II. FABRICACI�N DE LAS PARTES: DEL ADN A LAS PROTE�NAS
C
OMO
vimos anteriormente, la escalera que forma a la mol�cula delADN
puede abrirse longitudinalmente al separarse las mitades de los escalones temporalmente por rompimiento de los puentes de hidr�geno que mantienen unidas a las bases complementarias. Cada mitad de escal�n, desconectada, puede entonces asociarse a una contraparte provisional, formando as� un nuevo par de bases. La cadena de bases sintetizada sobre el molde delADN
es necesariamente complementaria al segmento abierto de la escalera. A medida que la mol�cula delADN
se abre y la informaci�n se transmite, se va formando una nueva mol�cula complementaria. La cadena sintetizada ser� deADN
cuando elADN
se duplica, mientras que cuando la informaci�n delADN
se pasa a una mol�cula de �cido ribonucleico (ARN
) decimos que el c�digo ha sido transcrito.S�NTESIS DE LOS
ARN
s: FABRICACI�N DE MOL�CULAS INTERMEDIARIASLos
ARN
s fueron hallados primeramente en las c�lulas formando las estructuras llamadas ribosomas que participan en la s�ntesis de prote�nas. A�os despu�s se descubrieron losARN
s de transferencia (ARN
t) y losARN
s mensajeros (ARN
m). En los �ltimos a�os se ha identificado un gran n�mero deARN
s peque�os dentro del n�cleo de las c�lulas (ARN
sn). A diferencia delADN
, cada mol�cula delARN
est� formada por una sola cadena de bases, esto es, como si fuera s�lo media escalera y por lo tanto no tiene estructura de doble h�lice. Tres de las bases son id�nticas a las delADN
(A, G, C
,), y el uracilo (U
) sustituye a la timina apare�ndose perfectamente con la adenina. Las bases en las mol�culas de losARN
s contienen adem�s un az�car diferente al que se encuentra en elADN
. Los nucle�tidos se asocian al az�car llamado ribosa, mientras que en elADN
se asocian a la desoxirribosa, cuyas uniones entre los �tomos de carbono son mas estables. Por esta caracter�stica losARN
s son m�s l�biles, es decir, se rompen con facilidad. Los diferentes tipos deARN
s var�an de tama�o. HayARN
s muy grandes, como los ribosomales, que pueden tener miles de nucle�tidos yARN
s peque�os con solamente 25-30 nucle�tidos. Cada uno de ellos tiene una funci�n diferente en las c�lulas, aunque todas ellas est�n relacionadas con la transmisi�n de la informaci�n gen�tica. Participan en la edici�n de los mensajes, ya sea que ellos mismos lleven el mensaje, o se encarguen de dirigir el ensamblaje de las prote�nas seleccionando a los componentes de �stas y llev�ndolos a la l�nea de ensamble. Tenemos as� que las mol�culas deARN
mensajero (Figura II.1) llevan las instrucciones delADN
a ribosomas que son la l�nea de ensamble. Ah�, el mensaje se descifra para. tener las instrucciones y acomodar las partes que forman urna prote�na espec�fica. En este nivel se requiere la ayuda de los"ARN
de transferencia (Figura. II.2), cuyo papel es llevar los aminoacidos, que son los componentes de una prote�na, al sitio de ensamble.
Figura II.1. Estructura del
ARN
mensajero.
Figura II.2. Asas y regiones de doble cadena en los
ARN
de transferencia (ARN
t). La regi�n variable en los diferentesARN
t corresponde al anticod�n, donde se une al cod�n correspondiente en elARN
mensajero. El extremo 3� es al que se unen los amino�cidos.
Los ribosomas mismos est�n constituidos por
ARN
ribosomales (Figura II.3). Cada ribosoma est� formado por tres mol�culas deARN
, que en este caso tienen un papel estructural. LosARN
s que son de tama�o muy peque�o (ARN
sn) tienen una participaci�n importante en la edici�n de los mensajes, es decir, participan en la modificaci�n delADN
mensajero, para asegurar que cuando �ste llegue a los ribosomas lleve un mensaje correcto.
