Los primeros tropiezos

Los primeros tropiezos


Los 10 primeros a�os de vida independiente servir�an para que los aguascalentenses experimentaran las dificultades que entra�aba la organizaci�n de la vida departamental. Mantener un gobierno propio, darse leyes que fomentasen de manera efectiva las actividades econ�micas, alcanzar en el terreno de las finanzas el indispensable y dif�cil equilibrio, respetar los derechos de los particulares sin sacrificar los de la colectividad y evitar los abusos de los poderosos eran para ellos tareas tan novedosas como imposibles. Pronto advertir�an que era m�s f�cil quejarse de los desatinos gubernamentales, reales o supuestos, que darse ellos mismos un gobierno justo, honrado y eficiente.

Por si ello fuera poco, las circunstancias por las que atravesaba el pa�s no favorec�an la prosperidad general ni alentaban el desarrollo de la agricultura, la industria, el comercio y la instrucci�n p�blica, del cual depend�an, en �ltima instancia, la felicidad colectiva y la estabilidad de los gobiernos. Fue tanta la desesperaci�n que muy pronto se tuvieron dudas acerca de la posibilidad de que Aguascalientes subsistiera como departamento aut�nomo. Los mismos que de manera apresurada declararon que el suyo era un territorio rico y casi fatalmente llamado a la prosperidad, tuvieron que reconocer que entre los buenos deseos y su realizaci�n hab�a un camino que no conoc�an lleno de obst�culos que ni siquiera hab�an imaginado.

El primer gobernador de Aguascalientes fue Pedro Garc�a Rojas, el cual poco pudo hacer por un departamento que carec�a de rentas, que no contaba con una legislaci�n adecuada y cuyos l�mites mismos eran imprecisos. Tal vez uno de sus m�s importantes aciertos fue alentar la preparaci�n del Primer cuadro estad�stico del Departamento de Aguascalientes, al cual ya tuvimos oportunidad de referirnos. M�s all� de su indudable utilidad como herramienta de conocimiento de lo que era el nuevo departamento, este documento fue muy importante porque demostraba que Aguascalientes ten�a su propia personalidad, diferente de la de Zacatecas, y que en esa misma medida pod�a hacer aportaciones de la mayor importancia al engrandecimiento del pa�s.

En un contexto de extremada precariedad, agravado por la sequ�a y, consiguientemente, por el alto precio que alcanz� el ma�z durante el a�o de 1837, se puso en marcha la maquinaria legal que dar�a vida al nuevo r�gimen centralista. Los antiguos congresos estatales fueron remplazados por asambleas departamentales. La de Aguascalientes, integrada por Francisco Flores Alatorre, Atanasio Rodr�guez, Pedro Jos� L�pez de Nava, Jos� Mar�a de �vila, Lucas Maz�n, Joaqu�n de �vila y Felipe Niego, presentó juramento ante el gobernador el 26 de marzo de 1837.

Esta junta fue la encargada de presentarle al presidente de la rep�blica, Anastasio Bustamante, la terna de la cual deb�a salir el nombre del nuevo gobernador. En ella estaba incluido el propio Garc�a Rojas, pero Bustamante se inclin� por Francisco Flores Alatorre, un coronel que conoc�a mucho mejor los pasillos de palacio que los campos de batalla.


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