IV. LOS MAPAS

Al principio fueron los mapas.

TURCO GRECO

EL MAPA es uno de los grandes inventos del hombre, como el libro y la computadora. Al igual que much�simos art�culos de uso com�n, el mapa no tiene un progenitor reconocido, aunque se sabe que Anaximandro hizo un mapa en el siglo VI a. c. y el tambi�n griego Erat�stenes, tres siglos despu�s, elabor� el primero con coordenadas. Es un caso semejante a la escritura o a las primitivas armas de guerra: surgieron en distintos lugares y �pocas como una necesidad. Con el tiempo se transformaron y lo siguen haciendo.

El mapa es —entre otras cosas— la imagen del mundo, de una regi�n o pa�s; una s�ntesis de sus caracter�sticas f�sicas y sociecon�micas. Hacer un mapa significa reunir un volumen determinado de informaci�n —por los medios m�s diversos, desde la compilaci�n hasta las observaciones detalladas en el campo y los estudios en el laboratorio—, organizarla, sintetizarla y expresarla en el papel por medio de una simbolog�a especial. Al igual que los libros o las revistas, los mapas son de una gran variedad: para la docencia, la divulgaci�n, la soluci�n de problemas espec�ficos, expresi�n de investigaciones prolongadas, etc. Una caracter�stica importante del mapa es que pr�cticamente no existe el que no cambia con el tiempo. La informaci�n que contienen requiere de actualizaci�n porque los objetos o fen�menos que se representan, o nunca acaban de estudiarse o su transformaci�n exige la actualizaci�n; adem�s, cambia tambi�n la manera de representar elementos concretos o abstractos.

La elaboraci�n de mapas a pesar de su antig�edad, o por esta raz�n, sigue evolucionando paralelamente con numerosas disciplinas, principalmente las geociencias, con las que se complementan.

Un mapa es la expresi�n gr�fica de un elemento o fen�meno de la naturaleza o la sociedad, reducido para su representaci�n un n�mero de veces, que es la escala. Los pueblos antiguos hicieron mapas para reconocer elementos cercanos de inter�s: cerros, r�os, otros poblados, etc. Los mapas de hace algunos milenios —y en gran parte hasta nuestros d�as— se produjeron con fines militares. Por lo mismo, su uso estuvo limitado a un grupo social determinado.

Los imperios del pasado necesitaron mapas para conocer sus dominios y organizar su pol�tica expansionista. Tambi�n desde hace algunos milenios se hacen mapas para representar la posici�n de las estrellas. Esto tuvo importancia pr�ctica, por lo menos desde los tiempos de la antigua cultura egipcia: el conocimiento de las estaciones del a�o en relaci�n con las lluvias, el invierno o la sequ�a y tambi�n surgieron las pr�cticas todav�a existentes, en las que la fantas�a humana pretende encontrar en el cielo el destino de cada persona y anuncios de acontecimientos importantes.

Mapas antiguos se han descubierto en muy diversas porciones del planeta. En las islas Marshall se hicieron con fibras de palma y conchas peque�as para representar las islas y la direcci�n de los movimientos del mar en el litoral. La historia de los antiguos mexicanos est� en los c�dices, y documentos semejantes se han encontrado pr�cticamente en todas las culturas antiguas. Se tallaron en roca, cuero, corteza de �rbol, madera, hueso. Entre los m�s antiguos se han encontrado de 10-15 mil a�os en colmillos de mamut.

Cerca de las ruinas de Babilonia se encontr� un mapa hecho de arcilla cocida. Se le atribuye una edad de 5 900 a�os y muestra la Mesopotamia atravesada por el �ufrates, formando un delta al unirse al r�o Tigris en su desembocadura en el actual Golfo P�rsico.

LOS PRECURSORES

El mapa m�s antiguo de la Tierra que se conoce es obra de Anaximandro (610-547 a.C.) y es un reflejo del estado de conocimientos geogr�ficos de la �poca.

Hecateo (546-480 a.C.) continu� los estudios geogr�fico-cartogr�ficos y es el segundo sabio griego autor de un mapa del mundo.

