Arquitectura original


En la construcci�n de templos y plazas para el culto la comunidad participaba masivamente. As� pues, de una arquitectura simple ligada al culto funerario, se pas� a conceptos m�s complejos que inclu�an mont�culos mayores y espacios para el juego de pelota, cuyo inter�s ya no respond�a s�lo a la veneraci�n de los muertos. Sin embargo, no se alcanzaron mayores concentraciones humanas y no se pas� de edificaciones modestas, tanto por su tama�o como por la tecnolog�a empleada.

Las caracter�sticas del lugar determinaban el material utilizado en la construcci�n: rocas de diversos tipos, adobes, paredes de ca�as y tierra y hasta madera. La piedra labrada fue escasa, pues s�lo se han encontrado algunas en el Chanal, Colima, y en basamentos cercanos a Ixtl�n del R�o, Nayarit, y a Tamazula, Jalisco. Basamentos recubiertos con piedras cortadas s�lo hay en Michoac�n. El estuco —aplanado de cal y arena—, muy frecuente en otras partes de M�xico, casi no se us� en esta regi�n; su lugar lo ocup� una mezcla de lodo y fibras vegetales puesta al fuego para que tuviera mayor consistencia.

Fue com�n la elaboraci�n de plataformas hechas con una especie de caj�n con rocas o adobe que luego se rellenaba con tierra y piedras. Asimismo se adaptaron promontorios naturales o se aprovecharon edificios anteriores, como en Ixt�pete, vecino a Guadalajara, cuya estructura exterior cubre cuando menos cinco pir�mides sobrepuestas.

Las casas de los personajes importantes ten�an una distribuci�n semejante a los palacios del centro de M�xico. En torno suyo se establec�a la poblaci�n que los sustentaba, la cual viv�a en chozas de una sola puerta, mirando todas en direcci�n de la plaza, donde conflu�an las actividades cotidianas. Las viviendas segu�an siendo de material perecedero, de un solo cuarto, redondo y alto en la costa, y rectangular y m�s bajo en las tierras altas.

Con el tiempo, las costumbres funerarias se hicieron m�s sencillas y los cad�veres se depositaron en una fosa simple en contacto con la tierra. A veces quedaban junto a un perro que los guiar�a en la otra vida. Un gran n�mero de cr�neos encontrados comprueba la costumbre de mutilar la dentadura y deformar la cabeza con tablas.


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