La nueva poblaci�n


En la medida que el n�mero de indios descend�a, hasta llegar a su cifra m�s baja a mediados del siglo XVII, se fueron sumando a la fuerza laboral esclavos negros, mulatos y mestizos libres, quienes se establecieron principalmente en las regiones donde se obten�a cacao y ca�a de az�car. Asimismo, alrededor de las haciendas hab�a algunos trabajadores libres que cavaban zanjas y acequias a cambio de la terrazguer�a, es decir, un pedazo de tierra rentada.

Los indios, por su parte, dispon�an de algunas tierras para el cultivo en las inmediaciones de sus pueblos, pero �stas se trabajaban con poco entusiasmo debido al exceso de tributos y diezmos que les cobraban por sus productos; generalmente, sus rendimientos eran muy bajos, pues les resultaba dif�cil seguir los m�todos de labranza propios de los espa�oles.

El riego se practicaba s�lo en ciertos lugares como las haciendas de Buenavista, Atequiza, Atemajac y Colimilla, cuyo clima permit�a el cultivo del trigo. Sus propietarios eran familias de Guadalajara que ya empezaban a monopolizar grandes extensiones de terreno, arrebatadas con frecuencia a los nativos.


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