A Erat�stenes (276-194 a.C.) se debe la idea de trazar meridianos y paralelos, aunque lo hac�a en forma arbitraria; tambi�n defini� el horizonte y la l�nea ecuatorial. Sus c�lculos demostraron la esfericidad de la Tierra al estimar la longitud de la circunferencia del planeta por una simple proposici�n de geometr�a: la proyecci�n de los rayos solares al mismo tiempo en dos ciudades lejanas, Alejandr�a y Siena, le permiti� obtener el �ngulo de una extensi�n longitudinal conocida, de donde dedujo los valores restantes. Intent� perfeccionar el mapa del mundo con base en los numerosos viajes que entonces se realizaban por el Mediterr�neo. Hizo la medida de la circunferencia terrestre aunque no la aplic� en su Carta Geogr�fica.

El astr�nomo griego Hiparco de Nicea, del siglo II a.c. super� la obra de Erat�stenes. A diferencia de aqu�l, se vali� de la posici�n de los astros, de la ascensi�n recta y la declinaci�n, con lo que la geograf�a obtuvo un m�todo para fijar la posici�n de los puntos geogr�ficos con su longitud y latitud. A �l se debe la invenci�n del astrolabio, instrumento que utiliz� para observar el cielo y precisar las coordenadas de los mapas, y fue el primero que dividi� la circunferencia en 360 unidades, refiriendo esta divisi�n tambi�n a la de la Tierra; es el padre de la trigonometr�a esf�rica e inici� la cartograf�a basada en el posicionamiento astron�mico.

Estrab�n (64-24) es el �ltimo de los grandes ge�grafos anteriores a la era cristiana. Escribi� una geograf�a que se utiliz� por muchos siglos, lo mismo que varios libros en los que describe los pa�ses del Mediterr�neo. Su obra, eminentemente humana, es la contraparte de la geograf�a cient�fica o matem�tica que desarroll� Erat�stenes.

EL NACIMIENTO DE LA CARTOGRAF�A

Claudio Tolomeo (siglo II), griego o egipcio, es mejor conocido como el astr�nomo autor de la idea err�nea del Universo, sostenida durante catorce siglos, seg�n la cual la Tierra ocupa el centro y los planetas giran a su alrededor. Sin embargo, el gran m�rito de Tolomeo radica en la geograf�a. Para muchos autores representa una nueva etapa en esta ciencia, continuando la obra de Hiparco y Erat�stenes. Su obra Geographia Hiphegesis consiste en ocho vol�menes, un mapamundi y 26 mapas. No trat� como Estrab�n los problemas de la geograf�a humana, sino la cient�fica. Fue el primero en proponer el concepto de las coordenadas y desarroll� t�cnicas para la construcci�n de globos terr�queos y su proyecci�n en mapas.



Claudio Tolomeo.


Tolomeo adopt� y mejor� el sistema reticular que se usa actualmente en la cartograf�a. Dividi� el c�rculo y la esfera en 360 grados y de la subdivisi�n de los grados obtuvo los minutos y de �stos los segundos. Defini� la Tierra como una esfera y realiz� una proyecci�n en plano de un cuadrante. Su obra fue hecha en el siglo II de nuestra era y hay quienes afirman que los mapas son posteriores al texto, posiblemente del siglo XIII, aunque no se haya demostrado o negado esta aseveraci�n.

La cartograf�a de la Edad Media es rica en cantidad. Fueron publicados much�simos mapas, lo mismo regionales que mundiales, basados en la idea de la Tierra plana, adornada con dibujos que pretend�an expresar las leyendas b�blicas. Catorce siglos estuvo basada en la obra de Tolomeo, sin superarla. Para varios autores, Tolomeo es el primer ge�grafo cient�fico que registra la historia; sin embargo, cronol�gicamente lo es Erat�stenes.

La cartograf�a fue una disciplina m�s que vio frenado su desarrollo en la Europa cristiana por el dominio del dogma sobre la raz�n. Desde el siglo III y hasta el XIV por lo menos, no hubo innovaciones sustanciales. Era normal que Jerusal�n apareciera en el mapa representando el centro del mundo.

En el siglo XII la cartograf�a tambi�n tuvo desarrollo en el mundo musulm�n, al igual que otras disciplinas. Idrisi es el cart�grafo m�s reconocido en el mundo �rabe hacia 1159. Aisladamente hubo innovaciones hasta el siglo XIV. Por otro lado, los viajes de Marco Polo influyeron en dos atlas importantes del mismo siglo: el Laurentino (1351) y el Catal�n (1375).

A partir del siglo XIII se multiplicaron las cartas de marear o navegaci�n marina, conocidas desde el siglo XIX como portulanos, hechas por los hombres que recorr�an el Mediterr�neo y los mares vecinos.

