El presidio del Carmen


Despu�s de esa victoria, se inici� la r�pida construcci�n de una estacada para la defensa. La planta del presidio o fuerte se construy� con simplicidad; los planos respectivos se�alan que la edificaci�n era perfectamente cuadrada y regular, y que ten�a baluartes en sus �ngulos.

Poco despu�s, y casi acostumbrados a la r�plica, m�s de un centenar de bucaneros quisieron retomar el territorio, pero valerosamente fueron rechazados, con la respuesta contundente de "hombres, balas y p�lvora suficiente para defenderse"; adem�s, la construcci�n del presidio estaba concluida. En el combate falleci� el sargento mayor Andrade. Desde entonces nunca m�s volvieron los bucaneros, quienes estuvieron en posesi�n de la isla por cerca de 150 a�os, explotando sus recursos y atacando nav�os. Sin duda que los ingleses expulsados son los que pasaron a la vertiente opuesta —Belice— a continuar su oficio de traficantes y contrabandistas, alm�cigo de estos halcones de los mares. En celebraci�n del d�a de la victoria, 16 de julio de 1717, se fund� la villa del Carmen, nombre de la festividad religiosa de ese memorable d�a, consagrado a la Virgen del mismo nombre.

A�os despu�s, en 1747, Enrique D�az Pimienta hizo una descripci�n del cuartel, diciendo que por el lado exterior del pol�gono ten�a unas 300 varas, siendo todo �l de estacas o palizadas plantadas sobre el terreno, de ocho pies de alto; la artiller�a asomaba por las aberturas.

Se estableci� el presidio o cuartel y poco a poco fueron llegando pobladores que se dedicaron a la explotaci�n maderera. La relaci�n documental de Prieto la describi� en 1758 en los siguientes t�rminos: "La mayor parte son manglares, sobre las orillas de su circunstancia; lo dem�s del terreno abunda de cedros, jabines, b�cacos, guayos, palmeras, cocos, y otras especies de menor consideraci�n". La obra de defensa contaba a mediados del siglo XVIII con una guarnici�n de 174 hombres y la estacada clavada en tierra, unida y sostenida por dos fajas de madera, interior una y exterior la otra. Dentro de ella estaba la capilla de la Virgen del Carmen, situada como a 200 pasos del presidio, con la iglesia de Jes�s de Nazareno y una poblaci�n de 1450 personas. La relaci�n de Prieto se�ala al lado opuesto de la entrada principal de la Laguna, en tierra firme, la existencia de dos pueblecitos llamados Palizada y Sabancuy. Tambi�n advierte la situaci�n de cuatro vig�as y, despu�s de recomendar la erecci�n de la fortaleza de piedra, habla de la actividad de los habitantes, dedicados s�lo a la pesca y al tr�fico interior, ponderando la importancia de la riqueza forestal.

Hubo varios intentos para que la fortaleza tuviera mayor consistencia, entre �stos la designaci�n, en 1756, de un responsable de los trabajos, el ingeniero franc�s Gaspar de Courselle, quien llev� a cabo una serie de trabajos preliminares, lo que muestra la seriedad con que se consideraba esta cuesti�n. De Courselle levant� primero el plano de la laguna de T�rminos (en la que se pod�a desembarcar por toda la costa norte de la isla y por la Boca Nueva, pudi�ndose transportar artiller�a contra el castillo; la isla no pod�a mantener un cuerpo de tropa para combatir al enemigo, pues apenas produc�a el suficiente ma�z para la guarnici�n y el pueblo) y despu�s present� el plano del castillo, que era una simple estacada a ra�z de suelo. En el proyecto se notaba un cuadrado perfecto, de 200 varas de pol�gono exterior, con cuatro baluartes y puesto dentro y en el mismo centro del fuerte de la estacada. Se proyectaba en el interior del recinto una habitaci�n casa del gobernador y sus dependientes. Por otra parte, aunque consideraba suficientes los fuegos proyectados, no exclu�a la posibilidad de una bater�a a barbeta y una plataforma o bater�a circular en el frente, que miraba al mar. Con respecto al agua, bastaba hacer aguadas o pozos, ya que era excelente. Consideraba que la piedra pod�a obtenerse en un pueblo de indios —abandonado por los ingleses en su huida— que se denominaba Tixchel. Adem�s, De Courselle inclu�a una relaci�n de las dimensiones de todos y cada uno de los baluartes y cortinas proyectados, as� como de las puertas que daban acceso al presidio y el calibre de la artiller�a de la que pensaba dotarlo.

La defensa era una preocupaci�n natural desde el amago costanero de los bucaneros; los proyectos y prop�sitos son la medida de la angustia y el temor. De Courselle no pudo iniciar ning�n trabajo y su proyecto pas� al ingeniero Agust�n L�pez de la C�mara, quien no lo aprob� y formul� otro distinto. Para el efecto lleg� al Carmen el ingeniero Juan de Dios Gonz�lez, quien reconoci� el terreno y, el 27 de abril de 1763 present� al virrey sus consideraciones sobre la isla, se�alando fertilidad, bocas, navegabilidad y estado del presidio: mencionaba los cinco incendios sufridos por �ste en 42 a�os de erigido, y recomendaba, en consecuencia, su construcci�n en mamposter�a, que nunca lleg� a feliz t�rmino. Civeira Taboada se�ala:


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