidades de vida, en sólo 200 años llegó a los 1 000 millones, y en el último siglo pasaron 30 años para aumentar a 2 000 millones de personas; después de 57 años la población mundial llegó a los 5 000 millones, cifra que oficialmente se alcanzó el domingo 12 de julio de 1987 al nacer un niño en la ciudad yugoslava de Zagrebo. Se ha calculado que de continuar la tasa de incremento de la población como hasta ahora, en otros 100 años más el mundo contará con 29 mil millones de habitantes.
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Figura 1. Incremento de la población.
La población mundial actual presenta una distribución desigual y se sabe que el 28% vive en las llamadas "regiones desarrolladas" que comprenden Europa, la Unión Soviética, América del Norte (con excepción de México), Oceanía y Japón, las cuales controlan el 80% de la riqueza y producen el 90% de la contaminación del planeta.
Por otro lado, el 72% restante de la población mundial se localiza en las llamadas regiones "en desarrollo" o "subdesarrolladas", constituidas por el Lejano Oriente, con excepción de Japón, el Medio Oriente, África y América Latina, y cuya economía depende de las naciones desarrolladas.
Con esta distribución de la riqueza, los países desarrollados se comportan como explotadores de los subdesarrollados y les aplican su política imperialista y neocolonialista; de continuar más tiempo las actuales tendencias, el 10% de la población pertenecerá al "mundo desarrollado", mientras que el 90% pasará a la categoría de "en desarrollo" debido, principalmente, a la incapacidad de las clases dirigentes para incorporar con un sentido social el avance tecnológico y repartir, de manera equitativa, la riqueza.
Uno de los problemas más graves que se presenta en la actualidad es el hambre, que no es sólo la necesidad de comer sino que, como lo definen los técnicos en alimentación y salud, es la "privación continua de alimento suficiente que impide llevar una vida sana".
Cuando los niños padecen hambre o desnutrición durante su desarrollo, presentan retraso físico y mental y son más vulnerables a las enfermedades, presentándose entre ellos frecuentemente muertes por diarrea o por afecciones de las vías respiratorias. Además, la carencia de vitaminas y minerales trae como consecuencia que se presenten otros males, como ceguera por falta de la vitamina A, escorbuto por carencia de la B, anemia por escasez de la D y bocio por la falta de yodo.
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Figura 2. Desnutrición infantil.
Muchas veces se considera que el problema más grande es el hambre aguda, que ocasiona la muerte por inanición; sin embargo, se tiene que recordar que la mayor parte de las muertes se producen por enfermedades debidas a una mala nutrición. Además la mala nutrición, cuando se presenta en los adultos, hace que éstos sean débiles, apáticos, menos creativos e imaginativos; y por lo tanto, que su rendimiento en el trabajo sea mínimo; de ahí los problemas económicos que se presentan en los pueblos con hambre.
Según los datos del Consejo Mundial de la Alimentación, de los 5 000 millones de habitantes que tiene el planeta; cada año mueren, por causas relacionadas con el hambre, entre 40 y 70 millones; de éstos, 15 millones son niños; lo que significa que cada día mueren por hambre 40 mil niños.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO)
calcula que existen en el mundo alrededor de 435 millones de personas con problemas de desnutrición y que 800 millones están amenazadas temporal o permanentemente por el hambre; estas personas constituyen el 23% de la población total de África, el 13% de la de América Latina, el 10% de la del Cercano Oriente y el 28% de la de Asia.Los especialistas piensan que los alimentos que existen serían suficientes, a condición de que se repartieran equitativamente entre todos los habitantes del planeta, y hasta se cree que la producción actual de alimentos rebasa en un 10% a las necesidades nutricionales de la humanidad.