EN LA �POCA DE LOS GRANDES VIAJES

DE EXPLORACI�N

Fue el portugu�s Am�rico Vespucio (1454-1512) quien bordeando las costas de Brasil describi� en forma escrita el continente que lleva su nombre. Entonces, al igual que Col�n, los navegantes europeos segu�an configurando el continente unido con Asia. El primer mapa en que se habla de Am�rica fue obra de Martin Waldseem�ller o Hylalacomylus en 1507, basado en la descripci�n de Am�rico Vespucio.

Con Mercator (1512-1594) se inicia una nueva etapa en la cartograf�a, en la �poca del Renacimiento. Al igual que varios de sus contempor�neos, tambi�n fue v�ctima del fanatismo religioso. Pas� algunos meses en la c�rcel, de la que sali� por la influencia de amistades. Los nuevos mapas que pretend�an basarse en las observaciones directas fueron motivo de alarma para algunos inquisidores. Public� los primeros mapas modernos de Gran Breta�a y de Europa y en 1569, el primero del mundo, de acuerdo con la proyecci�n original por �l ideada, continuando la escuela de Tolomeo.

Fue la �poca del gran desarrollo de la cartograf�a, entonces no solamente expresi�n del conocimiento sino del arte. Dice al respecto M. Reyes Vayssade: "El verdadero esplendor de la cartograf�a como ciencia y como arte sobrevive al conjuro de tres sucesos hist�ricos coincidentes e interdependientes: la era de los descubrimientos geogr�ficos, la invenci�n de la imprenta y el auge del movimiento renacentista en todos los campos del arte y el pensamiento."

La cartograf�a tuvo verdaderas escuelas, cuyo predominio fue pasando de un pa�s a otro. La mayor parte del siglo XVI domin� la escuela italiana y tuvo a su mejor exponente en Abraham Ortelius, autor de la obra Theatrum Orbis Terrarum. La escuela holandesa fue la principal en el siglo XVII, y a finales del mismo, y por casi cien a�os, destac� la escuela francesa fundada por Nicol�s S. d'Abbeville (1600-1667).

Philippe Buache (1700-1773) mejor� la t�cnica utilizada para expresar el relieve en mapas topogr�ficos. Antes se utiliz� el sombreado para las elevaciones. Los mapas con curvas de nivel, altim�tricos y batim�tricos, se empezaron a elaborar en el siglo XVIII. El holand�s Merwede, en 1719 represent� las profundidades subacu�ticas con curvas batim�tricas; Philippe Buache hizo un mapa del Canal de La Mancha, publicado en 1753; otro hab�a hecho Fernando de Noronha de un litoral. Se atribuye a Mile de Muereav haber aplicado por primera vez el m�todo de las curvas de nivel en un mapa de la superficie terrestre en 1749, de acuerdo con G. R. Crone.

Hasta fines del siglo XVIII se difundi� y perfeccion� el m�todo de elaboraci�n de mapas con curvas de nivel y en 1820, en el Hand-Atlas, editado en Alemania, se aplic� por primera vez la escala de colores que hace resaltar el relieve. Fue durante la segunda mitad del siglo XVIII que se definieron las alturas absolutas en los pa�ses europeos, lo que era indispensable para el trabajo cartogr�fico.



Gerhardus Mercator.


En el siglo XIX el avance de la cartograf�a se dio en los pa�ses poderosos de entonces, los que dominaron los mares y continentes lejanos: Portugal, Italia, Pa�ses Bajos, Francia e Inglaterra y fue la de este �ltimo pa�s de las m�s destacadas. A principios del siglo XIX A. Humboldt (1769-1859) hizo una contribuci�n importante con su m�todo utilizado para representar con isol�neas un fen�meno meteorol�gico, elaborando los primeros mapas de isotermas anuales.

El primer atlas general (mundial) es el Hand-Atlas, que se public� por partes desde 1817 y hasta 1830 y se reedit� durante un siglo. A partir de entonces los atlas se popularizaron y se fueron superando en lo cualitativo y cuantitativo. En un principio trataban m�s que nada temas f�sicos y humanos. Posteriormente, casi cada pa�s ha hecho un atlas, inspirado por el nacionalismo y por la necesidad de conocer y divulgar la informaci�n sobre su territorio. Este proceso contin�a, ya que son trabajos que requieren de actualizaci�n permanente.

Desde los inicios del siglo XIX se realizan levantamientos topogr�ficos continuos en todo el mundo. Es el primer avance importante de la cartograf�a global. El segundo consisti� en la ampliaci�n de los atlas y el empleo de la cartograf�a tem�tica en la geograf�a f�sica y humana.