Figura III.3. El complejo arreglo de asas y regiones de doble cadena que muestran las
ARN
ribosomales en procariontes (16S) y en eucariontes (18S). Se nota una cierta similitud estructural entre losARN
, la cual se mantiene en toda la escala evolutiva.
El tener un material primario o precursor que puede ser arreglado en diferentes formas por corte y reuni�n de fragmentos de las mol�culas de
ARN
, ofrece un gran n�mero de posibilidades para hacer: 1) diferentes mensajes a partir de una informaci�n limitada, y 2) correcci�n de errores que no se hubieran detectado en la transcripci�n primaria. Por otro lado, al estudiarse estos procesos qued� claro para los investigadores que estas modificaciones de losARN
s, que implican actividades enzim�ticas inherentes a las mismas mol�culas, podr�an explicar c�mo se origin� la clave de la informaci�n gen�tica y los mecanismos para preservarla y transmitirla. Si consideramos alARN
como el primer biopol�mero, o sea, la primera macromol�cula biol�gica que se form� en la tierra primitiva, sus caracter�sticas de enzima le habr�an permitido romper y reunir diferentes fragmentos de s� misma, proceso llamado autocat�lisis, hasta formar fragmentos con informaci�n coherente y por lo tanto utilizable. Una vez formados los fragmentos podr�an dar instrucciones para fabricar prote�nas. M�s tarde, a partir de estos mismosARN
s, se originar�an mol�culas delADN
, ya que las bases de los dos tipos de mol�culas son siempre complementarias. Este paso habr�a requerido de la reacci�n inversa a la reacci�n conocida como transcripci�n y de la cual ya hemos hablado. De hecho se ha probado que se presenta esta reacci�n y es mediada por la enzima transcriptasa reversa, que ya ha sido identificada por varios investigadores en todas las c�lulas. ElADN
como tal, por sus caracter�sticas de estabilidad y capacidad de autorreplicaci�n, ser�a seleccionado como el almac�n de la informaci�n gen�tica primeramente organizada al azar por las mol�culas primitivas deARN
. Desde ese momento el flujo de informaci�n ser�a deADN
aARN
y se origina la fabricaci�n de prote�nas.La transcripci�n del
ADN
para formar una mol�cula deARN
se hace por las enzimas llamadas polimerasas delARN
, que incorporan ribonucle�tidos en una cadena leyendo siempre la informaci�n que est� en elADN
en la direcci�n 3�-5� (Figura II.4). Las diferentes polimerasas se encargan de sintetizar los distintos tipos deARN
s por un mecanismo id�ntico. Cada polimerasa empieza a leer un mensaje en elADN
cuando encuentra una se�al que le indica d�nde y qu� tan r�pido debe leerlo. Esta se�al puede ser una secuencia especial de bases o la presencia de prote�nas reguladoras en el sitio en donde se inicia la lectura. Una vez iniciada la lectura la polimerasa contin�a incorporando ribonucle�tidos a la cadena nueva hasta que se encuentra una se�al en elADN
que le indica que ah� acaba la lectura de ese mensaje. Este mensaje o transcrito primario se desprende delADN
y de la polimerasa, y queda libre para ser modificado o llevado directamente a los ribosomas. ElADN
puede volver a cerrar sus medios escalones en la regi�n de la mol�cula que fue transcrita.Si el transcrito tiene informaci�n para hacer prote�nas es un precursor de
ARN
mensajero. El transcrito puede ser tambi�n precursor deARN
s ribosomales, deARN
s de transferencia o deARN
s peque�os.
