Nuevos y viejos productos


La siembra m�s com�n era el ma�z, alimento de casi toda la poblaci�n, pero su venta no era f�cil en virtud del acaparamiento y las limitaciones que impon�an los funcionarios municipales, ya que �stos manejaban los precios a su antojo y dejaban muy pocas utilidades a los indios.

Hasta fines del siglo XVII la mayor parte de los neogallegos pagaban sus contribuciones en especie ma�z y gallinas, principalmente, de modo que las autoridades peninsulares lo traduc�an en dinero, durante los meses de octubre y noviembre de cada a�o, mediante remates a bajo precio entre los criollos de Guadalajara, Zacatecas, Compostela y Purificaci�n, que eran las poblaciones mayores.

La ca�a de az�car la cultivaron exclusivamente los espa�oles en Tequila, San Crist�bal de la Barranca, Ocotl�n y Juchipila. A partir de 1550 se prohibi� emplear indios en su siembra y molienda, aunque no se obedeci� dicha disposici�n sino hasta 1650, cuando el descenso demogr�fico ya referido se hizo alarmante.

El cacao comenz� a producirse a principios del siglo XVII en las llanuras y valles costaneros de Banderas y Chacala, entre otros, empleando adem�s de nativos, esclavos negros en su recolecci�n. Pero tal actividad prosper� poco por lo elevado en los costos de producci�n y la lejan�a de los mercados.

La Corona promovi� la cosecha y procesamiento de algod�n y favoreci� su uso entre los neogallegos, pero los indios continuaron trabajando las fibras de costumbre en los telares de cintura, mientras que la clase adinerada prefer�a telas importadas de Asia o Espa�a, distribuidas en Nueva Galicia por comerciantes de la capital del virreinato.

Antes de llegar los espa�oles no se conoc�a en Am�rica la destilaci�n, aunque s� obten�an bebidas alcoh�licas mediante la fermentaci�n; poco despu�s de la conquista empez� a elaborarse una bebida del coraz�n del agave que los indios llamaron "mexicalli" y los espa�oles calificaron de "substancial y saludable". Debido a lo clandestino de su manufactura, prohibida para proteger el aguardiente espa�ol poco se sabe de su origen e ingreso al mercado, mas en 1621 ya se hablaba de que en el corregimiento de Tequila se cosechaba mezcal en abundancia y se surt�a a Guadalajara de una bebida proveniente de este lugar, cuyo consumo iba generaliz�ndose. Su producci�n lleg� a tal punto que entre 1630 y 1640, cuando se opt� por legalizar su venta y cobrar impuestos por ella, se pudo sufragar la obra que solvent� durante mucho tiempo la carencia de agua en Guadalajara.

El ganado tra�do de Espa�a se reprodujo r�pidamente. Por tal motivo, una gran cantidad de reba�os se traslad� al norte de Nueva Galicia, lo que propici� el establecimiento de grandes estancias de ganado mayor y menor. Mas la escasez de indios y la reproducci�n acelerada del ganado provocaron que muchos animales quedaran en libertad y se volvieran mostrencos y depredadores de las milpas que carec�an de cercas. Estos predios tambi�n eran da�ados por los hatos que se llevaban en tiempo de secas desde lugares como Aguascalientes, Lagos y El Baj�o, hasta el lago de Chapala para agostar. Lleg� a ser tan grande este movimiento que a los ricos pastizales de Poncitl�n llegaban anualmente hasta 200 mil cabezas de bovinos.

A pesar de la abundancia original de ganado, los caballos y las mulas fueron siempre escasos en Nueva Galicia a causa de sus m�ltiples usos. Como el sur de Zacatecas y Los Altos de Jalisco fueron comarcas eminentemente ganaderas, las "cosas de jineta" se desarrollaron sobremanera en ellas. Incluso a los indios, quienes de ordinario ten�an prohibida la monta, en estos lugares les era permitida para el pastoreo.

Las grandes estancias neogallegas propiciaban la cr�a de ganado vacuno, equino y mular, pero el ganado menor y ovejuno era generalmente de propietarios de la Nueva Espa�a, quienes lo mandaban a pastar a Nueva Galicia para pasarlo despu�s a la trasquila en Michoac�n y Quer�taro.

A principios del siglo XVII hubo una reducci�n notable del ganado en la regi�n, originada por la indiscriminada matanza en defensa de los cultivos o por parte de vagabundos y abigeos para obtener sebo y pieles, adem�s de que los indios fueron haci�ndose tambi�n consumidores de carne. Si bien algunos nativos ten�an cabras y ovejas, se dedicaron en especial a la cr�a de cerdos. No obstante, el beneficio que obten�an de ello no era mucho, pues los espa�oles controlaban el comercio y monopolizaban los derechos de carnicer�a.


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