III. EJEMPLOS DE ALGUNAS COSAS RARAS
UNA
situaci�n que nos parece com�n es medir alguna longitud; como la de una costa, entre dos puntos A y B (figura 1).
Figura 1. �Cu�l es la longitud de la costa entre los puntos A y B?
Una manera de hacerlo ser�a medir la longitud de una l�nea recta que une A con B (figura 2). Sin embargo, la costa es, en general, irregular, por lo que es claro que su longitud ser� mayor que la de la l�nea recta entre sus dos puntos extremos. Podr�amos ahora tomar como unidad una barra arbitraria de longitud H, por ejemplo. Para medir la longitud de la costa llevar�amos esta barra a lo largo de la costa (figura 3) y contar�amos las veces que la barra cabe a lo largo de la costa desde A hasta B. A este n�mero, denotado por L1, le llamamos la longitud de la costa.
Nos damos cuenta inmediatamente de que tal n�mero en realidad no es el valor de la longitud de la costa, ya que por ejemplo, entre los puntos A y C donde cay� la barra la primera vez, la longitud de ese tramo de costa no es la de la barra.
Para mejorar nuestra medici�n tomamos otra barra, de menor longitud, digamos de la d�cima parte de la anterior, H/10, y repetimos el procedimiento obteniendo para la longitud de la costa el n�mero L2. Nuevamente podemos afirmar, por el mismo argumento que dimos arriba, que no es exactamente la longitud de la costa.
Podemos continuar indefinidamente de esta manera, tomando unidades cada vez m�s y m�s peque�as. Intuitivamente esperar�amos que la sucesi�n de valores que se obtengan para las longitudes de la costa, medidas de esta manera, tender�a a alcanzar un valor bien definido que ser�a la "verdadera" longitud de la costa. Sin embargo, esto no ocurre. De hecho, lo que sucede es que esta sucesi�n de longitudes aumenta cada vez m�s y m�s. Es decir, al seguir el procedimiento indefinidamente, la longitud de la costa que se mide se va haciendo cada vez m�s y m�s grande, esto es, �la longitud de la costa entre A y B tiende a un valor infinito!
Este resultado sorpresivo se puede explicar como sigue: si primero observamos la costa en un mapa de escala 1/100 000 nos daremos cuenta de que tiene algunas bah�as y pen�nsulas. Si en seguida volvemos a examinar la misma costa, pero ahora en un mapa que tenga la escala de 1/10 000, es decir, en una escala m�s amplia, aparecer�n caracter�sticas que no se ve�an en el mapa anterior. As�, ahora se ven nuevas bah�as y nuevas pen�nsulas. Si se sigue examinando la costa, pero en un mapa que est� a una escala todav�a m�s grande, digamos de 1/1 000, aparecer�n nuevas bah�as y pen�nsulas que no se ve�an en ninguno de los mapas anteriores. As� podemos continuar indefinidamente.
Figura 2. La distancia recta entre A y B no es la longitud de la costa.
Figura 3. Con la barra de longitud H se mide cu�ntas veces �sta cabe entre A y B.
En consecuencia, al ir cambiando de escala, como van apareciendo m�s y m�s bah�as y pen�nsulas peque�as, �stas contribuyen a la longitud que se est� midiendo. Por muy chica que sea la nueva bah�a o pen�nsula, al ir aumentando la escala, en alg�n momento aparecer� en el mapa y contribuir� a la longitud de la costa.
Si uno cambiara el m�todo de medici�n de la longitud, tambi�n se llegar�a a la misma conclusi�n.
Otro ejemplo de este tipo de situaci�n ocurre al tratar de medir la frontera entre dos pa�ses. Se puede dar un argumento an�logo al que presentamos arriba para la bah�a y se llega a la misma conclusi�n: �la frontera entre dos pa�ses tiene, en rigor, longitud infinita!
En 1961 el ingl�s L. F. Richardson present� una serie de las mediciones experimentales que hizo de varias costas, fronteras y cuerpos geom�tricos regulares. En cada caso fue cambiando el valor de la unidad de medida H; de esta forma obtuvo el correspondiente valor de la longitud L que denotamos como L(H), pues depende de la unidad H. En la figura 4 se muestran algunos de sus resultados. Se puede apreciar que al ir disminuyendo el valor de H la longitud L va aumentando. Sin embargo, se puede ver que la variaci�n de L en ciertos intervalos de H no es muy pronunciada.
Podemos ahora preguntarnos lo siguiente: �si aplicamos estas ideas a la medici�n del per�metro de una figura como un cuadrado o un c�rculo, no pasar� lo mismo? La l�nea (d) de la figura 4(d) muestra el valor de L para un c�rculo; se ve que L es siempre el mismo (e igual al valor del per�metro del c�rculo, tal como se ense�a en los cursos de geometr�a) en todo el intervalo de valores de H en que se hicieron las mediciones. Lo que ocurre es que en las figuras geom�tricas, al ir aumentando la escala de la observaci�n
NO
aparecen estructuras del tipo de bah�as o de pen�nsulas, que eran invisibles en la escala anterior, ya que por definici�n, la l�nea que delimita a la figura carece de estas estructuras. Por ejemplo, el c�rculo se define como el conjunto de puntos que dista una longitud constante del centro. Por lo tanto, en el c�rculo no puede haber algo an�logo a una pen�nsula, como en el caso de la costa.
Figura 4. La longitud de varias curvas depende de la longitud de medida H. a) Frontera entre Portugal y Espa�a. b) Costa occidental de Gran Breta�a. c) Frontera terrestre alemana (1900). d) Per�metro de un c�rculo.
Aqu� vemos con claridad lo que significa la abstracci�n de la realidad que hizo Euclides, quien no consider� figuras tales como las de una costa, sino que supuso que sus l�neas no ten�an estructuras que eran invisibles en una escala y visibles en otra. Sin embargo, en la realidad, muchas l�neas que se presentan en la naturaleza s� tienen esta �ltima caracter�stica.
En este punto esperamos que el lector se sienta inc�modo. �C�mo es posible que, por ejemplo, la frontera entre dos pa�ses no est� perfectamente determinada? Pues, efectivamente, en lo que respecta a su longitud no lo est�. Richardson menciona que cada pa�s da un valor diferente a la longitud de su frontera com�n. Por ejemplo, Espa�a dice que su frontera con Portugal mide 987 km, mientras que Portugal afirma que son 1214 km; seg�n Holanda su frontera con B�lgica mide 380 km, mientras que B�lgica reclama que son 449 km. Lo que sucede es que, al hacer las mediciones, cada pa�s utiliz�, de hecho, otro valor de la unidad H, y por tanto obtuvo otro valor de la longitud.
La discusi�n anterior nos lleva a la conclusi�n inesperada de que la longitud de cierto tipo de objetos, que m�s adelante llamaremos fractales, no tiene un valor bien determinado. Su longitud depende de la unidad H que se escoja. Si dos observadores eligen dos unidades distintas obtendr�n dos resultados distintos. �Y ambos observadores tendr�n raz�n! Es decir, este tipo de mediciones no es completamente "objetivo". Es claro que, en las relaciones entre pa�ses, se debe reconocer el car�cter especial de las cantidades que se van a medir y llegar a un convenio mutuo sobre cu�l deber� ser la unidad de longitud que se debe seleccionar. De esta forma se evitar�n ambig�edades.