VI. LOS MISTERIOS DE LA MIGRACI�N

DESDE tiempos remotos los seres humanos han percibido que muchas especies de aves desaparecen de sus terrenos de reproducci�n durante las etapas m�s crudas del invierno, para reaparecer en el verano desarrollando sus actividades como si nada hubiera pasado. Tard� mucho tiempo conocer que estas aves, al desaparecer de las latitudes donde las estaciones son muy extremosas, no mor�an o hibernaban, sino que viajaban a veces miles de kil�metros en busca de regiones con climas m�s benignos y abundancia de alimento, que les permitieran sobrevivir.

El h�bito de migrar fue adquirido tras un proceso evolutivo que llev� millones de a�os. Es propio tambi�n de otros grupos animales como los peces, las ballenas, varios insectos y los murci�lagos. Se llama migraci�n a los movimientos poblacionales que realizan las aves, a veces a grandes distancias, de manera c�clica, generalmente coincidiendo con las estaciones del a�o o con la abundancia de alg�n tipo de recurso alimenticio. Estos movimientos se realizan partiendo de un �rea de reproducci�n y llegando a un �rea de invernaci�n.

Las causas de la migraci�n en un sentido evolutivo son todav�a materia de especulaci�n entre los ornit�logos. Algunos han propuesto, y tal vez est�n en lo cierto, que la migraci�n se origin� como una adaptaci�n a ambientes extremosos, cuando algunas poblaciones sobreviv�an al mudarse de lugar durante las etapas de mayor escasez de alimento y clima m�s riguroso. Lo cierto es que esta conducta se ha desarrollado en una gran cantidad de especies que habitan las latitudes m�s norte�as del Hemisferio Norte y m�s meridionales del Hemisferio Sur. Se ha calculado que 589 especies de aves en Eurasia y alrededor de 200 en Norteam�rica son migratorias. Tambi�n se conoce que hay una mayor proporci�n de especies migratorias en Canad� que en Estados Unidos, a�n menor proporci�n en M�xico y ninguna en las zonas tropicales del Amazonas. Muchas de las preguntas que se han hecho acerca de la migraci�n permanecen sin ser contestadas, y la investigaci�n cient�fica es muy activa en este campo. Consideremos algunos de los puntos b�sicos de este proceso.

EL INICIO DE LA MIGRACI�N

La �poca de la migraci�n se halla muy bien establecida dentro del a�o y generalmente est� acoplada a ritmos fisiol�gicos internos (relojes o ritmos circanuales porque se llevan a cabo en ciclos de un a�o), de manera que muchas veces los tiempos de partida y llegada de las poblaciones migratorias solamente var�an unos cuantos d�as de un a�o a otro. Por lo general, las aves sufren cambios fisiol�gicos en relaci�n con la duraci�n de los d�as, la presencia de algunas variaciones del ambiente como las lluvias o los vientos estacionales y, de manera indirecta, con la terminaci�n del ciclo reproductivo. Todo esto ocasiona en los individuos un estado de hiperactividad llamado inquietud migratoria, algo semejante a una necesidad, y significa que las aves se encuentran intranquilas y duermen poco en la noche. Aunado a esto, las especies migratorias empiezan a comer en exceso y a acumular grasa en sus m�sculos pectorales, el dorso, las axilas y el abdomen, la cual es el combustible necesario para realizar sus largos viajes, pues muchas veces las rutas migratorias cruzan grandes extensiones de agua y las aves no se detendr�n a comer hasta que lleguen a su destino, y perder�n a veces hasta casi la mitad de su peso durante el viaje.

TIPOS DE MIGRACI�N

A pesar de que el patr�n de migraci�n con el que estamos m�s familiarizados comprende el movimiento de las poblaciones norte-sur, no todas las especies lo siguen. A los movimientos norte-sur se les llama migraci�n latitudinal y son los desarrollados por la mayor�a de las especies que viven en las latitudes situadas al norte, como la gran variedad de aves playeras y gorriones de Norteam�rica, o muy al sur, como los p�galos que habitan en el extremo sur de Sudam�rica.

Un segundo patr�n lo constituye la migraci�n longitudinal y es realizado en direcci�n este-oeste, siendo practicado por algunas aves que se mueven de las regiones centrales de los continentes, de clima m�s extremoso, hacia las costas. Por �ltimo se presenta la migraci�n altitudinal que es realizada por algunas especies que se mueven arriba o abajo de las monta�as de manera estacional, ya sea siguiendo alg�n tipo de recurso como lo hacen varias especies de colibr� en Costa Rica que siguen a las flores o los arroceros que se mueven siguiendo las semillas, o evitando las temperaturas rigurosamente bajas de la cumbre de las altas monta�as.

