XXIII. LA ELECTRICIDAD EN MÉXICO

EN EL año de 1849 el gobierno mexicano otorgó a Juan de la Granja la primera concesión para el uso del telégrafo eléctrico, según decreto del 10 de mayo, como privilegio exclusivo y por un plazo de diez años, bajo la condición de que construyera, en los primeros 24 meses, cuando menos 40 leguas (alrededor de 223 km) de la línea entre la ciudad de México y el puerto de Veracruz. Sin embargo, en este lapso sólo pudo tender el tramo hasta Nopalucan, estado de Puebla, el cual empezó a funcionar el 5 de noviembre de 1851. Seis meses después, el 19 de mayo de 1852 terminó la obra con un entronque a Jalapa. En 1853 se inauguró la línea México-Guanajuato, pasando por León y para 1854 ya existían en el país 608 km de alambrado telegráfico; había oficinas en las ciudades de México, Orizaba, Jalapa, Veracruz, Guanajuato y León, que transmitían 50 000 mensajes. El 10 de mayo de 1859 se prorrogó la concesión al sucesor de Juan de la Granja y a Hermenegildo de Viya y Cosío, con las líneas que se construyeran o iniciaran dentro de los siguientes 10 años.

Hacia 1867, después de la restauración de la República, el gobierno federal volvió a otorgar concesiones para el tendido y funcionamiento de líneas telegráficas a diversas empresas particulares y a los gobiernos de los estados. Para 1885 ya existían 15 570 km de líneas tendidas.

El 8 de diciembre de 1880 los telégrafos quedaron sujetos a la autoridad federal, con lo cual creció considerablemente la longitud de las líneas. En 1885 se creó la Dirección de Telégrafos Federales que regularizó el servicio en el país.

En 1887 se inició el servicio internacional con Guatemala y en 1897 con Estados Unidos. A fines del siglo XIX se realizó la primera conferencia internacional entre México y Estados Unidos por medios telegráficos.

El 28 de octubre de 1879 el Congreso de la Unión aprobó un contrato entre la compañía estadunidense Western Union y el gobierno nacional, para tender un cable submarino de Veracruz a Estados Unidos, pasando por Tampico. El 10 de marzo de 1881 quedó inaugurada la línea telegráfica entre Veracruz, Tampico y Brownsville. En julio de 1882 se inició la comunicación por cable subterráneo entre Salina Cruz, en el estado de Oaxaca, y las repúblicas centro y sudamericanas. En 1898 la extensión de este tipo de líneas era aproximadamente de 2 200 kilómetros.

El 15 de marzo de 1878, dos años después de que Alexander Graham Bell lograra la primera comunicación telefónica, se realizó una prueba con éxito entre la ciudad de México y la población cercana de Tlalpan.

Por otro lado, en 1879 empezó a funcionar la primera planta eléctrica en la República en una fábrica textil en León, estado de Guanajuato.

En 1881 se inició el servicio público de electricidad en la ciudad de México, cuando la Compañía Knight instaló 40 lámparas eléctricas incandescentes, lo que desplazó hacia 1890 el alumbrado público a base de aceite de nabo, que estuvo en servicio justamente un siglo. En 1889 en el mineral de Batopilas, estado de Chihuahua, Alejandro Shepard acopló a los molinos de trituración dos turbinas hidroeléctricas de 15 caballos de potencia. En 1892 se utilizaba la electricidad, generada por vapor, para el desagñe del mineral de Catorce en Matehuala, estado de San Luis Potosí. Los bosques que cubrían completamente la sierra fueron talados para usar esa madera como combustible. Por esa época se formó la Compañía de Luz y Fuerza de Pachuca, que abastecía de energía eléctrica las minas de Real del Monte y El Oro. En 1897 la empresa cuprífera de El Boleo, cerca de Santa Rosalía, en Baja California, instaló un generador eléctrico accionado por vapor destinado a las tareas de bombeo, ventilación, alumbrado y molienda; las ventajas económicas fueron de tal magnitud que para 1906 la empresa ya contaba con un generador de 1 000 caballos, el más moderno y eficiente de esa época. El desarrollo de la producción eléctrica suscitó el auge de la minería: se aprovecharon las vetas de baja ley, se redujeron los costos, se facilitó el desagñe a niveles más profundos y disminuyó la mano de obra.

