Baranda II

Baranda II


En 1880 el general Porfirio D�az cedi� la presidencia a Manuel Gonz�lez, lo que dio ocasi�n a la reincorporaci�n a la vida p�blica de Joaqu�n Baranda, despu�s de su forzado retiro luego de su oposici�n al movimiento de Tuxtepec. El destino volvi� a sonre�rle, ya que en 1881, cuando se desempe�aba como magistrado de circuito con residencia en M�rida, renunci� para ocupar el sitial de senador de la Rep�blica por el Distrito Federal, esca�o del que tuvo que separarse, favorecido por la fortuna, para ocupar la Secretar�a de Justicia el 15 de septiembre de 1882. Iba de salto en salto apoyado en la p�rtiga del poder cuando en junio de 1883 se efectuaron las elecciones para renovar el Ejecutivo de Campeche, y result� electo por cuarta ocasi�n, para el cuatrienio del 16 de septiembre de ese a�o a la misma fecha de 1887. No renunci� al Ministerio de Justicia, sino que solicit� una licencia para hacerse cargo del gobierno de Campeche y, ya en plena euforia de poder, el 15 de noviembre de 1883, a dos meses de haber vuelto al Palacio, regres� a justicia nombrando interino a Juan Montalvo, con quien ten�a cercano parentesco.

Las elecciones del 5 de junio de 1887 favorecieron al licenciado Pedro Montalvo, hermano de Juan; sin embargo, un quebranto en su salud oblig� a que con premura se convocara a elecciones para el 4 de septiembre, en las que sali� electo el doctor Jos� Trinidad Ferrer para el cuatrienio de 1887 a 1891. Como Ferrer no mostr� la docilidad que esperaban los grupos de poderosos, �stos no dejaron de criticarlo y �l, avizorando d�as con problemas, prefiri� la renuncia y se retir� a la vida privada. El Congreso declar� interino a Onec�foro Dur�n —previa consulta con los Baranda— y otorg� la ciudadan�a campechana al general tamaulipeco Joaqu�n Z. Keerlegand para que, ya habilitado con los requisitos necesarios, ocupara la gubernatura hasta 1891. Durante su r�gimen naci� la explotaci�n del recurso natural que volvi� a dar renombre internacional a Campeche. El 7 de agosto de 1890, en el informe tradicional dijo:

Fue el comienzo de una empresa que florecer�a por m�s de siete d�cadas.

Por la interminable influencia del secretario de Justicia, de nueva cuenta otro amigo fue designado gobernador constitucional para el periodo de septiembre de 1891 a 1895: el coronel Leocadio Preve, quien expidi� el decreto del 16 de octubre de 1892, declarando que en lo sucesivo la capital del estado se denominar�a Campeche de Baranda, en memoria del general Pedro Baranda. En materia de econom�a, inform� que en 1891 el palo de tinte segu�a siendo la principal exportaci�n, junto con el chicle, sobre el cual expidi� una disposici�n impositiva el 13 de noviembre de 1893:

M�todos semejantes se usaron para elegir a Juan Montalvo para el lapso de 1895 a 1899, quien s�lo alcanz� a a�adir, el 28 de noviembre de 1896, a la villa de Bolonchenticul el genitivo "de Montalvo" para hacer honor a su propia familia. No tuvo tiempo de realizar mayores obras, ya que falleci� el 1� de diciembre de 1898.

Como gobernador interino se design� a Carlos Guti�rrez MacGregor, quien luego gan� las elecciones para el periodo de 1899 a 1903, pero inesperadamente el ministro Baranda tuvo dificultades con el poderoso secretario de Hacienda, Jos� Ives Limantour, y cayendo de la gracia del dictador ces� su influencia en Campeche. En consecuencia, el 2 de abril de 1902 el Congreso acept� la renuncia de Guti�rrez MacGregor y design� en escrutinio secreto como gobernador interino a Jos� Castellot, quien de inmediato comenz� a desmantelar el edificio barandista cancelando el 7 de agosto el decreto que hab�a dispuesto que la capital del estado se denominara Campeche de Baranda, y asimismo dispuso que Bolonch�n de Montalvo retomara su antiguo nombre de Bolonchencahuich. El 23 de agosto de 1902 se reivindic� la memoria de uno de los fundadores del estado, declar�ndose Benem�rito al licenciado Tom�s Aznar Barbachano por iniciativa de Manuel A. Lanz.