Cabe aqu� se�alar que la migraci�n, por ser estacional, se diferencia de ciertos movimientos s�bitos e impredecibles que realizan algunas poblaciones, a lo cual se le llama vagabundeo. Las migraciones, como ya se ha dicho, son predecibles, estacionales y tienen un punto de partida y destino preciso, el cual se ha fijado en las aves a trav�s de millones de a�os de evoluci�n.

No todas las poblaciones de una especie migran, generalmente lo hacen las que habitan en las zonas situadas m�s al norte. Adem�s, puede suceder que no todos los individuos de una poblaci�n lo hagan o no todos al mismo tiempo, a esto se le llama migraci�n diferencial. Por ejemplo, existen especies de aves canoras en las cuales solamente las hembras y los machos j�venes emigran, mientras que los machos adultos permanecen en los terrenos de reproducci�n. Puede suceder tambi�n que las hembras, los machos y los juveniles tengan fechas diferentes de partida y llegada a los terrenos de invernaci�n o de reproducci�n. Puesto que existen estas diferencias en el h�bito de migrar entre los miembros de una especie y los de una poblaci�n, es posible detectar algunas adaptaciones morfol�gicas, como la forma de las alas, que en las poblaciones o individuos que emigran es aguda, y redondeada en los que no lo hacen (Figura VI. 1).

[FNT 41]


Figura VI.1 Cuando poblaciones de una misma especie tienen diferentes h�bitos de migraci�n, la forma de las alas es diferente. (A) Ala de una poblaci�n migratoria; (B) ala de una poblaci�n residente.

AVENIDAS Y EJES VIALES EN EL CIELO

Hay pocos espect�culos tan llamativos como observar miles de aves, muchas veces de diferentes especies, cruzando el cielo en una l�nea continua que abarca cientos de kil�metros de extensi�n, todas dirigi�ndose hacia un mismo lugar. Son famosas las migraciones de aves rapaces que cruzan Israel rumbo al �frica o el sur de M�xico rumbo a Sudam�rica. Esto nos indica que las aves migran siguiendo caminos o rutas muy precisas, las cuales son utilizadas por miembros de diferentes �rdenes y que siguen, por lo general, alguna caracter�stica importante de la superficie terrestre, como la cuenca de un gran r�o, una cadena monta�osa o la costa; estas rutas proveen condiciones favorables y poca probabilidad de disturbios atmosf�ricos que las desv�en.

La gran mayor�a de las aves de Europa y Asia, como las cig�e�as y los buitres, pasan el invierno en la zona tropical de �frica, por lo que su ruta migratoria cruza por la Pen�nsula Ar�biga y el Canal de Suez. Las aves migratorias de Estados Unidos y Canad� invernan generalmente en M�xico y Am�rica Central y llegan a su destino siguiendo las rutas que dependen de su lugar de origen: las del este lo hacen a trav�s del Golfo de M�xico o siguiendo la cuenca del r�o Mississippi, las del oeste a trav�s de las Monta�as Rocosas y las monta�as de M�xico, y las del Pac�fico utilizan la costa o el mar abierto (Figura VI.2). Sin embargo, las rutas pueden ser muy variadas y dependen a veces de la historia de la distribuci�n de las aves; por ejemplo, la lavandera pinta es una especie caracter�stica de Eurasia, la cual recientemente invadi� Norteam�rica. Puesto que sus parientes suelen invernar en �frica, las poblaciones norteamericanas cruzan Canad�, el norte del Atl�ntico y Europa para llegar a invernar en �frica haciendo un viaje mucho m�s largo.

[FNT 42]


Figura VI.2 Principales rutas de migraci�n en Am�rica. (A) Monta�as del Oeste; (B) Mississippi y (C) Golfo de M�xico.

La ruta migratoria que las aves siguen para regresar a sus terrenos de reproducci�n puede ser diferente de la que usaron para llegar a los sitios de invernaci�n. Esto es causado en gran parte porque las condiciones ambientales son distintas en las diferentes estaciones del a�o. Tambi�n puede variar el sitio de invernaci�n dependiendo del clima, por ejemplo, algunos zorzales escandinavos pasan el invierno en Gran Breta�a o en el Mediterr�neo dependiendo de las corrientes de aire que existan ese a�o.