Figura II.4. Esquema de la transcripci�n: A) Llegada de la
ARN
- polimerasa a su promotor; B) desdoblamiento de la doble h�lice para que se inicie la s�ntesis deARN
; C) iniciaci�n de la s�ntesis deARN
; D) alargamiento delARN
a medida que se desplaza la polimerasa; E) elARN
transcrito se desprende ya completo, al igual que la polimerasa.
El primer nivel de control de la traducci�n de un mensaje viene desde la modificaci�n adecuada del mensaje que va a salir del n�cleo a trav�s del proceso de edici�n, en un segundo paso ese mensaje se traducir� siempre y cuando tenga las caracter�sticas esenciales. Por ejemplo, para el primer nivel un
ARN
m se puede transcribir en todas las c�lulas de un organismo; sin embargo, s�lo es editado adecuadamente en algunas de ellas, permitiendo que la prote�na correspondiente se sintetice solamente en algunas c�lulas. Para el segundo nivel de control se puede usar como ejemplo la presencia y longitud de una secuencia localizada en el extremo 3� de la mayor�a de losARN
m, como se ve en la figura II.1. Esta secuencia de alrededor de 200 bases est� formada exclusivamente de adeninas, por lo que se le conoce como el extremo poli A. La longitud de este poli A determina la velocidad y frecuencia de traducci�n de unARN
m, de modo queARN
s mensajeros con un poli A muy peque�o ya no se asocian con ribosomas para sintetizar prote�nas, de donde se ha propuesto que la c�lula no utiliza mensajeros viejos que podr�an estar alterados o da�ados.El precursor de un
ARN
m tiene adem�s bloqueado su extremo 5� por una guanina que se coloca en posici�n invertida en la cadena de ribonucle�tidos, formando un tap�n (Figura II.5), por lo cual no puede ser desprendida por las enzimas que romper�an, un enlace fosfodi�ster t�pico. Este bloqueo se conserva para proteger a la mol�cula deARN
m durante el proceso de edici�n, al igual que la secuencia poli A mencionada anteriormente. Otras secuencias que se conservan en elARN
m modificado, esto es, aquellas que codifican a la prote�na respectiva, se llaman exones. Las secuencias que se eliminan durante la modificaci�n se llaman intrones.
Figura II.5. Bases metiladas en el tap�n o casquete del extremo 5�de los ARN mensajeros.
Un transcrito primario puede entonces tener varios exones y varios intrones. Por ejemplo; el gen de ovalbumina, una prote�na formada por aproximadaniente 4 300 amino�cidos, contiene las secuencias de siete intrones que se transcriben al
ARN
m y se eliminan cuando elARN
m se modifica. ElARN
m que se encuentra en los ribosomas s�lo tiene las secuencias que codifican 4 300 amino�cidos que forman la prote�na. Se ha especulado que los intrones, al no tener un mensaje, son los sitios en que pueden introducirse; alteraciones (en donde la frecuencia de mutaci�n es muy alta) y aun preservar sin cambio aquellas secuencias que tienen mensajes que no pueden alterarse para el funcionamiento normal de las c�lulas. La modificaci�n de losARN
m por remoci�n de intrones se conoce como splicing que en espa�ol corresponder�a a edici�n (Figura II.6). En este proceso participan losARN
sn formando part�culas ribonucleo-proteicas sobre las que se hace la edici�n. La edici�n del mensaje se hace eliminando partes que no se necesitar�n para entender las instrucciones y construir una determinada pieza o prote�na o reuniendo fragmentos de mensajes provenientes de diferentes regiones delADN
y que al unirse adquieren sentido. Este �ltimo proceso de edici�n seria el equivalente a formar un p�rrafo recortando y pegando palabras de varios art�culos diferentes de una revista. LosARN
s ribosomales y losARN
s de transferencia se sintetizan tambi�n de precursores que se transcriben de regiones especiales delADN
utilizando polimerasas que reconocen las se�ales espec�ficas para que estas mol�culasfpuedan sintetizarse. Se transcriben como precursores y deben ser modificados mediante edici�n de los transcritos primarios para que puedan convertirse en mol�culas funcionales. EstosARN
s as� como losARN
s peque�os no tienen informaci�n para hacer prote�nas y participan en los diferentes mecanismos que resultan en la transcripci�n de la informaci�n de un gen y en la s�ntesis de las prote�nas.