Durante todo el siglo XX ha habido diferendos territoriales con Quintana Roo, siempre sujetos a discusiones y controversias. La historia se inici� cuando el r�gimen de Porfirio D�az puso atenci�n a la riqueza silv�cola de aquella alejada regi�n, la menos poblada, y pens� que por ser el conf�n de la rebeld�a maya y por donde los ingleses de Belice se dedicaban al contrabando, era necesario crear un territorio federal, de manera que el gobierno controlara directamente la regi�n y evitara, de paso, cualquier intento separatista. Fue as� como el Congreso de la Uni�n expidi� el decreto del 24 de noviembre de 1902 que afect� la jurisdicci�n de Yucat�n. Desde ese momento surgi� el llamado punto "Put", lugar que probablemente fue en su origen el nombre de una vivienda de cierta importancia y dio la referencia para establecer nominalmente el v�rtice de la intersecci�n de los estados de Yucat�n y Campeche y el territorio de Quintana Roo. Campeche admiti� las cosas sin mayores comentarios.

Castellot se desempe�� poco tiempo como interino ya que al convocar a elecciones para cumplir constitucionalmente el periodo de Guti�rrez, en septiembre de 1903, �l mismo result� electo. Su informe del 7 de agosto cerr� el ciclo iniciado en 1870, y en dos materias importantes para la entidad —agricultura y educaci�n— fue terminante. De la agricultura, se�al� los elementos que la manten�an postrada, con lo cual puso de manifiesto el fracaso de todo lo intentado, entre otras cosas la falta de agua para la irrigaci�n oportuna y suficiente. Las gestiones de los gobiernos con la participaci�n de las juntas de agricultura para alentar la inmigraci�n agr�cola no consiguieron ning�n resultado positivo. El jornal reducido y pagadero en plata no fue aliciente para los trabajadores, y las condiciones higi�nicas de los campos no atra�an a los hombres de otras latitudes.

Chicle, henequ�n y maderas, explotados por unos cuantos privilegiados o por empresas extranjeras, aseguraban un futuro poco halag�e�o. La propia Aduana Mar�tima de El Carmen, incluyendo los puntos de Isla Aguada y Palizada, inform� en 1903 que s�lo hab�a esperanzas de prosperar en la agricultura y el comercio. La primera se consideraba incipiente, pues hac�an falta brazos y capital. De las especies prometedoras, solamente el coco rend�a algunos resultados, y se calculaba que en la isla pod�an existir m�s de un mill�n de plantas. El administrador Montero Souza insisti� en la instalaci�n de las compa��as extranjeras para la madera, sin darse cuenta de que era entregar la riqueza a manos diferentes de las nacionales.

Otro fracaso fue la educaci�n. El gobernador Castellot se�al� que las escuelas primarias, montadas a la antigua, regidas de forma rutinaria y con los antiguos m�todos escolares que la pedagog�a racional condenaba, no pod�an ofrecer resultados. El censo de 1895 arroj� una poblaci�n de 89 000 habitantes, de los cuales s�lo sab�an leer y escribir 15 441. El censo de 1900 mostr� que de una poblaci�n de 86 546 habitantes, �nicamente sab�an leer y escribir 15 909, lo que demostraba, seg�n Castellot, que "la instrucci�n p�blica no puede ser m�s deplorable, que se ha perdido lastimosamente el tiempo y es necesario hacer grandes esfuerzos y verdaderos sacrificios para salir de tal situaci�n".

A su parecer, el error fue sostener escuelas superiores, preparatorias y profesionales sin estar en condiciones de montarlas dignamente y dedicando para su sostenimiento esfuerzos y recursos que, destinados a la instrucci�n primaria que era obligatoria, hubieran producido mejores resultados.


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