CAMPEONES DE RESISTENCIA

La distancia que algunas aves tienen que recorrer para llegar a su destino es en ocasiones enorme. Algunas aves marinas viajan desde el �rtico hasta el Ant�rtico, lo que significa m�s de 13 000 kil�metros, como lo hacen la golondrina de mar �rtica y algunos chichicuilotes y p�galos. Estas aves campeonas generalmente realizan sus viajes sin parar, aprovechando sus reservas de grasa y sus energ�as al m�ximo, aunque recientemente el investigador mexicano Fernando Villase�or ha comprobado que las golondrinas de mar del para�so se detienen unos d�as para alimentarse en las costas de Michoac�n, M�xico.

Las aves m�s peque�as y que migran a trav�s de los continentes generalmente hacen varias paradas para obtener alimento y seguir su viaje. Aun as�, es sorprendente la velocidad con la que viajan, pues se ha calculado que algunas especies peque�as recorren 4 000 kil�metros en cinco o seis d�as. Varios estudios han registrado que las palomas mensajeras, los vuelvepiedras y los gorriones de cabeza blanca son capaces de recorrer m�s de 1 000 kil�metros al d�a. Algunos patos, como la cerceta de alas azules, completan su recorrido desde Canad� hasta el Centro de M�xico en alrededor de 35 d�as, haciendo diferentes paradas para alimentarse.

Podr�amos preguntarnos ahora �c�mo se han obtenido estos datos? Desde luego que no de manera f�cil. Desde hace muchos a�os los ornit�logos se han preocupado por anillar, o sea marcar a los individuos con bandas de colores o numeradas, las cuales registran ante agencias internacionales especializadas. Cuando un investigador marca un ave, registra el lugar donde lo hizo, la fecha y caracter�sticas particulares del ave, como sexo, edad y plumaje. Cuando una de �stas es cazada, atrapada o avistada en otro lugar, se procede a dar aviso a las personas que la anillaron, puesto que cada anillo trae las indicaciones pertinentes. Este m�todo de recaptura de aves marcadas ha proporcionado valiosa informaci�n sobre rutas, fechas y distancias recorridas por las aves migratorias. Recientemente se est� utilizando un m�todo llamado radiotelemetr�a, consistente en colocar a un ave un radio que emite una se�al que puede ser captada mediante receptores especiales; gracias a esta t�cnica se sabe la velocidad con la que viajan, la altitud y el horario de la migraci�n, as� como seguir detenidamente a las aves a lo largo de su ruta.

Para conocer las rutas, otros investigadores han utilizado im�genes de radar, en las cuales se ven las enormes manchas de p�jaros movi�ndose de d�a y de noche a trav�s de los oc�anos y los continentes. Las rutas de migraci�n siempre, o casi siempre, tocan los mismos puntos. Esto ha provocado que algunas especies como la grulla blanca de Norteam�rica y los gansos de las nieves sean blanco f�cil de los cazadores, pues se sabe perfectamente en qu� fechas van a estar en una localidad determinada.

C�MO ENCONTRAR EL CAMINO

La parte m�s dif�cil de la migraci�n es, desde luego, el viaje. Las aves tienen que enfrentar numerosos peligros durante su traves�a, como fen�menos atmosf�ricos impredecibles, huracanes o tormentas, que los pueden alejar de su ruta y provocar muertes masivas. Sin embargo, en un viaje normal, es necesario saber perfectamente la ruta que los llevar� a su destino final (orientaci�n) y la manera de llegar a �l sin salirse de la ruta (navegaci�n).

El c�mo se orientan y navegan las aves ha sido un misterio, por lo que una gran cantidad de cient�ficos, entre ellos los alemanes Wolfgang Wiltschko, Paul Berthold y Klaus Schmidt-Koenig, y el estadunidense Stephen Emlen, han realizado multitud de experimentos que nos han ayudado a entender estos procesos.

El intento de los individuos para orientarse comienza desde las primeras etapas de la inquietud migratoria. De manera experimental, Stephen Emlen observ� que las aves pr�ximas a emigrar, que estuvieran encerradas en una jaula, tend�an a dirigir sus movimientos hacia un lugar en particular, la direcci�n hacia la que deb�an realizar su viaje. Comprob� adem�s que este lugar estaba en relaci�n directa con la posici�n de las constelaciones en el cielo al encerrar a las aves en un planetario donde se pod�a cambiar la localizaci�n de las estrellas.

