II. LA MEDICINA EN GRECIA (SIGLOS IX A I A.C.)

INTRODUCCI�N

LA CIVILIZACI�N griega se extiende desde los siglos XI o X a.C., hasta el siglo I a. C., o sea un total de aproximadamente 10 siglos o 1 000 a�os. Lo que se conoce como la cultura griega antigua ocupa la primera mitad de ese lapso, mientras que la cultura griega cl�sica se desarroll� en la segunda mitad, a partir del siglo V a.C. (el llamado siglo de Pericles), y hasta el siglo I a.C.

Durante la �poca antigua el pueblo griego integr� su identidad �tnica y social a partir de grupos aqueos, jonios, dorios y orientales, incluyendo fenicios y otros habitantes de las costas del Mediterr�neo. Durante ese prolongado lapso los griegos recibieron m�ltiples y profundas influencias de culturas m�s antiguas, como las mesopot�micas (asiria, caldea, babil�nica y persa), las de Medio Oriente (siria, israel�) y las africanas (libia, egipcia). El llamado "milagro griego", o sea el surgimiento casi explosivo en Grecia, durante el siglo V a.C., de una cultura que sent� las bases del pensamiento caracter�stico de la civilizaci�n occidental, debe gran parte de su existencia y de su estructura a las tradiciones, a las experiencias y a las ideas que los pueblos griegos recibieron y adoptaron de sus antecesores y vecinos. El conocimiento sobre los astros, los principios de la arquitectura, el manejo de la geometr�a y de las matem�ticas, las artes de la navegaci�n y de la guerra, los secretos de la medicina, y muchas otras cosas m�s, las tomaron los griegos en gran parte de sus contactos con otras culturas y procedieron a cambiarlas y a mejorarlas por medio de su genio incomparable. Pero buena parte del trabajo pionero ya estaba hecho.

LA MEDICINA EN LA GRECIA ANTIGUA

La medicina de la Grecia antigua no era diferente de la primitiva descrita en el cap�tulo 1. Ten�a una s�lida base m�gico-religiosa, como puede verse en los poemas �picos La Il�ada y La Odisea, que datan de antes del siglo XI a.C.

En ambos relatos los dioses no s�lo est�n siempre presentes sino que conviven con los humanos, compiten con ellos en el amor y pelean con ellos en la guerra y hasta son heridos pero (claro) se curan autom�ticamente. No as� los guerreros mortales, cuyas heridas requieren los tratamientos de la medicina primitiva, aunque ocasionalmente tambi�n se benefician de la participaci�n de los dioses.

El dios griego de la medicina era Asclep�ades. Seg�n la leyenda, Asclep�ades fue hijo de Apolo, quien originalmente era el dios de la medicina, y de Coronis, una virgen bella pero mortal. Un d�a, Apolo la sorprendi� ba��ndose en el bosque, se enamor� de ella y la conquist�, pero cuando Coronis ya estaba embarazada su padre le exigi� que cumpliera su palabra de matrimonio con su primo Isqui�n. La noticia de la pr�xima boda de Coronis se la llev� a Apolo el cuervo, que en esos tiempos era un p�jaro blanco. Enfurecido, Apolo primero maldijo al cuervo, que desde entonces es negro, y despu�s dispar� sus flechas y, con la ayuda de su hermana Artemisa, mat� a Coronis junto con toda su familia, sus amigas y su prometido Isqui�n. Sin embargo, al contemplar el cad�ver de su amante, Apolo sinti� pena por su hijo a�n no nacido y procedi� a extraerlo del vientre de su madre muerta por medio de una operaci�n ces�rea. As� naci� Asclep�ades, a quien su padre llev� al monte Peli�n, en donde viv�a el centauro Quir�n, quien era sabio en las artes de la magia antigua, de la m�sica y de la medicina, para que se encargara de su educaci�n. Asclep�ades aprendi� todo lo que Quir�n sab�a y mucho m�s, y se fue a ejercer sus artes a las ciudades griegas, con tal �xito que su fama como m�dico se difundi� por todos lados. La leyenda se�ala que con el tiempo Apolo abdic� su papel como dios de la medicina en favor de su hijo Asclep�ades, pero que �ste fue v�ctima de hubris y empez� a abusar de sus poderes reviviendo muertos, lo que violaba las leyes del universo. Adem�s, Plut�n, el rey del Hades, lo acus� con Zeus de que estaba despoblando su reino, por lo que el rey del Olimpo destruy� a Asclep�ades con un rayo.

Figura 4. Estatua de Asclep�ades, copia romana de un original griego. Museo Capitolino, Roma.

