Ci�nega del rinc�n

Ci�nega del rinc�n


Fue el nombre con que se conoci� durante mucho tiempo la hacienda que nosotros llamamos Ci�nega de Mata. Esta propiedad no est� dentro del territorio de nuestro estado, se encuentra en el de Jalisco, pero en sus a�os de mayor esplendor lleg� a ser tan grande que ocup� por lo menos una tercera parte de la extensi�n de nuestro territorio.

En la b�squeda de los orígenes de la familia Rinc�n Gallardo nos podemos remontar hasta principios del siglo XVII. All� por 1601 localizamos a la rama de los Ortega en algunas mercedes que recibi� por las Chinampas y por Pe�uelas don Pedro Matheos de Ortega. La otra, la de los Rinc�n procedentes de la capital del reino, aparece cuando don Francisco Rinc�n se cas� con do�a Mar�a de Ortega, hija de don Pedro Matheos. De esta uni�n nacieron dos varones: Pedro y Agust�n. Uno se consagr� a la Iglesia: entr� en 1620 al convento de los mercedarios como novicio, aunque despu�s abandon� el claustro y entr� al clero secular. El otro, Agust�n, se consagr� al gobierno: fue alcalde mayor de Aguascalientes y despu�s corregidor de Zacatecas, y aunque se cas� con do�a Leonor Caballero, no dej� descendencia. Aqu� se habr�a acabado la familia Rinc�n de Ortega, si no hubiera sido porque ten�an un medio hermano de padre, don Juan Rinc�n de Vivar, a quien toc� la herencia de sus dos medios hermanos. �Pero qu� hered�? El abuelo don Pedro Matheos de Ortega empez� a acumular mercedes de tierras: el 20 de febrero de 1601 recibi� una merced en las Pe�uelas, tres d�as despu�s recibi� otra en la Ca�ada de las Chinampas. Pasados cuatro a�os obtuvo permiso de regar sus labores de trigo, construir un molino de pan y fabricar un ingenio de beneficio de sacar plata en el puesto de Chinampas. Treinta a�os despu�s sus nietos don Agust�n y don Pedro fueron quienes compraron y mercedaron tierras en las jurisdicciones de San Miguel el Grande, Lagos, San Felipe, Aguascalientes, Pinos... Para 1652 sus propiedades deben de haber sido ya considerables, porque en este a�o don Agust�n se comprometi� a pagar 800 pesos por a�o, del diezmo de sus haciendas. El empe�o de los Rinc�n de Ortega es notable: compran tierras, venden ganados, administran diezmos, patrocinan obras de beneficencia, compran esclavos, obtienen cr�dito. Desempe�an cargos p�blicos: como alcaldes mayores, justicias, miembros del ayuntamiento. O como autoridades religiosas, ya que el licenciado don Pedro fue cura beneficiado de Aguascalientes desde 1650 hasta su muerte. �Cu�nta actividad! �Qu� af�n de acumular riquezas, para dejarlas despu�s a la Iglesia? �Para qu� fundar un mayorazgo cuando ninguno de los dos dej� herederos directos? M�viles de la �poca. Quiz�s incomprensibles para nosotros, pero no por eso menos valiosos.

Un primer empe�o se les frustr� a don Agust�n y a don Pedro, de fundar un convento de padres carmelitas en la villa. Ya se hab�an empezado los cimientos del edificio que los hab�a de alojar y 280 vigas y 300 morillos se hab�an contratado, cuando lleg� una orden superior seg�n la cual se negaba su instalaci�n. Tanto esfuerzo no pod�a perderse: si no se dejaba a los carmelitas, que se permitiese venir a los franciscanos. Y todo su esfuerzo lo invirtieron en conseguirlo. El cura Rinc�n de Ortega, al morir su hermano Agust�n, tom� para s� toda la responsabilidad. Pidi� prestado para continuar la construcci�n del convento y separ� parte de sus bienes para dotar la obra de los franciscanos.

Mapa de la subdelegaci�n de Aguascalientes. Los Rinc�n Ortega  compraban tierras, vend�an ganados, administraban diezmos, patrocinaban obras de beneficencia, compraban esclavos y obten�an cr�ditos. Desempe�aban cargos p�blicos como alcaldes,  justicias, y miembros de ayuntamiento. o autoridades religiosas.

MAPA 1. Subdelegaci�n de Aguascalientes. Peter Gerhard, The North Frontier of New Spain, Princeton University Press, 1982.

