Del siglo VIII
en adelante, procedente quiz� de los Andes o de Centroam�rica,
apareci� la metalurgia en el occidente de M�xico, donde alcanzar�a un desarrollo
relativamente importante. La mayor�a de los objetos eran de cobre, aunque hubo
de oro y tambi�n algunos de plata, esta�o y plomo. El cobre sirvi� para ornamentos
y herramientas, en tanto que el oro y la plata se utilizaron para adornos peque�os
como cascabeles, broches, alfileres para ropa, cuentas y laminillas. Los mejores
artesanos eran pur�pechas, de all� su inter�s por dominar los yacimientos de
Tamazula y Jilotl�n.
Salvo los metales, los materiales b�sicos fueron los mismos que antes, pero hubo utensilios nuevos como el comal, por ejemplo, que facilit� mucho la preparaci�n de alimentos. Los malacates de barro tambi�n mejoraron la elaboraci�n de textiles y ayudaron a generalizar el uso del vestido. Como consecuencia se fue incrementando el n�mero de artesanos especializados y de localidades asociadas a una determinada actividad.
Parece evidente que en esta �poca los productos cambiaban de manos en calidad
de tributos, pero tambi�n exist�a ya una compleja red comercial que dio lugar
a una intensa relaci�n entre los grupos humanos y una generalizada identidad
cultural. Sin embargo, no puede pensarse que fuese �sta una regi�n homog�nea,
pues de lo contrario no hubieran prevalecido diversos idiomas y dialectos despu�s
de consumada la conquista espa�ola.