Una parte de la medicina de la Grecia antigua giraba alrededor del culto a Asclep�ades. Entre las ruinas griegas que todav�a pueden visitarse hoy, algunas de las mejor conservadas y m�s majestuosas se relacionan con este culto. En P�rgamo, Éfeso, en Epidauro, en Delfos, en Atenas y en otros muchos sitios m�s, existen calzadas, recintos y templos as� como estatuas, l�pidas y museos enteros que atestiguan la gran importancia de la medicina m�gico-religiosa entre los griegos antiguos. Los pacientes acud�an a los centros religiosos dedicados al culto de Asclep�ades, en donde eran recibidos por m�dicos sacerdotes que aceptaban las ofrendas y otros obsequios que tra�an, anticipando su curaci�n o por lo menos alivio para sus males. En P�rgamo y en otros templos los enfermos dejaban sus ropas y se vest�an con t�nicas blancas, para pasar al siguiente recinto, que era una especie de hotel, con facilidades para que los pacientes pasaran ah� un tiempo. En Epidauro las paredes estaban decoradas con esculturas y grabados en piedra, en donde se relataban muchas de las curas milagrosas que hab�a realizado el dios; los pacientes aumentaban sus expectativas de recuperar su salud con la ayuda de Asclep�ades. Cuando les llegaba su turno eran conducidos a la parte m�s sagrada del templo, el abat�n, en donde estaba la estatua del dios, esculpida en m�rmol y oro. Ah� se hac�an las donaciones y los sacrificios, y llegada la noche los enfermos se dorm�an, sumidos en plegarias a Asclep�ades en favor de su salud; en otros santuarios los enfermos llegaban directamente al recinto sagrado y ah� pasaban la noche. En este lapso, conocido como incubatio por los romanos, se aparec�an Asclep�ades y sus colaboradores (sus hermanas divinas, Higiene y Panacea, as� como los animales sagrados, el perro y la serpiente) se acercaban al paciente en su sue�o y proced�an a examinarlo y a darle el tratamiento adecuado para su enfermedad. En los or�genes del culto prevalec�an los encantamientos y las curas milagrosas, pero con el tiempo las medidas terap�uticas se hicieron cada vez m�s naturales: las �lceras cut�neas cerraban cuando las lam�a el perro, las fracturas �seas se consolidaban cuando el dios aplicaba f�rulas y recomendaba reposo, los reumatismos se aliviaban con ba�os de aguas termales y sulfurosas, y muchos casos de esterilidad femenina se resolvieron favorablemente gracias a los consejos pr�cticos de Higiene.

En la Grecia antigua, el m�dico o iatros era un sacerdote del culto al dios Asclep�ades, y su actividad profesional se limitaba a vigilar que en los santuarios se recogieran las ofrendas y los donativos de los pacientes, se cumplieran los rituales religiosos prescritos, y quiz� a ayudar a alg�n enfermo incapacitado a sumergirse en el ba�o recomendado, o a aconsejar a una madre atribulada sobre lo que deb�a hacerse para controlar las crisis convulsivas de su hijo. Aunque el iatros era el equivalente del brujo o cham�n de la medicina primitiva, del asu asirio, del snw egipcio y del t�citl azteca, sus funciones estaban mucho m�s restringidas que las de sus mencionados colegas, porque �l pertenec�a a una sociedad mucho m�s estratificada y a una disciplina profesional mucho m�s rigurosa.

En los museos de �feso, P�rgamo, Epidauro y Atenas (y en muchos otros museos griegos), y tambi�n en el Museo del Louvre, en Par�s, en el Museo Brit�nico, en Londres, en el Museo Alem�n, en Munich, en el Museo de San Carlos, en M�xico, y seguramente en muchos otros museos de otros países del hemisferio occidental, hay hermosas estatuas de Asclep�ades, el antiguo dios griego de la medicina, que se conoci� como Esculapio entre los romanos. En mi efigie favorita aparece como un hombre atl�tico y maduro, con pelo y barba rizados, apenas cubierto por su t�nica y recargado en un caduceo en el que se enrosca una gruesa serpiente. Su imagen es claramente primitiva y no hay duda de que pertenece a un mundo ya desaparecido desde hace much�simo tiempo. Sin embargo, su influencia en el ejercicio de la medicina dur� m�s de 1 000 a�os, en vista de que se inici� en el mundo antiguo y se prolong� en la Grecia cl�sica, se mantuvo en la �poca de Alejandro Magno, sigui� durante el Imperio romano y con �l lleg� hasta el Medio Oriente, en donde persisti� hasta los principios de la Edad Media, despu�s de la ca�da del Imperio bizantino y con la conquista de Constantinopla por los �rabes. Durante todo este prolongado lapso las ideas m�dicas m�gico-religiosas de los asclep�ades y las pr�ctica asociadas con ellas prevalecieron en el mundo occidental, o por lo menos coexistieron con otros conceptos y manejos diferentes de las enfermedades, que fueron surgiendo con el tiempo pero que no tuvieron la misma fuerza para sobrevivir. Uno de ellos fue el sistema m�dico asociado con el nombre de Hip�crates de Cos, quien vivi� a principios del siglo V a.C.

