Al prevalecer la causa liberal en los campos de batalla, pudo llevarse a cabo la Reforma. El a�o de 1861 fue se�ero por lo que concierne a la Ley de Desamortizaci�n, que consist�a en transferir la propiedad de la Iglesia a particulares, de preferencia a los mismos que la usufructuaban. Esta disposici�n, conocida como Ley Lerdo, hab�a sido dada desde 1856, pero no surti� efectos considerables sino hasta 1861, incrementados fuertemente por otra ley, la de Nacionalizaci�n de Bienes de la Iglesia, dictada por Ju�rez en 1859. En efecto, a lo largo de 1861 se vendieron en Toluca bienes de la Iglesia por 369 500.34 pesos. La enajenaci�n continuar�a, incluso durante los d�as de la Intervenci�n y del Imperio, pero en menor proporci�n. El principal comprador no era mexicano, sino alem�n Bernardo Wiener, a quien se adjudicaron propiedades por 152 889.59 pesos. Le segu�a Juan Mart�nez Baca y Jos� Mar�a Mateos. Vienen despu�s diversos grupos, destacando el general Leandro Valle, Manuel Alas y otros extranjeros.
La enajenaci�n que benefici� a mayor n�mero de personas fue la de una hacienda, Merced de las Llaves (hoy Villa Victoria), adjudicada a los mismos rancheros que la trabajaban. Esto fue una excepci�n, pues en nuestra provincia y en el �mbito nacional las enajenaciones fortalecieron el latifundismo de los hacendados, sin beneficiar a la masa de la poblaci�n. M�s bien en aquel entonces, "la pol�tica liberal intensific� la opresi�n del campesinado". No obstante, un objetivo de la Reforma se hab�a logrado: quebrantar el poder�o econ�mico de la Iglesia, considerado como impedimento para un Estado laico y soberano.