III. EL COLESTEROL COMO FACTOR DE RIESGO

SIN EMBARGO, el colesterol no siempre es tan benéfico. En los países industrializados las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad; el riesgo de morir por infarto cardiaco es mayor que el de morir por cáncer. Esto ha hecho que muchos científicos se dediquen a investigar las causas del infarto. Desde hace tiempo los cardiólogos han identificado a la ateroesclerosis como la causa principal de esta enfermedad. La ateroesclerosis no conoce fronteras, está en cualquier parte del mundo; no solamente es la responsable de los infartos, sino también de accidentes circulatorios en el cerebro, el riñón y las extremidades.

Numerosos estudios señalan que existe una fuerte correlación entre un nivel elevado de colesterol en sangre y el desarrollo de la ateroesclerosis, y aunque no es el único factor que se relaciona con la aparición de esta enfermedad, sí es uno de los fundamentales.

¿QUÉ ES LA ATEROESCLEROSIS?

La ateroesclerosis es una enfermedad degenerativa que se manifiesta por la deformación, en forma de abultamiento, de la pared interna de las arterias, con lo cual disminuye la luz de estos vasos (su diámetro interno). A estos abultamientos se les conoce como ateromas, y se forman por la acumulación anormal, en las paredes de las arterias, de glóbulos blancos (macrófagos y linfocitos), células musculares lisas, calcio, plaquetas y abundante colesterol, además de otros compuestos químicos.

La formación de los ateromas empieza por el depósito de grasa en forma de líneas o estrías en el revestimiento interno de las arterias. Luego las estrías se transforman en placas fibrosas y finalmente se convierten en lesiones más complicadas. Aunque los problemas clínicos debidos a la ateroesclerosis se manifiestan en la edad adulta, el proceso de la enfermedad se inicia en edades tempranas. En individuos entre los 10 y 20 años de edad, que fallecieron por causas no relacionadas con la ateroesclerosis, se han podido observar estrías y vetas de grasa en la aorta y en las arterias coronarias.

Cuando un ateroma se desarrolla en una arteria, el diámetro interno de ésta, como ya dijimos, se estrecha. Como consecuencia, al tejido irrigado por dicha arteria le llega menos sangre, y por lo tanto disminuye también el oxígeno (disuelto en ésta) que recibiría normalmente.

En el caso de las arterias coronarias, que son las encargadas de irrigar el corazón, el déficit de oxígeno se traduce en un dolor característico: la angina de pecho. Si las arterias coronarias se obstruyen totalmente, el tejido cardiaco deja de recibir oxígeno y alimentos, y muere. Esto es lo que se conoce como infarto de miocardio (el miocardio es el tejido muscular del corazón).

Desde hace muchos años se sabe que un nivel elevado de colesterol en la sangre se relaciona directamente con el desarrollo de ateromas en las arterias coronarias. El paso siguiente en las investigaciones científicas al respecto ha sido averiguar por qué se eleva el nivel de colesterol en la sangre y cómo esto puede ocasionar la ateroesclerosis.

En respuesta a la primera pregunta, estudios epidemiológicos han demostrado desde hace tiempo que la elevación del colesterol en la sangre está estrechamente correlacionada con el consumo de grasas de origen animal. Éstas se encuentran en los huevos, la carne y los productos lácteos (mantequilla, crema, quesos, etc.), que son consumidos en abundancia en los países industrializados. Durante la segunda Guerra Mundial en los países escandinavos y en otros muchos países europeos en la posguerra, la mortalidad por infarto disminuyó en forma radical debido a la restricción de alimentos impuesta por el racionamiento, pues la gente tuvo menos oportunidad de comer alimentos ricos en grasas animales (carne, mantequilla, huevos, etcétera).

Las grasas animales, a diferencia de las vegetales, contienen ésteres de colesterol, es decir, productos de la reacción de ácidos grasos con este alcohol. En los organismos de los seres vivos los alcoholes más frecuentes son el glicerol y el colesterol. Los ésteres del glicerol son los lípidos que conocemos como triacilglicéridos (anteriormente llamados triglicéridos).

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