Figura II.6. Proceso de edici�n (splicing) de un
ARN
mensajero snrp = part�culas ribonucleoproteicas. Los n�meros 1 a 6 se refieren a diferentes tipos de part�culas: A) mensajero que se va a editar; B) eliminaci�n del intr�n; C) formaci�n de la estructura de lazada (lariat); D) mensajero editado.
PRODUCCI�N DE LAS PARTES: S�NTESIS DE PROTE�NAS
Las prote�nas corresponden a las partes de las diferentes maquinarias celulares que ejecutan las instrucciones almacenadas en el
ADN
. Las instrucciones no se limitan a c�mo unir a los amino�cidos sino que tambi�n indican cu�ndo se traduce el mensaje del cual se construye una prote�na y el orden en que �sta debe construirse. Las instrucciones tambi�n permiten que se puedan hacer muchas copias de una prote�na cuando as� se requiera. Cada secuencia de tres nucle�tidos en unARN
m forma un cod�n, es decir, la unidad m�nima en la clave que, al descifrarse, indica qu� amino�cido se selecciona para ponerlo en la l�nea de ensamble. UnARN
m debe ser por lo tanto tres veces m�s largo en nucle�tidos que la prote�na que codifica.Cuando un
ARN
m especifica su informaci�n se dice que esta siendo traducido, pues �se es el momento en que la informaci�n contenida originalmente en elADN
se interpreta y se puede sintetizar una prote�na. LosARN
s de transferencia son los encargados de seleccionar cada uno de los amino�cidos, lo reconoce y se une a �l a trav�s de su extremo 5�. LosARN
t cargados llegan a los ribosomas, en donde elARN
m est� siendo traducido y translocan al ribosoma el amino�cido necesario para que la prote�na se vaya formando. Cada mol�cula deARN
t se une solamente a un tipo de los 20 amino�cidos que se encuentran en el citoplasma de las c�lulas y de cuya combinaci�n resultan las prote�nas. En el extremo opuesto, en donde se une el amino�cido a la mol�cula deARN
t, hay una estructura en forma de asa y en ella est� la secuencia de tres bases llamada anticod�n, la cual encaja perfectamente con el cod�n delARN
m ya que le es complementaria (figura II.3) Al engancharse estas secuencias se asegura que el amino�cido seleccionado se incorpore en el orden preciso en la secuencia de la prote�na que se est� sintetizando. Todo este ensamble coordinado entre codones, anticodones y formaci�n de enlaces qu�micos entre amino�cidos para fabricar una prote�na se lleva a cabo sobre los ribosomas (Figura II.7). Las dos part�culas de ribosomas contienen mol�culas deARN
combinadas con prote�nas. ElARN
r de mayor tama�o (llamado de 26 ó 28S) y uno llamado 5S forman la part�cula m�s grande y el de menor tama�o (16 ó 18S) forma la part�cula peque�a. El arreglo estructural de los ribosomas permite que sobre ellos se acomoden todos los elementos que participan en la construcci�n de una prote�na. En esta compleja l�nea de ensamble existen tambi�n diferentes enzimas y factores que inician y terminan la traducci�n del mensaje, permiten formar la uni�n entre los amino�cidos y desprender a la prote�na completamente terminada. Un mensaje puede ser usado muchas veces si la c�lula requiere de una gran cantidad de una prote�na determinada o puede ser descartado si s�lo requiere que se traduzca una sola vez. Estos pasos son controlados por las necesidades de producci�n de las c�lulas y de acuerdo con programas bien establecidos, lo que lleva al buen funcionamiento de un organismo. Las prote�nas constituyen m�s de la mitad del peso seco de una c�lula, tienen gran diversidad de tama�os, arreglos tridimensionales y muy variadas funciones. En el humano hay m�s de 100 000 prote�nas diferentes. Algunas son enzimas o catalizadores de reacciones qu�micas dentro de las c�lulas, otras tienen actividad l�tica para destruir blancos espec�ficos y componentes extra�os a la c�lula, y otras m�s forman diversas estructuras celulares. Los amino�cidos que las forman (20 diferentes) son mol�culas con una estructura b�sica com�n, formada por un carbono denominado alfa, al que se une un grupo carboxilo (COOH), un grupo amino (NH2) y un residuo de varios carbonos y otros �tomos que le dan a cada amino�cido su propia personalidad qu�mica y carga el�ctrica.
