De nueva cuenta, sin campa�a pol�tica ni sufragio directo, llegaba un gobernador, Ignacio Pichardo Pagaza. Con todo, de los �ltimos gobernantes era el de m�s arraigo y marcar�a una nueva etapa en la historia del estado. En efecto, la entidad hab�a seguido ciertos lineamientos desde el gobierno de Hank Gonz�lez. Una clave en aquella gesti�n y en las siguientes fue la concepci�n de un gobierno metido a empresario mediante un sinn�mero de organismos, ya directamente dependientes del mismo o m�s bien indirectamente a trav�s de las paraestatales. Concepci�n que correspond�a a la pregonada en la Federaci�n con singular fuerza a partir del sexenio de Echeverr�a y conservada con altibajos hasta el perteneciente a De la Madrid. Recu�rdese que en tiempos de Del Mazo Gonz�lez el fen�meno paraestatal lleg� hasta los municipios. El estado era corrector y gestor de la econom�a, metido y entrometido en mil actividades con el objeto de favorecer el desarrollo, la asistencia, la justicia y la equidad social.
Pero el modelo hab�a propiciado perpetuos y crecientes subsidios a muchas de
tales empresas, burocratismo y un progresivo y enorme endeudamiento tanto federal
como estatal. Ciertamente se hab�an multiplicado los servicios y las obras p�blicas,
mas el rezago de esa acci�n gubernamental frente a las demandas galopantes cada
vez era m�s grande. Y aunque se considerara una crisis mundial, no dejaba de
verse que el modelo interno hab�a fracasado. Pichardo Pagaza se encarg� de dar
carpetazo, o "desincorporar", a cerca de 180 organismos descentralizados y empresas
paraestatales, dejando �nicamente 30. En diversas ocasiones el gobernador se�al�
que tales organismos en su momento hab�an cumplido sus objetivos, pero ahora
ya resultaban innecesarios. Pichardo declar�, a prop�sito de las paraestatales
de la construcci�n:
El gobierno ya no construye vivienda directamente; la experiencia demuestra que es mediano fraccionador, mal cobrador y p�simo casateniente. Su funci�n es otra: impulsar a los promotores y constructores de vivienda; facilitarles el acceso al cr�dito, desregular los tr�mites y disminuir las cargas tributarias que les afecten. Este esquema ya dio resultado. Durante el a�o [1992] se concluyeron 24 000 viviendas bajo estos procedimientos.
La principal paraestatal de la construcci�n de esta provincia, AURIS, con altos costos, apenas hab�a llegado a poco m�s de 400 viviendas en 1989 y a 260 en 1990. El DIF estatal directamente se ocup� de una promoci�n m�s modesta pero eficaz, mediante el programa Cobijo Rural, que procur� el mejoramiento de viviendas campesinas.
Entre otros de los organismos liquidados o vendidos, cabe se�alar los peri�dicos El Rumbo y El Noticiero, as� como la empresa financiera CODAGEM y la de fertilizantes FEDOMEX. Hasta el flamante aeropuerto Jos� Mar�a Morelos se puso en venta. Es el "cambio de la econom�a estatista hacia la econom�a social de mercado".