VII. EP�LOGO

"DE LA VISTA NACE EL AMOR", dice un refr�n que nos deja pensando sobre lo que sucede despu�s de que naci�. Pasada la primera impresi�n, el trato y el conocimiento enriquecen (o matan) la relaci�n hasta convertirla en algo real, objeto de cuidados y atenciones (o fuente de obsesiones y peculiares melodramas). Dif�cilmente nos contentamos con esa "vista" inicial y buscamos m�s de cerca para completar lo que dej� entrever alguno de nuestros sentidos. Esa cara, esa figura o esa voz, sin perder su encanto, son siempre insuficientes.

�Por qu� hacer igual con los atardeceres exquisitos de apastelados cielos, con las m�gicas nubes que crecen tomando formas que s�lo llevamos en la mente, con las hipnotizantes flamas que calientan la piel, la pupila y el alma, con las columnas de humo que desatan la imaginaci�n al disiparse en nada o con las olas que traen recuerdos y espumas de otras playas?

La poes�a que puede inspirar la vista de un ocaso tornasol no se pierde si apreciamos los mecanismos diminutos y ocultos que dan lugar al maravilloso espect�culo.

Un mar embravecido sobrecoge a cualquier marino, por experimentado que sea, de la misma manera que un zumbante tornado impresiona al meteor�logo que busca predecirlo. Ambos aprenden y act�an al ver lo que otros s�lo sufren con terror.

Al estudiar m�s all� de lo que se ve por encima, literalmente bajo la superficie, se descubre un universo adicional que �nicamente puede hacer m�s delicioso el momento, como con las personas. Ciertamente, no vamos a perder el saludable miedo a un hurac�n, ni la inspiraci�n que despiertan las rojas brasas de una hoguera.

Para apreciar una �pera, basta con sentarse a escucharla. Si adem�s de escuchar la m�sica y las voces, vemos la escenograf�a y el vestuario o ponemos nuestra atenci�n en los bailes y la actuaci�n, la opulencia del "espect�culo sin l�mites" se pone en evidencia. Sin embargo, esto es s�lo el principio. Si conocemos la historia que une cada una de las partes entre s�, la obra toma una dimensi�n diferente. Si leemos el libreto, podemos paladear los di�logos llenos de poes�a, drama y comedia, descubriendo la universalidad de las pasiones humanas, de las ilusiones y los desamores y la dulzura que hay en la ingenuidad de cada adolescente. As�, agregando la m�sica, se realzan esas emociones hasta tocar las fibras �ntimas del coraz�n de quienes sienten o piensan. Descubrir los sutiles movimientos de escena, los cambios de tono en un aria o el contrapunto de un cuarteto, exquisito y dram�tico, jam�s disminuir� la belleza del momento.

Lo mismo pasa con el universo que nos rodea. Cada parte encierra una complejidad que sigue sorprendi�ndonos. Nuestra capacidad de asombro est� m�s desarrollada que nunca antes en la historia. Lo menos que nos merecemos es la oportunidad de ver m�s all� de lo que ven las mir�adas de especies con las que compartimos el mundo.

A quienes leyeron este libro les corresponder�a escribir un ep�logo. En realidad hay mucho, much�simo m�s que decir de lo que aqu� aparece. As�, al final, la convicci�n de no haber hecho referencia a tantas cosas importantes o interesantes me deja un poco apenado. Sin embargo, si la lectura despert� el inter�s por averiguar un poco m�s sobre los fluidos, habr� logrado mi prop�sito. Si adem�s cada quien encontr� una novedad o aclar� un concepto o disfrut� de alguna parte, el esquizofr�nico sufrimiento y placer que est�n detr�s de cada l�nea habr�n valido totalmente la pena.

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