Figura II.7. Traducci�n de un
ARN
mensajero y s�ntesis de la prote�na para la cual lleva la informaci�n.
De esta manera se producen amino�cidos b�sicos, �cidos y neutros, cuya combinaci�n, al fabricarse una prote�na, tambi�n le confiere a �sta caracter�sticas qu�micas propias. La posibilidad de combinar varios amino�cidos permite tambi�n gran versatilidad en la fabricaci�n de prote�nas y por consiguiente en las funciones que desempe�an. Los diferentes amino�cidos se unen entre s� origin�ndose un enlace pept�dico que se forma entre el grupo carboxilo de un amino�cido y el grupo amino del amino�cido que se inserta en la cadena. Una cadena o polip�ptido formado de varios amino�cidos tiene entonces un extremo amino terminal y un extremo carboxilo terminal (Figura II.8). De la secuencia en que se ordenan los aminoacidos o la estructura primaria de la prote�na depender� la estructura de �sta a niveles secundarios. Por ejemplo, las interacciones entre ciertos amino�cidos pueden formar puentes de hidr�geno o puentes disulfuro y dar origen a regiones en la proteína con forma de espiral o de hojas planas. Las combinaciones que se dan en estas regiones constituyen lo que se denomina un dominio. Una prote�na peque�a tiene por lo general un dominio, una grande tendr� varios. Algunas prote�nas est�n constituidas por la asociaci�n de varios polip�ptidos id�nticos, otras est�n formadas por polip�ptidos que pueden tener diferente secuencia de amino�cidos y distinto tama�o. Las prote�nas tienen que sintetizarse con mucha precisi�n, ya que un solo cambio en un amino�cido es suficiente para alterar su estructura y funci�n, a veces con resultados fatales. Por ejemplo, en la prote�na hemoglobina, componente principal de los gl�bulos rojos de la sangre, el cambio de glut�mico por valina es suficiente para que esta prote�na funcione inadecuadamente y se produzca en el organismo el padecimiento llamado anemia falciforme.
Figura II.8. Formaci�n de la uni�n pept�dica entre amino�cidos para formar un polip�ptido o prote�na. Algunas prote�nas est�n formadas por varios polip�ptidos que una vez sintetizados interaccionan entre s� a trav�s de enlaces diversos. Las prote�nas formadas por un solo polip�ptido se llaman monom�ricas, a diferencia de las que tienen dos, que son dim�ricas, tres las trim�ricas, etc., hasta polim�ricas.