EN EL SIGLO XX

En los primeros a�os de este siglo, Killarney aplic� otro m�todo para representar el relieve, combinando colores y sombreado.

El desarrollo de la aviaci�n en la d�cada de los a�os 20 favoreci� el de las fotograf�as a�reas, que se popularizaron como herramienta de trabajo a partir de la mitad de la d�cada de los a�os treinta y con mayor �nfasis al terminar la segunda Guerra, lo que habr�a de influir sustancialmente en la cartograf�a.

Pasaron siglos para que los mapas b�sicos alcanzaran el grado casi de perfecci�n de hoy d�a. Para la mitad del siglo XX, aunque bien representados los oc�anos en los mapas, muy poco se sab�a del relieve de su piso. Fue s�lo a partir de 1959 que el hombre empez� a conocer la superficie terrestre en su conjunto, gracias a los instrumentos que realizan observaciones indirectas.

Atlas y mapas tem�ticos

Los mapas tem�ticos tienen su antecedente en Tolomeo, quien los elabor� de tipo hist�rico. En forma aislada aparecieron desde el siglo XVIII mapas espec�ficos para representar alg�n fen�meno de la naturaleza, adem�s de los hist�ricos que fueron los m�s comunes. En la segunda mitad de este siglo se popularizaron los t�rminos mapa y cartograf�a tem�ticos y en esta �poca se han multiplicado en grado superlativo.

El mapa ha sido siempre un reflejo del estado de desarrollo de determinadas disciplinas cient�ficas. Si actualmente hay decenas o cientos de mapas tem�ticos diversos, esto da una idea del estado actual de las geociencias. Uno de los m�s conocidos es el publicado en 1936 sobre la agricultura de EUA. Destac� por su originalidad. Posteriormente han sido editados mapas complejos en diversos pa�ses, resultado de investigaciones prolongadas e incluso multidisciplinarias, apoyadas por instituciones cient�ficas y financieras.

Dice el ge�grafo sovi�tico Nicolay F. Leontiev: "La cartograf�a tem�tica actual es un documento fundamental de investigaci�n para el cient�fico, un instrumento absolutamente necesario en la elaboraci�n de todos los proyectos posibles para el aprovechamiento de nuevos territorios y un medio para la comprensi�n del mundo que nos rodea."

Todav�a no se ha llegado a un estado de perfecci�n de los mapas mundiales de tipo geogr�fico general. La tierra firme es bien conocida por fotograf�as a�reas e im�genes de sat�lite, adem�s de observaciones y mediciones directas, pero el relieve submarino se ha cartografiado a partir de mediciones indirectas. En t�rminos generales, puede decirse que es bien conocido el fondo oce�nico y est�n en proceso de elaborarse nuevos mapas que van sustituyendo a los anteriores.

Los primeros mapas del relieve de los oc�anos Atl�ntico y Pac�fico fueron muy simples; sin embargo, ameritaron su publicaci�n en las revistas geol�gicas de mayor prestigio. Algo semejante pasa con los mapas de la Luna o los planetas cercanos a la Tierra: presentan una informaci�n muy general y pobre en extremo, en comparaci�n con alg�n mapa equivalente de nuestro planeta. Pero nadie puede negar el inmenso valor de esa informaci�n.

Si los mapas alcanzan un grado, digamos cercano a la perfecci�n, puede pensarse que el tema de investigaci�n queda clausurado. Esto es cierto s�lo parcialmente. En la medida que los mapas que representaban rasgos f�sicos de la superficie terrestre se fueron perfeccionando, surgi� la necesidad de expresar otros fen�menos y objetos: los suelos (edafolog�a), las comunidades de flora y fauna, las rocas (geolog�a), los climas, la estructura profunda de la Tierra (tect�nica). De la cartograf�a general se pas� a la tem�tica.

Los mapas de carreteras o de ciudades requieren actualizaci�n peri�dica. Esto se hace por medio de un trabajo t�cnico con el auxilio de fotograf�as a�reas e instrumentos de precisi�n. No son trabajos de investigaci�n. Pero se convierten en tales cuando el ge�grafo, por ejemplo, aprovecha los mapas mencionados para realizar una serie de estudios diversos como: el tipo de terrenos que fueron afectados (de uso agr�cola, ganadero, etc.), la influencia que pueden tener las v�as de comunicaci�n en el desarrollo de nuevas poblaciones o crecimiento de las existentes, el flujo tur�stico o comercial y la influencia de las obras en el ambiente.