LA MEDICINA EN LA GRECIA CL�SICA

Plat�n se refiere a Hip�crates como un m�dico perteneciente a los seguidores de Asclep�ades, y aparte de otras breves referencias por otros autores contempor�neos, eso es todo lo que se sabe de �l. Pero aunque su figura es casi legendaria, su nombre se asocia Con uno de los descubrimientos m�s importantes en toda la historia de la medicina: que la enfermedad es un fen�meno natural. Como hemos mencionado, la medicina primitiva se basa en el postulado de que la enfermedad es un castigo divino, o una hechicer�a, o la posesi�n del cuerpo del paciente por un esp�ritu maligno, o la p�rdida del alma, o varias otras cosas mas, que tienen todas un elemento com�n: se trata de fen�menos sobrenaturales. De hecho, �sa es la raz�n por la que 105 antrop�logos la conocen como medicina primitiva. Pues bien, la tradici�n ha consagradas a Hip�crates como el defensor del concepto de que las enfermedades no tienen origen divino sino que sus causas se encuentran en el �mbito de la naturaleza, como por ejemplo el clima, el aire, la dieta, el sitio geogr�fico, etc. En el tratado sobre La enfermedad sagrada, o sea la epilepsia, que data del siglo V a.C., el autor dice:

Voy a discutir la enfermedad llamada "sagrada". En mi opini�n, no es m�s divina o m�s sagrada que otras enfermedades, sino que tiene una causa natural, y su supuesto origen divino se debe a la inexperiencia de los hombres, y a su asombro ante su car�cter peculiar. Mientras siguen creyendo en su origen divino porque son incapaces de entenderla, realmente rechazan su divinidad al emplear el m�todo sencillo para su curaci�n que adoptan, que consiste en purificaciones y encantamientos. Pero si va a considerarse divina nada m�s porque es asombrosa, entonces no habr� una enfermedad sagrada sino muchas, porque demostrar� que otras enfermedades no son menos asombrosas y portentosas, y sin embargo nadie las considera sagradas.


La postura de la escuela hipocr�tica, de renunciar a explicaciones sobrenaturales sobre las enfermedades y de buscar sus causas en la naturaleza, no ocurri� en el vac�o. Desde un siglo antes algunos fil�sofos del mundo griego hab�an empezado a intentar responder preguntas fundamentales sobre la naturaleza sin tomar recurso en los dioses; como precedieron a S�crates se les conoce en su conjunto como los fil�sofos presocr�ticos. Los primeros surgieron en Mileto, un pr�spero puerto en el Egeo (hoy en Turqu�a), que entonces pose�a una poblaci�n internacional en la que comerciaban e intercambiaban ideas griegos, egipcios, persas, libios y otros habitantes del Mediterr�neo. Los fil�sofos eran hombres libres, estudiosos de la astronom�a, la geograf�a y la navegaci�n, e interesados tambi�n en la pol�tica. Miraban al mundo que los rodeaba y se preguntaban por su naturaleza, por sus causas y por su esencia. Las respuestas que formulaban eran especulativas pero exclu�an a la mitolog�a, no aceptaban explicaciones sobrenaturales. El primero de ellos fue Tales, quien predijo el eclipse del a�o 585 a.C., por lo que sabemos que estaba vivo en el siglo VI a.C. A la pregunta: "�De qu� est� formado el Universo?", Tales respondi�: "De agua."

Era una respuesta basada en su experiencia, pues hab�a estado en Egipto y observado la forma como el ciclo anual del Nilo se asocia con la agricultura y el florecimiento del desierto. Tales asoci� el agua con la vida y le pareci� que era el elemento que pod�a dar origen a todo lo dem�s. Una generaci�n m�s tarde, Anaximandro contest� a la misma pregunta se�alando que el elemento primario no era el agua sino el apeiron, una sustancia m�s primitiva y no perceptible por nuestros sentidos, lo que daba origen tanto al agua como al aire, al fuego y a la tierra, que son las sustancias que forman el Universo. Otro fil�sofo contempor�neo, su disc�pulo Anax�menes, opin� que la sustancia que forma todas las dem�s del Universo es el aire, y que lo hace a trav�s de los procesos de condensaci�n y rarefacci�n.

Hab�a otras muchas teor�as para explicar varios fen�menos naturales, como los truenos y los rayos, los temblores, los cometas, el arco iris, etc., varias contradictorias entre s� pero todas coincidiendo en buscar las causas y los mecanismos dentro de la misma naturaleza y sin la participaci�n de los dioses. De modo que cuando los m�dicos hipocr�ticos empezaron a rechazar la existencia de enfermedades divinas lo hicieron en un ambiente en donde tales ideas ya no eran extra�as.