En el caso que nos interesa en este libro, que es el de las prote�nas que participan en movimiento, �stas se encuentran en el citoplasma de las c�lulas formando la matriz fibrosa que constituye el citoesqueleto. Este nombre se deriva de las caracter�sticas estructurales de sus elementos que dan un soporte r�gido alrededor del cual se organiza el resto del citoplasma y del cual depende tambi�n la forma que adopta la c�lula y los movimientos que puede realizar. Las primeras observaciones del citoesqueleto en el citoplasma se hicieron desde el siglo
XIX
. Hay descripciones detalladas de estructuras fibrosas en neuronas, realizadas por Sigmund Freud y Santiago Ram�n y Cajal.Este �ltimo, usando t�cnicas de tinci�n de plata, pudo describir una matriz organizada en c�lulas de glia. No fue sino hasta los a�os cincuenta y sesenta que el uso del microscopio electr�nico y del glutaraldeh�do, como fijador de c�lulas, permitieron la identificaci�n de estructuras individuales y morfol�gicamente distintas dentro de la matriz citopl�smica. Sin embargo, la verdadera y diversa identidad proteica de los componentes del citoesqueleto se pudo establecer a�os m�s tarde, utilizando metodolog�a bioqu�mica e inmunol�gica. Analizaremos los componentes proteicos m�s abundantes del citoesqueleto:
Actina. �sta es una prote�na globular con un peso molecular de 42 700 daltones, es decir, que tiene aproximadamente 427 amino�cidos formando una cadena lineal o polip�ptido. Su nombre deriva del griego y significa rayo. Es una prote�na ac�dica, pues contiene un elevado porcentaje de amino�cidos �cidos y una carga el�ctrica negativa. Tiene una mol�cula de Ca2+ asociada que utiliza la conformaci�n globular y una mol�cula de
ATP
, cuyo fosfato terminal se hidroliza cuando varias mol�culas se asocian y polimerizan para formar la actina filamentosa. Al enredarse dos de estos filamentos se forma un microfilamento de actina que; se ve al microscopio electr�nico como una fibrilla de 7- 9nm en el citoplasma de las c�lulas (Figura II.9).
Figura II.9. Estructura de un mon�mero de actina con sus sitios de uni�n a Ca2+ y
ATP
(A) y de un pol�mero o microfilamento de actina (B) formado de muchos mon�meros ensamblados en una doble espiral.
Hay varias formas de la actina en los diferentes tipos de c�lulas de un organismo y en ocasiones dentro de una misma c�lula. Las diferencias se deben principalmente a sustituciones de uno o varios amino�cidos que no alteran las propiedades funcionales de la prote�na. As� tenemos que la actina alfa es caracter�stica del m�sculo esquel�tico, mientras que las formas beta y gamma existen en m�sculo liso y estriado y en c�lulas no musculares. Esto significa que en un mismo organismo pueden existir diferentes isoformas de la actina, lo que llev� a considerar que debe haber genes diferentes para codificar a las diferentes actinas. Se ha encontrado que ciertamente existen en una c�lula varias copias de los genes de la actina, algunas de las cuales se expresan solamente en un tipo celular, por lo que ciertas c�lulas s�lo fabrican una isoforma de esta prote�na como ser�a el caso del m�sculo esquel�tico, aunque tienen la informaci�n para hacerlas todas. Algunas veces, como en el actinomiceto Dictyostelium discoideum, se expresa una sola forma de la actina, aunque hay 17 copias del gen de �sta.