Lo importante de todo esto es que un trabajo de investigaci�n se puede resumir en un mapa. Es una s�ntesis y en muchos casos presenta una valoraci�n final. El mapa cumple con varias funciones: referencia, inventario, explicaci�n, comunicaci�n, valoraci�n y otras.

Los mapas tem�ticos de un mismo pa�s o regi�n se hacen peri�dicamente, pretenden que la informaci�n contenida en el mismo sea f�cilmente comprendida por el lector o usuario. Si �sta es correcta y valiosa, pero mal expresada por no usar los colores o s�mbolos adecuados, la lectura del mapa se vuelve labor tortuosa. Por esto, el dise�o final queda a cargo de un especialista altamente calificado, quien define colores, s�mbolos, tama�os de letras, grosor de l�neas, distribuci�n de la leyenda y otros problemas semejantes. Es la parte art�stica de la cartograf�a.

El mapa geol�gico.

Uno de los mapas tem�ticos m�s importantes en el mundo sigue siendo el geol�gico. Se elaboran los mundiales, continentales, de estados pol�ticos, de regiones y zonas peque�as y se representan los tipos de rocas, su edad y disposici�n en la superficie y el subsuelo, adem�s de otros elementos como tipos de deformaci�n y ruptura de las rocas.

Otra virtud de estos mapas es su lenguaje universal. El geol�gico, como la gran mayor�a de los tem�ticos, utiliza colores y s�mbolos que permiten al usuario comprender la informaci�n, independientemente del idioma en que est�n escritas las explicaciones complementarias. No es casual el inter�s mundial por los mapas geol�gicos y la creaci�n de comisiones nacionales e internacionales para su elaboraci�n. Son mapas que orientan las exploraciones petroleras, mineras, de aguas subterr�neas y de materiales para la construcci�n.

La escala que se utiliza depende del problema a resolver. La disposici�n global de yacimientos petrol�feros, los sistemas metalogen�ticos y zonas submarinas potencialmente ricas en minerales s�lo pueden apreciarse en una escala muy peque�a, uno a treinta-cincuenta millones; se requieren asimismo mapas nacionales para tener una imagen completa. La escala depende, en este caso, del tama�o del territorio. La Rep�blica Mexicana debe reducirse al representarse en un mapa de tama�o est�ndar, de tres a cinco millones de veces para observarse completa. Los mapas geol�gicos en escalas uno a doscientos cincuenta mil y hasta uno a un mill�n se aplican para un gran territorio. Se utilizan para obtener un conocimiento general y definir zonas recomendables para realizar estudios de detalle. En escalas uno a cien mil a uno a cincuenta mil se elaboran mapas geol�gicos mucho m�s detallados. Los estudios aplicados utilizan diversas escalas que van desde las �ltimas mencionadas hasta las muy grandes, uno a dos mil.

El mapa geol�gico aparece aqu� como un buen ejemplo de la cartograf�a tem�tica. Se aprecia que las distintas escalas cumplen con diversos objetivos. Por lo mismo, los elementos representados y los medios t�cnicos utilizados tampoco son los mismos. La importancia de aplicar la escala, de la menor a la mayor, se puede explicar recurriendo al ejemplo de la medicina, que considera importante la observaci�n del cuerpo humano en su conjunto, o alguno de los �rganos o las part�culas peque��simas s�lo observables al microscopio. No se pueden estudiar los tejidos a simple vista en una persona, ni a partir de una muestra de microscopio se le puede reconstruir mentalmente. Este es un problema a considerar en la cartograf�a tem�tica: saber utilizar la variedad de escalas y aplicarlas seg�n el objeto a estudiar o problema a resolver.

Mapas geomorfol�gicos

�stos son los que representan el relieve terrestre. Originalmente fueron los morfogr�ficos en los que las monta�as y las planicies se expresan por medio de un dibujo muy fino. Con el tiempo, el estudio de las formas y procesos que act�an en la superficie de la Tierra acumul� una cantidad enorme de informaci�n que dio origen a muy diversos tipos de mapas geomorfol�gicos. Los principales muestran las formas del relieve, clasificadas de acuerdo con los procesos que les dieron origen.

Otros mapas geomorfol�gicos representan, por medio de valores num�ricos, determinadas caracter�sticas del relieve como las pendientes (figura 12), la densidad de la red fluvial, y muchos otros. Hay mapas especializados para expresar un relieve fluvial o litoral; los hay aplicados a la exploraci�n de yacimientos de placer, de petr�leo o para recomendar el uso m�s adecuado del terreno.

