Del Mazo no termin� el mandato para el que hab�a sido electo, pues a los tres meses de su cuarto informe acept� una secretar�a del gobierno federal. Situaciones parecidas se repetir�an durante los siguientes a�os en varias entidades de la Federaci�n. No pocos han advertido en ello un deterioro pol�tico: el representante directo de la voluntad popular desaparece para dar lugar a otro, aunque designado formalmente por el Congreso.
El sustituto en este caso, a partir del 21 de abril de 1986 hasta septiembre de 1987, fue Alfredo Baranda Garc�a. La continuidad de nombre fue en realidad una continuidad en la pol�tica. Baranda en efecto se sujet� a los planes de Del Mazo. Por lo dem�s, le tocaron los tiempos m�s dif�ciles de la crisis: en 1986 cayeron los precios del petr�leo con la consiguiente p�rdida de divisas nacionales por un cuarto de los ingresos totales. La palabra socorrida fue adversidad: "bajo circunstancias adversas los m�rgenes para actuar se estrechan", "padecemos hoy en d�a las mayores adversidades de este siglo".
La insuficiencia de recursos disponibles se agravaba para el Estado de M�xico por la incesante ola migratoria de otras entidades. Entonces las solicitudes y reclamos de apoyo ante la Federaci�n se hicieron o�r. De manera que el gobierno de De la Madrid hizo mayores inversiones en esta provincia.
Los agricultores lograron una vez m�s el primer lugar en la producci�n nacional de ma�z. La industria segu�a pasando momentos amargos, sosteni�ndose gracias a empresarios h�biles y nacionalistas. Por entonces, se contaban alrededor de 14 000 establecimientos industriales con m�s de 800 000 trabajadores, lo cual equival�a a 20% de la planta industrial de todo el pa�s. En tal forma no pocos de los programas de servicios y desarrollo pudieron proseguir, si bien a ritmo moderado. Tres cuartas partes del gasto corriente del estado se dedicaban a educaci�n, justicia y seguridad p�blica, y s�lo un cuarto para salud y administraci�n. Una de las obras destacadas fue el aeropuerto internacional Jos� Mar�a Morelos.
La Universidad estatal se ampli� a Temascaltepec y Zumpango; se ech� a andar el Centro Cultural Mexiquense y se abri� un espacio de alta investigaci�n en el �rea de las ciencias sociales, econ�micas y demogr�ficas, con la creaci�n de El Colegio Mexiquense, A. C.