Una gran variedad de prote�nas se asocia a la actina y gobierna de diferentes formas la configuraci�n y funci�n de la prote�na y de los microfilamentos. Algunas de estas prote�nas regulan, por ejemplo, la viscosidad de la actina purificada formando puentes entre los filamentos, otras forman haces de �stos, provocando rigidez en filamentos en paralelo, algunas forman conexiones a distancia entre las fibras aisladas, y otras mas se unen a filamentos aislados y regulan su polimerizaci�n rompiendo el filamento o estabiliz�ndolo. Entre estas prote�nas asociadas a la actina se puede citar a la gelsolina, la tropomiosina, la severina, la fimbrina, la vellosina, etc. y, desde luego, la miosina, que junto con la actina puede convertir la energ�a qu�mica del
ATP
en movimiento contr�ctil en muchos tipos de c�lulas. Hace tiempo se pensaba que la actina y la miosina eran prote�nas exclusivas de las c�lulas musculares. Ahora se sabe que tambi�n son prote�nas estructurales en las c�lulas no musculares.Miosina. Es una prote�na de gran tama�o. Su nombre se deriva de la voz m�sculo ya que es en los tejidos musculares donde se encuentra en gran abundancia. La etimolog�a de m�sculo proviene del griego mus (rat�n), al parecer porque los m�dicos hipocr�ticos encontraron una analog�a entre estos roedores y las masas de carne que parecen deslizarse r�pidamente por debajo de la piel. La miosina existe en varias formas. La miosina I tiene una cadena de amino�cidos llamada pesada, porque est� formada por 1 200 a 1 400 amino�cidos y una o dos cadenas ligeras con 130 a 150 amino�cidos. Este tipo de miosinas se encuentra en c�lulas no musculares. La miosina II forma los filamentos gruesos en los sarc�meros de los m�sculos y tambi�n se encuentra en c�lulas no musculares que requieren la contracci�n de las estructuras formadas por la actina, como puede ser el anillo de constricci�n en una c�lula en divisi�n (Figura II.10). Est� formada por una combinaci�n de seis polip�ptidos, dos con cadenas de 2 000 amino�cidos y dos pares de cadenas ligeras formadas por 160 a 200 amino�cidos. Por su gran tama�o esta mol�cula es soluble solamente a altas concentraciones de sal. Cuando se agregan estos seis polip�tidos forman fibras con extremos globulares o cabezas en donde se acomodan las cadenas ligeras. La combinaci�n de varias de estas fibras produce un filamento grueso que, visto en el microscopio electr�nico, tiene un di�metro de aproximadamente 30 nm. A diferencia de la actina, las miosinas var�an mucho en su evoluci�n, pero la secuencia de amino�cidos, aunque algo similar, s� es diferente en los distintos tipos de c�lulas. Hay varios genes para las diferentes miosinas y, como en el caso de la actina, no todos se expresan en las mismas c�lulas. H. Huxley encontr� que la parte de la mol�cula de miosina que interacciona con la actina se puede desprender del resto de la mol�cula, y ya separada puede seguir interaccionando con los filamentos de actina para formar complejos que, observados al microscopio electr�nico, tienen la apariencia de puntas de flecha. Esta metodolog�a fue utilizada en c�lulas no musculares por H. Ishikawa y sus colaboradores en la Universidad de Pensilvania, quienes demostraron que los fragmentos de miosina se un�an a estructuras espec�ficas en las c�lulas que correspond�an en apariencia a los microfilamentos observados por varios microscopistas en los sarc�meros del m�sculo. Esta uni�n es completamente espec�fica para la actina, lo que permiti� no s�lo observar en una c�lula no muscular a los filamentos de la actina, sino distinguirlos de otros tipos de estructuras fibrosas en el citoplasma. La interacci�n de la actina con la miosina y otras prote�nas regula en las c�lulas no musculares los movimientos como la citocinesis y la locomoci�n, migraci�n de part�culas y organillos, contracci�n de vacuolas y cambios de forma.
Figura II.10. Diagrama de las moleculas de miosina II (A) y I (B) en el que se muestra la cabeza globular asociada a las cadenas ligeras.