Mapas sobre riesgos

En los �ltimos a�os han tenido una aceptaci�n cada vez mayor los mapas geomorfol�gicos sobre riesgos (figura 13), que se�alan procesos peligrosos inminentes como erupciones volc�nicas, derrumbes, aludes, inundaciones, hundimientos, etc. No se limitan a se�alarlos, sino que tambi�n indican el posible alcance territorial en cada caso. Una gran zona sujeta a un riesgo no lo est� en la misma medida en toda su extensi�n. Elaborar mapas como �stos requiere de trabajo detallado, de investigaci�n y generalmente, tambi�n de la realizaci�n de otros mapas que anteceden al principal.

Un mapa geomorfol�gico se modifica en su contenido en la medida que cambia la escala, y finalmente, entre una grande y otra peque�a no habr� semejanza alguna. Incluso, de los mapas resultantes podr�n seguirse elaborando otros m�s especializados.

La diversidad de escalas de los mapas geomorfol�gicos se puede explicar por lo observable en una fotograf�a tomada con una c�mara a unos cuantos metros de la superficie, desde el techo de una casa, por ejemplo, y otra desde una nave espacial. Todas las formas del relieve terrestre son de inter�s, lo mismo que los procesos actuantes. Por esto, los temas de investigaci�n en la geomorfolog�a parecen no tener l�mite.



Figura 12. Mapa de pendientes de la ciudad de M�xico (Atlas Nacional de M�xico, hoja IV.3.2). Valores en grados: 1) <0.5; 2) 0.5-1.5; 3) 1.5-3; 4)3-6; 5) 6-15; 6) 15-25; 7) >25.



Figura 13. Mapa de riegos de la zona urbana de la delegaci�n �lvaro Obreg�n. 1) Epicentros s�smicos; 2) Escarpes en retroceso; 3) Cabeceras de barrancos, activas; 4) Arroyos. Elaborado por Maricarmen Cordero Estrada.

Se estudian desde los mecanismos de excavaci�n y depositaci�n de materiales por un arroyo hasta los grandes sistemas monta�osos en su conjunto.

Otros mapas

Hay mapas tem�ticos ideados para escalas determinadas. Los tect�nicos m�s comunes (hay varios tipos) expresan la estructura profunda del subsuelo, la disposici�n de los tipos de rocas m�s antiguas que subyacen a los continentes: el basamento. En este caso la escala al medio mill�n es conveniente. Pero se trata de mapas que exigen empezar la observaci�n desde el continente completo (uno a diez-veinte millones), o incluso desde el mapa global que muestra las placas litosf�ricas y la direcci�n de su movimiento.

El gran avance que tiene la cartograf�a tem�tica en la segunda mitad del siglo XX se refleja no s�lo en mapas cada vez m�s precisos y complejos. Hay mapas geohidrol�gicos con una informaci�n m�s que valiosa. Si tradicionalmente se representaban los cuerpos de agua subterr�nea relacionados con las rocas que los contienen, en los �ltimos a�os se han elaborado otros a los que se agrega la composici�n qu�mica del agua, la direcci�n de desplazamiento y su velocidad.

Entre los mapas actuales m�s avanzados por su contenido est�n los paleogeogr�ficos para representar climas, suelos, vegetaci�n y relieve en distintas �pocas de los �ltimos 100 000 a�os. Se han elaborado sobre todo para regiones de las altas latitudes, con buena precisi�n para los �ltimos 18 000 a�os. Valiosas investigaciones resumidas en una hoja de papel, en la que el lector puede comprender una riqu�sima informaci�n dedicando un m�nimo de tiempo.

Los mapas mencionados van m�s all� de un puro inter�s cient�fico, ya que orientan a los especialistas sobre los efectos de los cambios que se pueden producir en el siglo XXI por el ascenso de las temperaturas.

Otros mapas de gran inter�s que se est�n elaborando en varios pa�ses son una variedad de los neotect�nicos, aquellos que muestran cambios de altitud de la superficie terrestre en tiempos hist�ricos. Se han hecho por procedimientos geod�sicos repetidos cada cinco o diez a�os, o por medio de estaciones permanentes de observaci�n que se han situado en zonas muy activas, como la falla de San Andr�s en California.