Casi al mismo tiempo don Pedro Rinc�n de Ortega emprendi� otra tarea: fundar un mayorazgo. En 1657, durante una de sus estancias en la ciudad de M�xico, se present� ante el notario para dictar su testamento y precisar las condiciones de fundaci�n del v�nculo de mayorazgo. El primer mayorazgo ser�a su hermano el capit�n don Juan Rinc�n de Vivar y despu�s lo heredar�an sus descendientes. El v�nculo se compondr�a de la extensi�n de tierra que valiera 60 000 pesos. Con este acto notarial se sentaron las bases legales que permitieron a los primog�nitos de la familia Rinc�n de Ortega poseer indiviso durante dos siglos el latifundio de Ci�nega de Mata. Pero la familia Rinc�n Gallardo, nombre que se adopt� cuando a falta de heredero hombre se hizo la transmisi�n a los hijos del matrimonio de do�a Juana Rinc�n de Ortega con don Nicol�s Gallardo, tuvo otros significados para la historia de Aguascalientes, aparejados al de gran latifundista. Durante generaciones fue la familia m�s importante en la regi�n y su peso procedi� no nada m�s de su poder�o econ�mico, sino de su actitud se�orial. Adoptaron y se les reconoci� una preeminencia nobiliaria, aunque el t�tulo no lo obtuvieron sino hasta 1810. Para obtener y conservar el lugar que ocuparon en la sociedad neogallega, cont� mucho su presencia en la regi�n, nunca se les consider� propietarios ausentistas. Tambi�n fue determinante su actitud solidaria y paternalista con los habitantes de la zona: siempre estuvieron dispuestos a cooperar en las obras de beneficencia que se les solicit�, y en los tiempos de hambre y enfermedad no cerraron sus puertas a los desprotegidos. Guardaron al mismo tiempo la distancia necesaria para ser considerados diferentes, y hasta superiores: siguieron una estricta pol�tica matrimonial, no se casaron sino con sus iguales y se prefiri� el celibato a un matrimonio degradante.

No se interesaron en obtener empleos o puestos en el gobierno, y cuando accedieron a ocupar alg�n cargo fue para cumplir con un deber, no para obtener un beneficio.

No todo fue f�cil para los Rinc�n Gallardo. Al morir don Juan Rinc�n de Vivar dej� el v�nculo tan gravado, que tuvo un concurso de acreedores. Su yerno don Nicol�s Gallardo tuvo que hacer gala de eficiencia administrativa para sacarlo adelante. Pocos a�os despu�s, su hijo Joseph —primer mayorazgo que llev� el apellido Rinc�n Gallardo� consolid� sus propiedades, al medir y componer las demas�as que sus t�tulos no amparaban. Para obtener este beneficio dio al rey 1 900 pesos. El mes de abril de 1683, acompa�ado del escribano real don Diego de Galarreta, recorri� en carroza las propiedades del v�nculo. Casi dos meses les llev� visitar todas las propiedades. El 10 de mayo partieron de la hacienda principal, que era la de Ci�nega de Mata. El 28 de ese mes andaban por la hacienda del Tecu�n y la de Encinillas.

El 9 de junio anduvieron por Ojo de Palacios, la hacienda de Los Remedios y los sitios de El Carrizal y Salitrillo, todo en la jurisdicci�n de San Felipe. El 11 recorrieron el puesto de Matanzas y el 14 llegaron a Aguascalientes, donde el mayorazgo tom� posesi�n de la hacienda de Pe�uelas y entr� a la sala, a la capilla y al cementerio. En Aguascalientes present� los t�tulos de los sitios de Jonacatique, Morcinique, Horcones, San Nicol�s de Chicalote, Ca�ada Honda, y el puesto Jaltomate. El 16 de junio llegaron a Chinampas.

�rbol geneal�gico de los Rinc�n Gallardo

�rbol geneal�gico de los Rinc�n Gallardo, nombre adoptado por la falta de hombre heredero, pues se hizo la transmisi�n a los hijos del matrimonio de do�a Juana Rinc�n de Ortega con don Nicol�s Gallardo. Al morir don Juan Rinc�n de Vivar dej� un concurso de acreedores: su yerno don Nicol�s Gallardo y despu�s su hijo Joseph.


Mapa que abarca el latifundio de la familia Rinc�n Gallardo, Jes�s G�mez Serrano. En 1727 al presentarse la sucesi�n: la familia encontr� una mujer como primog�nito y reclamaba el mayorazgo, llitigaron por a�os el caso, y finalmente los hombres ten�an solo el derecho de heredar el t�tulo.

MAPA 2. Latifundio de la familia Rinc�n Gallardo, Jes�s G�mez Serrano. El mayorazgo Rinc�n Gallardo, CIRA, 1994.

Otro momento cr�tico se present� en 1727 al presentarse la sucesi�n: la familia se encontr� con que el primog�nito era una mujer y reclamaba para ella el mayorazgo. Durante varios a�os estuvo el caso en litigio, hasta que el Consejo de Indias decidi� que era la rama masculina la que ten�a derecho a heredar el t�tulo. Mientras esto se dictaminaba, la administraci�n de los bienes qued� en poder de do�a Mar�a Teresa Rinc�n Gallardo y de su esposo don Miguel de Arteaga. Este pleito ense�� a la familia Rinc�n Gallardo los cuidados que deb�a tener al presentarse las sucesiones y nunca m�s tuvieron un conflicto de este tipo. Para evitarlo cuidaron siempre de dejar en herencia parte de los bienes que no estaban comprometidos, para los otros hijos, los que no ten�an derecho sobre el mayorazgo.


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