Sin embargo, el hombre comete una serie de errores que lo están llevando de manera paulatina a cambios altamente perjudiciales. En primer lugar, son pocos los esfuerzos colectivos que se hacen para disminuir la tasa de crecimiento demográfico; por ejemplo, en México, el Consejo Nacional de Población opina que de no aplicarse programas para controlarlo, la población del país será en el año 2000 de más o menos 130 millones de habitantes, con una tasa de crecimiento de 3.2%, pero que si dichos programas se llevan a cabo, sólo se incrementará en 1.0%, y la población alcanzará los 100 millones de habitantes.
Otro error es la falta de justicia y organización social; con el desarrollo de la tecnología, cada vez se cierran más fuentes de trabajo y se obliga a que los sueldos de la mayoría sean más bajos, mientras que los ingresos de las minorías privilegiadas aumentan; de modo que las posibilidades de adquisición de alimentos por la mayoría disminuyen y el problema de la desnutrición y el hambre se incrementa.
También el constituir una sociedad consumista se puede considerar como otro error, debido a que se están utilizando los recursos naturales, tanto renovables como no renovables, de manera irracional y no sólo se están agotando, sino que con los desechos se está contaminando el ambiente a una velocidad mayor que el aumento de la población; así, en Estados Unidos los desechos industriales aumentan tres veces más rápidamente que la población. Esto, además de perjudicar la salud del hombre; destruye el medio adecuado para incrementar dichos recursos.
En un estudio que recientemente realizó la
FAO
sobre "tierras, alimento y población", se señala que existen suficientes tierras y recursos aprovechables para el número de habitantes actual; sin embargo, algunas condiciones adversas pueden disminuir la producción de alimento; por ejemplo, la sequía producida por la falta o insuficiencia de lluvias durante períodos prolongados; la deforestación ocasionada por el hombre al quitar la vegetación nativa, con el fin de sembrar o de construir sus ciudades, y la erosión causada por el agua y por el viento, que se acentúa en los lugares donde el hombre ha talado.
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Figura 3. Desechos industriales.
En este estudio se señala que "teniendo en cuenta el conjunto del planeta, existen tierras suficientes para cultivar"; en la actualidad sólo se aprovecha el 11% de la superficie total, lo que corresponde a 1 000 millones de hectáreas, y se ha calculado que fácilmente se podría duplicar esta superficie, es decir, llegar a utilizar unos 3 000 millones de hectáreas.
Otra de las condiciones adversas es que en muchos países, sobre todo en vías de desarrollo, la planeación de la agricultura y la ganadería es deficiente, y las mejores tierras se dedican al cultivo del algodón, café, tabaco, sorgo y otros productos de exportación y no para producir alimentos, con lo que sólo las clases acomodadas se benefician.
En el esfuerzo que la humanidad tiene que desarrollar para producir alimento, el océano, que ocupa cerca del 75% de la superficie de la Tierra, ofrece grandes posibilidades, ya que en él se desarrolla gran número de seres vivos. Pero en la actualidad, no obstante que se capturan 92 millones de toneladas y que los productos del mar representan la quinta parte de la proteína que la humanidad consume, apenas se aprovecha la centésima parte de todas las especies que habitan en el océano.
Los organismos marinos pueden proporcionar al hombre los elementos nutritivos que su cuerpo necesita, como son proteínas de gran calidad por lo fácil de su digestión (se ha calculado que con sólo 250 gramos de pescado se obtiene el total de las proteínas necesarias para una buena alimentación); los pescados grasos contribuyen de modo importante a las exigencias calóricas de la dieta, al contener entre un 10 y 20% de grasas; y sus vísceras, en especial el hígado, son ricas en vitaminas y minerales, indispensables para la salud.
El hombre primitivo utilizó al mar como fuente de alimento más que como medio de transporte, y capturaba a los organismos utilizando arpones, construidos con ramas o huesos, algunas trampas que confeccionaba con ramas y redes primitivas fabricadas con cuero. Los moluscos deben de haber abundado en la orilla y sólo se requería de una piedra para abrirlos.