Un movimiento detectado permite a los especialistas publicar sus resultados en las revistas cient�ficas m�s prestigiadas. Pero la elaboraci�n de un mapa, con datos originales o ya publicados, requiere de informaci�n mucho m�s amplia de grandes regiones y acumulada durante varios a�os. Con isol�neas se se�alan las velocidades actuales con que se est� levantando o hundiendo la superficie terrestre de un territorio. Las causas pueden ser diversas: actividad tect�nica (de origen profundo) e isostasia (de origen somero).

Lo anterior tiene, naturalmente, un gran inter�s te�rico y pr�ctico. Esto �ltimo sobre todo en la geotecnia, aunque tambi�n tiene relaci�n con otros problemas.

Otro ejemplo de atlas tem�ticos de inter�s es el que se realiza en la Uni�n Sovi�tica desde 1977 sobre los recursos nivales-glaciales —es el pa�s m�s rico en ellos—, como parte de un programa internacional. El glaci�logo V. Kotliakov, director del Instituto de Geograf�a de la Academia de Ciencias, sostiene que se trata del proyecto glaciol�gico m�s grande de todos los tiempos. El atlas muestra las principales caracter�sticas f�sicas y qu�micas de los hielos, as� como de los territorios que han cubierto en el pasado y presente, adem�s se infiere c�mo ser� la situaci�n en el futuro.

LOS MAPAS Y

ATLAS EN M�XICO

La tradici�n cartogr�fica del pa�s es rica en calidad y pobre por la falta de continuidad de la misma a trav�s de la historia. Un tipo de mapa muy com�n se encuentra en los c�dices de Tlaxcala, anteriores a la Conquista.

Heinrich Martin o Enrico Mart�nez (c. 1555-1632) es un destacado cart�grafo en su �poca. Carlos Sig�enza y G�ngora (1645-1700), seg�n Reyes Vayssade y otros autores, es el mejor cart�grafo mexicano, autor del primer mapa de la Nueva Espa�a a fines del siglo XVII. Sigui� Jos� Antonio Alzate y Ram�rez (1737-1799), quien en 1767 public� el Nuevo mapa geogr�fico de la Am�rica Septentrional. Alejandro Humboldt (1769-1859) obtuvo y analiz� numerosas obras para elaborar su Atlas Geogr�fico y F�sico del Reino de la Nueva Espa�a, as� como la Carta General de Nueva Espa�a, a principios del siglo XIX. Rico fue el siglo XVIII en obras cartogr�ficas: Joaqu�n Vel�zquez de Le�n (1732-1786), Eusebio (Padre) Quino fue verdadero explorador y ge�grafo (1644-1711), quien elabor� 31 mapas del noroccidente de M�xico y de la Baja California a principios del siglo XVIII; en 1748 se public� el Theatro Americano, el estudio geogr�fico m�s detallado del virreinato, de Jos� Villase�or y S�nchez (s. XVIII).

A ellos sigui� Manuel Orozco y Berra (1816-1881), compilador y estudioso de los mapas y autor de dos obras fundamentales: Materiales para una cartograf�a mexicana (1871) y Apuntes para la historia de la geograf�a de M�xico (1881).



Carlos de Sig�eza y G�ngora.


En el siglo pasado destac� la obra cartogr�fica de Antonio Garc�a Cubas. El Atlas geogr�fico y estad�stico, publicado en 1857 y el Atlas pintoresco e hist�rico de los Estados Unidos Mexicanos, de 1885, son dos de sus publicaciones m�s importantes, mismas que han sido reproducidas recientemente.

La elaboraci�n de mapas nacionales ha sido en M�xico un trabajo aislado. Los mapas base, los topogr�ficos, estuvieron muchos a�os a cargo de la Secretar�a de la Defensa Nacional cubriendo el territorio en escala al medio mill�n, con aproximadamente 40 hojas. Este material sigue siendo accesible al p�blico en general.

A partir de 1971, la entonces denominada Comisi�n de Estudios del Territorio Nacional y Planeaci�n (CETENAP) inici� la edici�n de mapas en escala uno a cincuenta mil (unos 2 300), lo que inclu�a topograf�a, geolog�a, edafolog�a, uso del suelo y uso potencial (del suelo). Para 1990 se ha terminado el mapa topogr�fico; el resto fue suspendido cuando se hab�a cubierto aproximadamente un 40% del territorio nacional, para continuar el trabajo en escalas peque�as (uno a un mill�n), y medias (uno a doscientos cincuenta mil). En la primera se cubri� el territorio con los mapas tem�ticos mencionados, a los que se agregaron batim�tricos, clim�ticos, hidrol�gicos y geohidrol�gicos. El m�rito principal en esta nueva etapa de desarrollo de la cartograf�a mexicana correspondi� al ge�logo Juan B. Puig, autor del proyecto, quien comprendi� que el pa�s no pod�a seguir prescindiendo de un sistema b�sico de cartograf�a accesible al p�blico.

