Bisabuelos alfareros


Un milenio despu�s los pueblos del occidente de M�xico hab�an evolucionado notablemente, como lo manifiesta la cultura llamada de Chup�cuaro y la de las Tumbas de Tiro. Vestigios del tipo de Chup�cuaro, cuyos testimonios m�s importantes se han hallado en la poblaci�n de este nombre, en el actual Guanajuato, cubren una extensa zona del centro del pa�s, desde Durango hasta Tlaxcala. De Jalisco abarc� principalmente la zona norte y Los Altos: los testimonios m�s relevantes se descubrieron en el cerro Encantado, vecino de Teocaltiche, y en un sitio conocido como El Cuarenta, en el municipio de Lagos de Moreno. Se trata de cer�mica en colores negro y crema, aunque a veces se empleaban tambi�n el caf� y el rojo. Estas piezas evidencian mayor refinamiento y especializaci�n que las del Ope�o y Capacha.


MAPA No. 1

En algunos lugares influidos por esta cultura de Chup�cuaro se han encontrado tambi�n cimientos de piedra para sostener construcciones de bajareque, con terrazas y drenaje, lo que revela una mayor complejidad de la organizaci�n social y la especializaci�n del trabajo.

La cultura conocida como de las Tumbas de Tiro es ligeramente posterior a Chup�cuaro, pues se desarroll� entre el 200 y 600 d.C., en casi todo el estado de Colima y en algunas partes de Jalisco y Nayarit. Su caracter�stica principal son los entierros al fondo de un tiro o pozo de dos a cuatro metros de profundidad como promedio, aunque los hay m�s hondos como el del Arenal, que tiene catorce metros. En el fondo de �stos hab�a de una a tres c�maras mortuorias que pod�an contener uno o varios cad�veres. En dichas c�maras, adem�s de los restos humanos, se han descubierto numerosas y complejas ofrendas mortuorias. Al concluir un entierro, la entrada del tiro se cubr�a con lajas y hay casos de tumbas que ten�an peque�os mont�culos en la superficie que serv�an de altares.

Diversas ofrendas cer�micas encontradas han permitido delimitar los estilos de las piezas elaboradas en Colima, Nayarit y Jalisco. Las de Colima, muy bien moldeadas, se hac�an usualmente de color rojo, aunque tambi�n se han hallado negras o marr�n. Casi siempre, ya fueran las que representaban animales como los famosos perros o las figuras humanas, serv�an de recipientes, pues tienen una vertedera que no altera casi la forma de la pieza. Se ha localizado, adem�s, una gran variedad de figurillas que representan actividades de la vida cotidiana, como mujeres cocinando, danzantes, peque�as aldeas, con sus casas, plaza y algo semejante a un altar central.

La cer�mica de Nayarit, en cambio, descuid� un tanto el modelado, pero puso �nfasis en el uso de los colores: negro, rojo, naranja o amarillo. En esta regi�n, el ser humano fue el modelo m�s frecuente: guerreros, m�sicos, enfermos y parejas de hombres y mujeres, aunque hay algunas muestras de animales y frutos. Resulta peculiar que las figuras humanas procedentes de esta zona tengan aretes y narigueras y que no se usasen como recipientes.

En el actual Jalisco la cer�mica era cuidadosamente modelada, incluso con adornos en las representaciones humanas, pero la utilizaci�n del color era m�s discreta. Predomina el rojo sobre bayo y el blanco sobre rojo. Abundan las representaciones de mujeres y guerreros siempre de cabeza alta y estrecha y con una nariz recta y afilada.

El uso del vestido parece haber sido poco frecuente en esta �poca, mas con el paso del tiempo los atuendos fueron haci�ndose m�s sofisticados y frecuentes, sobre todo entre los personajes de alcurnia. El atav�o masculino cubr�a los genitales, pero no las posaderas, mientras que el femenino era un simple lienzo de tela que se enredaba en la cintura donde se sosten�a por un ce�idor. En la guerra cubr�an el torso con una especie de armadura hecha con algod�n y carrizos. En Nayarit tambi�n usaban escudos cuadrados, con los cuales pod�an taparse todo el t�rax, y adem�s se pon�an cascos con dos cuernos. Los adornos iban desde penachos hasta tocados, collares, pectorales, orejeras y narigueras; algunos fabricados de barro y obsidiana y los m�s de conchas y caracoles marinos, aun en lugares distantes de la costa. Asimismo, sabemos que se utilizaron los tatuajes de manera asidua y que todos andaban descalzos.

Las viviendas de esa �poca estaban hechas de material perecedero: paredes de carrizo enjarradas de lodo y techos de palma o zacate a cuatro aguas. Casi todas las piezas halladas son funerarias, esto significa que no fueron hechas expresamente para los vivos, aunque muchas figuras representan acontecimientos de la vida cotidiana.

La cultura de las Tumbas de Tiro tuvo poca comunicaci�n con la del centro de M�xico, a causa de Chup�cuaro. Sin embargo, s� se relacion� con Chalchihuites, Zacatecas, el sur de Sinaloa y los l�mites con Michoac�n. Es de notarse que en Colombia y Ecuador tambi�n existieron tumbas de este estilo, lo que sugiere un posible contacto por mar entre ambas regiones. La propia palabra "colima" se encuentra tambi�n en Colombia.


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