En la industria textil la electricidad fue también un importante factor de progreso. Hacia 1900 el 44% de la capacidad eléctrica instalada proveía a los fabricantes de telas, especialmente en las regiones de Orizaba, Monterrey y Atlixco. Los excedentes se vendían para alumbrado público y uso doméstico. En la última década del siglo XIX operaba en la ciudad de México la Compañía Mexicana de Gas y Luz Eléctrica, que tenía una planta de San Lázaro, unos dinamos en Reforma y un gasómetro en la Calle de la Escobillería, que proporcionaba servicio a particulares.

Alberto Best, regidor del ramo, lanzó la convocatoria y la ganó la Compañía Mexicana de Electricidad, filial de la alemana Siemmens Halske. La compañía instaló un generador en Nonoalco y dotó a la ciudad de arbotantes semejantes a los que existían en Berlín. En 1895 el francés Arnold Vaquié adquirió la concesión para utilizar los recursos hidráulicos del río Necaxa, en el estado de Puebla, para generar electricidad, pero la transfirió en 1902 a la Mexican Light and Power Co., empresa canadiense que montó en 1905 una unidad de 5 000 kw. A su vez, la Weren Beit and Co. de Londres constituyó la Compañía Limitada de Tranvías que a partir de 1900 utilizó energía eléctrica para la tracción de sus vehículos. Entre 1887 y 1911 se formaron en México 199 compañías de luz y fuerza motriz que dieron servicio en diferentes estados de la República. Se estima que en 1911 México disponía de 165 000 kw de electricidad instalados, producidos por diferentes medios.

La radiotelegrafía se introdujo en México en 1910 con la instalación de 15 estaciones transmisoras marca Telefunken, que comunicaban las ciudades de ambos litorales, como Tampico y Veracruz con Guadalajara y Hermosillo. En 1930 se estableció el servicio entre México y Madrid, para enlazar con Europa, y en 1933 con Oriente, vía Tokio.

En octubre de 1921 el ingeniero Constantino de Tárnava transmitió de Monterrey a la capital del país lo que se ha considerado el primer programa de radio, captado solamente por una persona. En el mismo año José de la Herrán y el general Fernando Ramírez montaron una estación experimental, la J-H, bajo los auspicios de la Secretaría de Guerra. Hacia 1923 ya existían en el país aparatos receptores de galena, con precio de 12 pesos. El 14 de agosto de 1923 entró en servicio la difusora del periódico El Mundo, dirigido por Martín Luis Guzmán, y a través de sus micrófonos dictaron conferencias, entre otros, José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública; Antonio Caso, rector de la Universidad Nacional; el poeta Carlos Pellicer y el compositor Manuel M. Ponce. El 14 de septiembre de 1923, con motivo de la pelea de box entre Firpo y Dempsey, se inauguró una estación que emitía con 500 watts de potencia. Al día siguiente inició sus transmisiones la estación CYB, con 500 watts, propiedad de la compañía cigarrera El Buen Tono; en el acto inaugural se transmitió la ceremonia del Grito de Independencia que dio el presidente Álvaro Obregón. En esas fechas había alrededor de 5 000 hogares dotados con aparatos receptores. En 1925 operaban en el país 11 estaciones radiodifusoras.

La etapa experimental de la televisión en México se inició en 1933, cuando el ingeniero Guillermo González Camarena hizo los primeros ensayos con un equipo rudimentario que él mismo construyó. En ese mismo año el Partido Nacional Revolucionario trajo a México un equipo de televisión mecánica, en blanco y negro, e hizo varias demostraciones públicas. En 1939 González Camarena inventó un sistema de televisión a colores que patentó en México y en Estados Unidos. El 19 de agosto de 1946 González Camarena inició una serie de transmisiones sabatinas experimentales en blanco y negro desde el laboratorio Gon Cam, que recibían en la Unión de Radioexperimentadores. En 1948 y 1949, en la Exposición Objetiva Presidencial, instalada en el Estadio Nacional, el público capitalino pudo observar las transmisiones originadas en el estudio de la Secretaría de Comunicaciones por medio de un transmisor de 20 watts de potencia y captadas en siete aparatos receptores instalados en el estadio y en diferentes almacenes de la ciudad. La primera emisión comercial de televisión ocurrió el 26 de julio de 1949, de las 17 a las 19 horas en el Canal 4. El 1 de septiembre se televisó desde la Cámara de Diputados el informe presidencial presentado por Miguel Alemán.

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