Diversos mapas tem�ticos de la Rep�blica han sido elaborados por distintas secretar�as de Estado. Pero ha sido un trabajo orientado m�s para uso interno que con fines de divulgaci�n. El mapa geol�gico general del pa�s ha sido uno de los m�s importantes, es indispensable en numerosas dependencias p�blicas y privadas. El primero se debe a Antonio del Castillo, entonces director del Instituto Geol�gico, quien lo inici� en 1882 y lo public� en 1896 en escala uno a diez millones. El mismo autor public� en 1893 un primer mapa de localidades de la Rep�blica Mexicana donde se hab�an encontrado meteoritos.7[Nota 7 Otros mapas geol�gicos nacionales se publicaron en 1917, 1920, 1937, 1940 y 1943 en escalas de 3 a 6.5 millones, y posteriormente en escala uno a dos millones en 1956, 1960, 1968 y 1976. Los dos �ltimos coordinados por Ernesto L�pez Ramos. A pesar de esta valiosa informaci�n estamos lejos del mapa geol�gico definitivo.

Sobre atlas no hay muchos antecedentes en el pa�s. Los principales se deben a Jorge L. Tamayo (1912-1978). El primero de 1943 y reeditado en 1962 es de tipo geogr�fico general; el segundo, de 1973, es el Atlas de la salud; el t�tulo refiere los temas principales tratados, mismos que se complementan con otros socioecon�micos. El tercero, del mismo autor, se public� en 1976, Atlas del agua, reducido esencialmente a temas de climatolog�a e hidrolog�a.

El Atlas del medio f�sico, editado por la Secretar�a de Programaci�n y Presupuesto en 1981 es en s� un conjunto de mapas tem�ticos en escala uno a un mill�n: topograf�a, uso del suelo, geolog�a, climas y turismo.

Menci�n especial merecen los tres principales atlas que se han publicado en M�xico reproduciendo mapas antiguos: El territorio mexicano (1982), Atlas cartogr�fico hist�rico (1982); Cartograf�a mexicana, tesoros de la Naci�n, siglos XVI a XIX (1983).

ATLAS DE OTROS PA�SES

El primer atlas nacional reconocido es el de Finlandia, publicado en 1899. Hasta 1986 se calcul� en forma conservadora que se hab�an publicado 64 atlas nacionales, seg�n R. B. Parry, y en la d�cada de los a�os 80, 37 pa�ses, incluyendo a M�xico, iniciaron, actualizaron o editaron un atlas. Los mejores de los �ltimos quince a�os se hicieron en los prestigiados institutos de investigaci�n geogr�fica de la Rep�blica Democr�tica Alemana (1976), Eslovaquia (1983), Hungr�a (1989) y Cuba (1989)

No es raro que esto haya ocurrido principalmente en lo que se conoc�a hasta hace poco como pa�ses socialistas. Fue una caracter�stica muy positiva de sus reg�menes dar gran importancia a la geograf�a, desde la ense�anza en todos los niveles hasta la investigaci�n. En esto hay profundas ra�ces hist�ricas, adem�s de la importancia que tiene en la geopol�tica y la planificaci�n econ�mica.

Como conclusi�n de este cap�tulo se puede decir que los mapas son, y han sido siempre, din�micos, primero porque estamos lejos de conocer a la naturaleza, y segundo, porque el planeta es din�mico, desde sus movimientos de rotaci�n y traslaci�n, a los end�genos y ex�genos que vienen modificando su superficie por lo menos desde hace cuatro mil millones de a�os, y por �ltimo, por la influencia que tiene actualmente el hombre como principal agente modificador de la biosfera.

Por otro lado, el grado de estudio cartogr�fico de un pa�s refleja en gran parte su avance cultural y cient�fico. Actualmente culmina el Atlas Nacional de M�xico, coordinado por Ana Garc�a Silberman, en el Instituto de Geograf�a de la Universidad Nacional Aut�noma de M�xico. Este proyecto pretende, entre otras cosas, reducir la enorme brecha que separa al pa�s de otros m�s avanzados en el estudio geogr�fico del territorio.

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