Humanismo y optimismo en todo


Las escuelas primarias aumentaron de 2 000 a 2 790; mientras que las secundarias llegaron a 500. Con insistencia, el mandatario trat� de proyectar su ideal:

La obra hospitalaria, incrementada por la Federaci�n y el Hospital de Jes�s, complet�, junto con una fuerte inversi�n caminera la nueva imagen del estado.

Las inversiones continuaron llegando y r�os de turismo afluyeron a la cercana y remozada provincia mexiquense. En efecto, la industria no detuvo su marcha, a pesar de la suspensi�n de exenciones. Le bast� el privilegio del inmediato mercado capitalino. La inversi�n en 1975 ascend�a a 77 000 millones de pesos, con una producci�n anual que rebasaba los 100 000 millones. Entre obreros y empleados se contaba con cerca de 600 000 trabajadores. Hubo 10 600 emplazamientos a huelga, de los cuales estallaron 112. Al inicio del gobierno los empleados de la Junta de Conciliaci�n y Arbitraje fueron acusados de ladrones. "Se present� el d�a en que fue necesario liquidar al 100%", excepto al presidente.

A los tradicionales centros tur�sticos de Ixtapan y Valle de Bravo se a�adieron multitud de pueblos remozados con esmero, como Sultepec, El Oro, San Felipe Tlalmimilolpan y Aculco. Se abrieron museos y junto al valle de Toluca reapareci� un gran centro arqueol�gico: Teotenango. El optimismo de este sexenio se manifest� y propag� con la Orquesta Sinf�nica del Estado de M�xico.

En agricultura la consigna fue incrementar la producci�n y para ello "reunimos al ranchero y al ejidatario con el t�cnico y el investigador". Esto se tradujo en la creaci�n de otro organismo descentralizado: el Consejo de Desarrollo Agr�cola Ganadero del Estado de M�xico (CODAGEM). Bajo la coordinaci�n de �ste se lanz� el Plan Ma�z, que persegu�a mejorar rendimientos por hect�rea y que tuvo como base los Planes Rancheros y el Plan Calpullis. Los primeros consistieron en agrupar a productores para canalizar cr�ditos y asistencia t�cnica. El Plan Calpullis pretend�a adem�s cierta colectivizaci�n de la producci�n. A fines del sexenio se lleg�, en algunos lugares, a rendimientos de tres toneladas de ma�z por hect�rea. Sin embargo, continuaron los altibajos impuestos por la naturaleza. La explotaci�n de los bosques, as� como su reforestaci�n, se encomend� a otro organismo descentralizado o paraestatal: PROTINBOS.


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