Tubulina. Esta prote�na es tambi�n mayoritaria en el citoesqueleto de las c�lulas. Est� organizada como un d�mero con un peso molecular de 115 000 daltones, en el que participan las prote�nas llamadas tubulina alfa y tubulina beta en la misma proporci�n (Figura II.11). Cada una de estas prote�nas est� formada por aproximadamente 550 amino�cidos, con una buena proporci�n de residuos ac�dicos, por lo que tambi�n son prote�nas ac�dicas. Los dos tipos de tubulina, aunque son similares, no son id�nticos y de hecho se transcriben de genes diferentes. La tubulina alfa puede tambi�n estar acetilada, es decir; tener un grupo acetilo unido a uno de sus amino�cidos. La acetilaci�n ocurre una vez que la prote�na se desprende de los ribosomas. Esta tubulina se comporta en forma diferente y se asocia en forma particular a estructuras celulares como los flagelos. Se ha encontrado tambi�n tubulina destirosinada, y esto significa que la tubulina perdi� el amino�cido tirosina de su extremo amino terminal, y en esta forma se le asocia al aparato de Golgi. Las tubulinas son, como la actina, prote�nas conservadas, por lo que su secuencia de amino�cidos no var�a mucho en diferentes c�lulas, sean animales o vegetales, y de hecho, si se observan al microscopio los microt�bulos aislados y las estructuras formadas por microt�bulos, se encuentra siempre la misma organizaci�n b�sica.
Figura II.11. A) estructura del heterod�mero de tubulina con sus sitios de uni�n a
GTP
y a colchicina; B) microt�bulo formado por la polimeraci�n de los heterod�meros. Un microt�bulo en corte transversal muestra 13 unidades alrededor de la luz.
Los microt�bulos se ensamblan por la polimerizaci�n de los d�meros de tubulina dejando un espacio central o luz de 10 nm de di�metro, de manera que al cortar transversalmente un microt�bulo se observan 13 unidades estructurales alrededor de la luz, correspondientes a los d�meros ordenados para formar el tubo. Recientemente se ha identificado una tubulina gamma que se encuentra asociada a los centr�meros de los cromosomas. Hay prote�nas asociadas a la tubulina y su papel es facilitar la polimerizaci�n de la prote�na en microt�bulos. Estas prote�nas forman grupos llamados
MAPS
yTAU.
Prote�nas de filamentos intermedios. Las prote�nas que forman los filamentos intermedios constituyen el grupo m�s diverso de prote�nas del citoesqueleto; tienen diferentes propiedades bioqu�micas y diferentes tama�os, y contienen desde 400 hasta 2 000 amino�cidos aunque son codificadas por una familia de genes similares que se expresan diferencialmente en distintos tipos de c�lulas o en diferentes estadios funcionales. Reciben diferentes nombres, seg�n el tipo de c�lula de donde se han aislado. Hay por lo menos 20 subtipos de queratinas que se han identificado en epitelios, desmina en el m�sculo, filamentos gliales en c�lulas glia, neurofilamentos en muchos tipos de neurona y vimentina en c�lulas de origen mesenquimatoso. La prote�na l�mina que forma la membrana de los n�cleos es un miembro de esta familia. Todas estas mol�culas tienen una regi�n central de longitud constante en la que de 30 a 70% de los amino�cidos son id�nticos (Figura II.12). A trav�s de esta regi�n se hace la uni�n de varias mol�culas para formar el arreglo que finalmente constituye un filamento intermedio. Estos filamentos son muy estables, por lo que estas prote�nas, a diferencia de las ya mencionadas, no se polimerizan y despolimerizan continuamente. Es frecuente encontrar fosforiladas a las prote�nas de filamentos intermedios, modificaci�n que es reversible y llevada a cabo por cinasas espec�ficas que responden a se�ales celulares relacionadas con niveles i�nicos en el citoplasma o con fen�menos membranales. Se conocen por lo menos dos tipos de prote�nas asociadas a filamentos intermedios: filagrina y sinemina. No obstante, su funci�n espec�fica es poco clara. En algunas enfermedades, como la de Alzheimer, se ha demostrado que las prote�nas de los filamentos intermedios est�n alteradas, por lo que muchos investigadores estudian estas prote�nas tratando de establecer una correlaci�n entre esta enfermedad y la alteraci�n de los filamentos intermedios.
Figura II.12. Interacci�n de los d�meros de prote�nas de filamentos intermedios (A) para formar los tetr�meros (B) que al polimerizar forman la unidad estructural de los filamentos intermedios (C).