En la actualidad, se calcula que participan en la industria pesquera alrededor de 50 millones de personas, de aproximadamente 100 países con costa; de estas personas, 10 millones realizan la captura y 40 millones se ocupan del procesamiento, la distribución, el abastecimiento, la reparación y construcción de embarcaciones, la operación de los puertos, la investigación y la administración.
Los países subdesarrollados han incrementado su productividad pesquera en los últimos años, y si para los años 50 su aportación sólo representaba más o menos el 20% de la captura mundial, en los años 80 ha llegado al 30%; pero todavía esta cifra es insuficiente para ayudarlos a resolver los problemas de alimentación, y esto se complica, porque algunos de los productos que obtienen del océano los dedican a la exportación y, en otros casos, los reducen para producir harina, en lugar de utilizarlos como alimento; en ocasiones llegan hasta a desechar las especies que no tienen precio atractivo en el mercado.
Esto se hace más aparente al analizar el abastecimiento per capita, que en los países subdesarrollados apenas alcanza los 7 u 8 kg, mientras que en los desarrollados llega a los 26 kg, como es el caso de Estados Unidos, Europa Occidental y Unión Soviética; en otros países alcanza hasta los 75 kg, como en Japón.
Algunos de los organismos que el hombre captura, como los camarones, gambas y langostas, por su escasa oferta y gran demanda, así como el atún y pescados de carne blanca, por la costumbre que tiene la gente para comerlos y por lo costoso de su producción, han pasado a ser verdaderos artículos de lujo que sólo las clases poderosas pueden adquirir, y quedan muy lejos de las posibilidades económicas de la mayoría de la población.
Es indudable que si el hombre quisiera utilizar los recursos vivos del océano para ayudarse a resolver el problema del hambre, tendría que cambiar la estructura actual de las pesquerías, de modo que aumentara la utilización de pescado y mariscos para el consumo humano, y se evitase que miles de toneladas se conviertan en material de desperdicio o se empleen en la producción de harina para consumo animal.
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Figura 4. Consumo per capita mundial.
Además, es necesario cuidar que esta explotación de los recursos sea racional y evitar que los desechos que produce la sociedad de consumo que se ha estructurado, lleguen a las aguas oceánicas y se conviertan en contaminantes, lo que es altamente perjudicial para los sistemas acuáticos.
Aparte del alimento que el océano ofrece a la humanidad, también se deben tomar en cuenta las otras ventajas que el hombre obtiene de él; por ejemplo, al evaporarse el agua del mar consume la tercera parte de la radiación solar que llega a la superficie de la Tierra y, por lo tanto, la acumula y la transforma; esto, sumado a la circulación de las corrientes marítimas, permite que el océano sea el regulador del tiempo y del clima y que en él se inicie el ciclo del agua en la Tierra.
Asimismo, en el océano se encuentra una gran variedad de especies de organismos, que forman diferentes tramas de alimentación, las que tienen como primer eslabón a los vegetales microscópicos que constituyen el fitoplancton, los cuales, al realizar la fotosíntesis y elaborar la materia orgánica que sirve de alimento al resto de la cadena, desprenden las 3/4 partes del oxígeno que se encuentra en la atmósfera terrestre y consumen 2/3 partes del bióxido de carbono, manteniendo un equilibrio que permite a los seres vivos respirar, por lo que a estos vegetales se les ha llamado el "pulmón del planeta".
Otra de las grandes ventajas que las características del océano ofrecen a la humanidad, es la inmensa cantidad de agua que contiene ocupando sus grandes depresiones y que alcanza los 1 350 millones de kilómetros cúbicos, lo que sirve como medio de depuración de los desechos que le llegan desde la tierra, por lo que también se dice que es el "riñón del planeta".
