A la Independencia


Las provincias del septentri�n novohispano no mostraron gran simpat�a por la lucha del cura Hidalgo iniciada en septiembre de 1810. En Chihuahua hubo peque�os brotes de apoyo al movimiento insurgente, pero fueron m�s evidentes y elocuentes las muestras de respaldo a la Corona espa�ola. Los vecinos principales aportaron sumas considerables para ayudar a reprimir a los rebeldes. Los mineros y comerciantes accedieron a cooperar con el gobierno espa�ol: entre todos reunieron 430 000 pesos. Don �ngel Bustamente, rico vecino de Batopilas, don� 100 000 pesos de plata en barras y adem�s prest�, sin cobrar intereses, otros 150 000. Adem�s, hay pruebas de que diversos sectores populares tambi�n apoyaron los esfuerzos contrainsurgentes, pues se organizaron varios batallones de voluntarios. Entre estas fuerzas destaca la de 500 flecheros tarahumaras, reclutados por e1 padre Jos� Francisco �lvarez en la zona de Valle del Rosario. Esta tropa, junto con soldados provenientes de las compa��as volantes y de voluntarios de Cusihuiriachic, Parral y Valle de Olivos, qued� bajo el mando del teniente coronel Jos� Manuel de Ochoa y fue enviada a combatir en Durango, Zacatecas y Guadalajara. Los "Patriotas de Fernando VII", fuerzas integradas por voluntarios para cuidar el orden en sus respectivos lugares, se formaron en Paso del Norte, San Francisco de Conchos, San Ger�nimo, San Pablo y Carrizal.

Cabe se�alar, sin embargo, que algunos intentaron secundar el movimiento insurgente. El regidor del ayuntamiento de Chihuahua, Salvador Porras, fue acusado de apoyar a los rebeldes, y aunque la acusaci�n no se le comprob� del todo, fue degradado y multado con 300 pesos. En 1812 hubo otro brote insurgente, en esta ocasi�n en Bas�chil, en el Papigochic, encabezado por Rafael Mingura, quien fue aprehendido junto con otros cuatro involucrados. Fueron sentenciados a varios a�os de reclusi�n en la Casa del Obraje. El intento m�s importante fue, sin embargo, la conspiraci�n de Jos� F�lix Trespalacios, Pablo Caballero y Gaspar de Ochoa, en noviembre de 1814. En este caso el objetivo era apoyar la lucha de Jos� Mar�a Morelos y Pav�n, as� como lograr el restablecimiento de la Constituci�n de C�diz, expedida en marzo de 1812. Trespalacios, militar y s�ndico del ayuntamiento de Chihuahua en 1812, fue aprehendido gracias a una denuncia. El mariscal Bonav�a, comandante de las Provincias Internas, agradeci� la colaboraci�n del ayuntamiento y de los vecinos de Chihuahua. Trespalacios fue sentenciado a 10 a�os de presidio ultramarino y destierro perpetuo de las Provincias Internas.

Por todo lo anterior, no sorprende que los militares espa�oles hayan decidido llevar a Hidalgo y a los dem�s jefes a Chihuahua para juzgarlos y ejecutarlos en el verano de 1811. Sab�an que all� la lucha insurgente no contaba con el apoyo popular que era patente en otras partes del virreinato. Este es sin duda un problema historiogr�fico que hay que aclarar.

Salvo en Texas y Coahuila, en donde s� se trabaron fuertes combates de los que resultaron graves da�os a algunos poblados y haciendas, en el septentri�n novohispano la independencia se padeci� m�s bien por la suspensi�n del comercio con el centro del pa�s. Las minas fueron muy sensibles al estado de guerra y a la consecuente interrupci�n de las comunicaciones. Santa Eulalia, Cusihuiriachic y Parral redujeron sus actividades conforme escaseaban la p�lvora y otros bienes. Algunas minas se abandonaron y en consecuencia se inundaron, tal como lo se�alaba Jos� Agust�n de Escudero en sus Noticias estad�sticas. En 1811 tres mineros espa�oles de Cusihuiriachic decidieron viajar hasta el puerto de Veracruz para adquirir directamente los art�culos que requer�an sus minas. El v�mito los sorprendi� all� y los mat�, lo que trajo consigo la p�rdida de fortunas y suspensi�n de labores en ese mineral.

Las dificultades de transporte y de comercio trajeron algunas ventajas. Como resultado del aislamiento virtual en que qued� la provincia varios productos comenzaron a fabricarse en Chihuahua. Ante el alza de precios en los productos de algod�n, los telares del obraje de la villa de Chihuahua se incrementaron, empezaron a elaborarse diversos artefactos de cobre con materia prima proveniente de las minas de Santa Rita del Cobre; se instal� tambi�n un taller de reparaci�n de armas de fuego y comenzaron a fabricarse lanzas y adargas; se abrieron establecimientos para fabricar cigarros, sombreros de castor y vaciado de fierro. Junto con las de Sombrerete y Durango, en 1811 comenz� a funcionar la Casa de Moneda de Chihuahua, que acu�ar�a unos cuatro millones de pesos de monedas de plata y tlacos de cobre entre el a�o de su fundaci�n y 1814.


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