Los m�todos que las aves usan para orientarse y navegar dependen, desde luego, de su ruta y de la hora en la cual realizan sus movimientos. Existen aves que solamente viajan de d�a, como las aves de presa y las golondrinas; otras migran exclusivamente de noche, como los cuc�s, los chipes y otras paserinas; tambi�n existen grupos que lo mismo lo hacen de d�a que de noche como los patos y las aves de playa. Se conocen varios mecanismos mediante los cuales las aves se gu�an. Uno es utilizar marcas del terreno f�cilmente reconocibles, como monta�as, r�os, praderas y valles. Las aves que lo hacen por primera vez van acompa�adas por adultos que ya conocen el camino, y son tambi�n capaces de aprender las marcas de la ruta. Se piensa que las aves son tambi�n capaces de reconocer visualmente algunos fen�menos de la atm�sfera, por ejemplo ciertos c�mulos de nubes, especialmente cuando vuelan sobre el oc�ano, pero esto no ha sido comprobado.

Investigaciones recientes han demostrado que las aves pueden detectar cambios en el campo magn�tico de la Tierra ayudadas por los cristales de magnetita a los cuales se hizo menci�n en el cap�tulo en que se habla de los sentidos que poseen. Esta teor�a fue propuesta hacia los a�os cuarenta al observarse que al colocar imanes en la cabeza de palomas mensajeras �stas se desorientaban. Sin embargo fue desechada, hasta que investigaciones recientes la han corroborado. Esta forma de orientaci�n explica c�mo algunas aves encuentran su ruta en cielos muy cerrados y bajo condiciones atmosf�ricas adversas.

Las estrellas y el Sol son los gu�as m�s importantes de las aves durante sus viajes. Muchas dependen del reconocimiento de la posici�n solar con respecto a sus lugares de partida o al menos para seguir la direcci�n correcta; de igual manera utilizan las estrellas las aves que migran de noche. Se han propuesto adem�s otros mecanismos, como algunos olores y los cambios de presi�n atmosf�rica, que algunas aves son capaces de detectar.

Puede ser que varios de los factores arriba se�alados entren en juego cuando un individuo est� realizando su migraci�n. Es importante tambi�n destacar el papel del aprendizaje en la determinaci�n de los lugares de invernaci�n. Se ha demostrado que las rutas migratorias tienen cierto componente innato o gen�tico, pues individuos j�venes de varias especies pueden realizar solos su primer vuelo por la ruta establecida para la especie. Por otro lado, en algunas especies como los gansos, los j�venes necesitan aprender la ruta y los sitios de destino acompa�ando a los adultos en sus primeras migraciones. Sin embargo, no se cuenta hasta la actualidad con evidencias cient�ficas considerables acerca de los mecanismos que determinan la ruta migratoria en los individuos.

LAS CARACTER�STICAS DEL LUGAR DE INVERNACI�N

A pesar de que muchas de las especies migratorias se encuentran restringidas a cierto tipo de h�bitat en sus lugares de reproducci�n, durante su estancia invernal son capaces de utilizar una gran variedad de ambientes. Por ejemplo, el chipe de Wilson est� restringido en sus terrenos de reproducci�n a matorrales muy particulares; mientras que sus terrenos de invernaci�n en M�xico abarcan desde las selvas tropicales h�medas de la costa hasta los bosques alpinos de las monta�as. Sin embargo, se han detectado patrones generales de la preferencia de h�bitat de varias especies migratorias norteamericanas que invernan en M�xico, que han demostrado que gran cantidad de ellas invernan en los bosques montanos y en las zonas bajas utilizando preferentemente ambientes perturbados. Tambi�n muchas de las aves que se reproducen en ambientes lacustres llegan a invernar en ambientes costeros, como lo hacen los somormujos y varias de las especies de chichicuilotes que se presentan en M�xico.

Se ha visto adem�s que, de las aves migratorias norteamericanas m�s de 25% invernan solamente en M�xico, alrededor del 20% lo hacen en M�xico y Centroam�rica, 16% en Centroam�rica y el Caribe y el porcentaje restante lo hace en M�xico y las islas del Caribe o en Sudam�rica, siendo especialmente notable la casi total ausencia de aves migratorias norteamericanas en la regi�n Amaz�nica. Podemos decir, por lo tanto, que M�xico, especialmente sus costas y monta�as, es el lugar m�s importante de refugio para las aves migratorias de Estados Unidos y Canad�, como lo han demostrado los estudios recientes de investigadores estadounidenses como John Rappole, Richard Hutto, Eugene Morton, Russell Greenberg y James Lynch.

 

[Inicio][Anterior]Previo[Siguiente]