El fondo oceánico, desde las zonas litorales hasta las grandes profundidades, acumula una serie de recursos minerales, que son: metales abundantes como hierro, aluminio, cromo, manganeso y titanio; metales escasos como cobre, plomo, cinc, oro, plata y uranio; y no metales como cloruro de sodio, fosfatos, nitratos, arena, grava, combustibles fósiles del tipo del carbón, petróleo y gas natural; además, el agua.
Los fondos oceánicos, sobre todo el de la plataforma continental, ya proporcionan una cantidad considerable de petróleo y de gas natural y cierta parte de metales y diamantes. Del agua del mar se extraen los elementos y compuestos químicos que forman parte de ella, como el cloruro de sodio o sal común; también se obtienen cantidades considerables de agua dulce.
Conforme la humanidad fue creciendo, tuvo la necesidad de comunicarse y así nacieron las vías de transporte marítimo que permitieron unir las orillas de los continentes; hoy, en la segunda mitad del siglo
XX
, por la gran red de vías marítimas que existe se transporta la séptima parte de todos los productos que el hombre utiliza y esto hace que se presente un constante progreso en el comercio y en los puertos marítimos.Esta comunicación a través del mar también permitió la interacción cultural, y así los pueblos pudieron intercambiar sus diferentes costumbres y conocimientos, lo que, en cierto modo, permitió el desarrollo científico y cultural de la humanidad.
También el comportamiento activo de las aguas océanicas, que produce el oleaje, las corrientes y las mareas, está siendo utilizado por el hombre para producir la energía que necesita y que quizá permitirá sustituir a las peligrosas plantas que utilizan la energía atómica.
En la actualidad sólo se está aprovechando la energía de las mareas para mover generadores de electricidad, y ya se ha alcanzado buen éxito en las plantas mareomotrices de La Rance en la Bretaña francesa y en la bahía de Kislaya, cerca de Murmansk, en la Unión Soviética.
También el océano ofrece una serie de ventajas para la recreación y el esparcimiento del hombre, al poder realizar en este medio actividades como la natación, la pesca deportiva, el veleo, el surfing, y el buceo, entre otras.
La nueva tecnología permite ligar cada vez más a la humanidad con el océano y hace que ésta lo sienta como una herencia común y que desarrolle el interés por llegar a conocerlo con mayor profundidad.
Sin embargo, la importancia económica de sus recursos ha ocasionado que las diferentes naciones reclamen sus derechos soberanos para explotarlos y después de muchos años de lucha diplomática se está llegando al acuerdo de que "el mundo necesita un tratado sobre la ley del mar".
Es importante recalcar que, si se quiere el beneficio de toda la especie humana, esta nueva legislación internacional del mar debe garantizar el derecho que todo pueblo tiene a resolver su problema de alimentación, y a alcanzar el progreso y el desarrollo económico. La cooperación internacional debe asegurar una repartición equitativa de la riqueza para todos los pueblos del planeta.
Pero también se tiene que hacer notar que antes de repartirse las riquezas del océano, se le tiene que conocer mejor, hacer el inventario de sus recursos, analizar sus características, conocer sus posibilidades. En la actualidad, esta labor la realiza una minoría de científicos que pertenece a las naciones poderosas, aunque los países en vías de desarrollo están haciendo esfuerzos significativos al respecto; de cualquier modo, se hace indispensable que estos conocimientos sean compartidos por todas las naciones para así lograr una mejor administración y aprovechamiento de estas riquezas.
La utilización integral y racional de los recursos oceánicos y el mantenimiento y restablecimiento de las características de su ambiente, así como la repartición equitativa de las ventajas que la utilización de estos recursos producen, deben de ser una de las metas más significativas que la humanidad se fije, para poder continuar desarrollándose dentro de un clima de paz y tranquilidad.
Es indispensable que se gaste más dinero en producir alimento para satisfacer las necesidades de la población mundial, que en armamento, que sólo llevará a la destrucción, y también es imprescindible que cada ser humano se dé cuenta de lo importante que es el cuidar los recursos que lo rodean, para que las nuevas generaciones los puedan aprovechar.
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