Pero hay otro antecedente hist�rico del concepto natural de las enfermedades, que probablemente tambi�n influy� en la postura opuesta a lo sobrenatural de los m�dicos hipocr�ticos. Se trata de una idea originada en Egipto por lo menos 1 000 a�os antes para explicar algunas enfermedades; los snw imaginaron que en el contenido intestinal se generaba un principio patol�gico, un agente capaz de pasar al resto del organismo a trav�s de los metu o canales que comunicaban a los distintos aparatos y sistemas entre s�, y de producir trastornos m�s o menos graves en ellos. Este principio se conoci� como wdhw y quiz� representa el primer intento en la historia de la cultura occidental de explicar varios s�ntomas y hasta ciertas enfermedades sin la ayuda de los dioses o de fuerzas sobrenaturales. Naturalmente, el whdw era totalmente imaginario, pero en este caso la imaginaci�n se mantuvo dentro de lo posible en el mundo de la realidad. La idea del whdw tuvo consecuencias importantes entre los snw, quienes basaron gran parte de sus medidas profil�cticas y terap�uticas en ella: los snw recomendaban a los sujetos sanos que se hicieran 2 o 3 enemas al mes, para evitar la aparici�n de whdw, y desde luego los enfermos eran sometidos a este tratamiento con mucha mayor frecuencia. El concepto del whdw pas� de Egipto a la Grecia antigua, y sus resonancias influyeron a los m�dicos hipocr�ticos.

HIP�CRATES

Tradicionalmente se considera a Hip�crates de Cos el "padre de la medicina" y se le atribuye la autor�a del llamado Juramento hipocr�tico, de un popular libro sobre Aforismas, de cierto n�mero de los textos que forman el Corpus Hipocraticum, as� como el hecho de insistir en la observaci�n como base de la pr�ctica cl�nica, o sea el m�todo hipocr�tico. Pero la verdad es que se sabe muy poco del Hip�crates hist�rico, excepto que vivi� en el siglo V a.C., que era originario de Cos, que era un m�dico reconocido y miembro de los asclep�ades, que tomaba alumnos y les ense�aba el arte de la medicina; todo lo dem�s que se dice de Hip�crates es leyenda. Desde luego, el Juramento hipocr�tico es un documento de origen pitag�rico (v�ase el Ap�ndice I). Llos Aforismas son una colecci�n de consejos y observaciones m�dicas que se han ido acumulando a lo largo de siglos, y el Corpus Hipocraticum es una colecci�n de cerca de 100 libros sobre medicina que se escribieron en forma an�nima durante los siglos V y IV a.C., algunos hasta probablemente despu�s. El contenido de estos textos es muy variable, algunos son te�ricos y muy generales, otros tratan de distintos aspectos especializados de la pr�ctica m�dica, otros de cirug�a, y otros m�s son series de casos cl�nicos breves sin conexi�n alguna entre s�. Como era de esperarse en una colecci�n tan heterog�nea, hay distintas teor�as para explicar los mismos fen�menos y numerosas contradicciones, no s�lo entre distintos libros sino hasta en un mismo texto. Hasta el siglo pasado se cre�a que varios de ellos (los m�s antiguos) hab�an sido escritos por el propio Hip�crates o sus disc�pulos directos, pero investigaciones m�s recientes han demostrado que tal creencia es infundada. Lo que el Corpus Hipocraticum s� representa es un resumen del ejercicio entre los griegos de un tipo de medicina, que puede llamarse racional, a partir del siglo V a.C. y hasta el ocaso del helenismo.

Al mismo tiempo que la medicina racional, en la Grecia cl�sica persisti� la pr�ctica de la medicina primitiva o sobrenatural, ejercida por los iatros especializados en los templos de Asclep�ades, y al mismo tiempo otra medicina todav�a m�s primitiva, a cargo de magos y charlatanes itinerantes, demiurgos que iban de ciudad en ciudad anunciando sus p�cimas maravillosas y prometiendo toda clase de curaciones y milagros. De hecho, algunos de los libros del Corpus Hipocraticum fueron escritos para combatir a los que practicaban esa forma de medicina, ya que en Grecia no hab�a reglamentaci�n alguna del ejercicio profesional. Tampoco hab�a escuelas de medicina, de modo que si un joven deseaba hacerse m�dico buscaba a un miembro distinguido de la profesi�n que lo aceptara como aprendiz; la regla era que fuera admitido a cambio de una remuneraci�n, con lo que el maestro quedaba obligado a impartirle su ciencia y su arte al alumno durante el tiempo que fuera necesario.

Figura 5. Representaci�n de Hip�crates en un manuscrito bizantino; el libro que sostiene dice: "La vida es corta, el arte es largo ".

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