La arquitectura


La riqueza creciente de los grupos dominantes y el repunte demogr�fico del siglo XVIII dieron lugar tambi�n a que en los centros urbanos de Nueva Galicia se desarrollara una importante arquitectura. Aprovechando lo barato de la mano de obra, comenzaron a construirse grandes edificios asistenciales, fastuosos palacios p�blicos e impresionantes iglesias y conventos. Pronto, Guadalajara cambi� su fisonom�a. Si en los dos siglos anteriores una manzana sol�a estar ocupada por cuatro propiedades en esquina, en el XVIII fue normal que en el mismo espacio hubiese seis u ocho. A ra�z de ello, se hicieron frecuentes las viviendas de planta alta con balc�n y remates de cantera, aunque conservando sus patios y corredores. Su interior era decorado profusamente con muebles, alfombras y pinturas, a menudo de procedencia extranjera.

En marcado contraste, la vivienda de indios y mestizos, ubicada en zonas marginales como Mexicaltzingo, Mezquit�n y Analco, segu�a siendo tan precaria y reducida como en el pasado; adem�s, el aumento de poblaci�n dio lugar a un mayor hacinamiento y a que su condici�n habitacional empeorara.

En el medio rural, las casas de algunas haciendas olvidaron su austeridad anterior, mejorando su decorado y mobiliario. Por igual, en varios pueblos las iglesias y templos gozaron de mejoras y arreglos importantes.

Como reflejo del auge minero experimentado en algunas regiones, hoy podemos observar soberbios edificios tanto civiles como religiosos. Tal es el caso de la catedral de Zacatecas —posterior a 1734— de elegante trazo y extraordinaria decoraci�n. Lo mismo sucedi� con las obras religiosas de Fresnillo y Sombrerete, pese a que nunca fueron pueblos muy habitados. En Bola�os, notables construcciones como el Santuario de Guadalupe, la Parroquia Vieja y los antiguos albergues de las Casas Reales y la Caja Real ponen en evidencia el auge extraordinario —aunque ef�mero— que le proporcionaron sus yacimientos.

En ciudades como Lagos y Jalostotitl�n, favorecidas ampliamente por el comercio y en particular por la famosa feria de San Juan, se levantaron magn�ficos templos parroquiales, adem�s del propio Santuario de la Virgen de San Juan. Talpa, por su parte, mejor� en este aspecto por el creciente n�mero de peregrinos que visitaban la virgen all� venerada, con el consecuente desarrollo mercantil del poblado.

Debido a que una buena parte de las construcciones destinadas a la ense�anza elemental se erigieron en tiempos precarios, no subsiste en la actualidad ninguna de ellas. Lo contrario sucedi� con los destinados a la educaci�n superior, como el caso del colegio jesuita de Santo Tom�s, del cual se conserva hoy una parte de su capilla con modificaciones frontales hechas en 1825. Otro inmueble levantado en el siglo XVIII para albergar al Seminario Conciliar se conserva en todo su esplendor y actualmente aloja al Museo del Estado.

La arquitectura conventual tiene importantes testimonios. En 1724, los carmelitas comenzaron a construir su fastuoso convento en un predio cedido por el ayuntamiento, al poniente de la ciudad, del cual se conserva una buena parte. De los dominicos no queda ning�n vestigio, mientras que de los franciscanos perviven su iglesia conventual y la capilla de Aranzaz�. Otras �rdenes religiosas, como la de los agustinos, mercedarios y felipenses erigieron tambi�n en el siglo XVIII los edificios que a�n adornan la ciudad de Guadalajara.

Los inmuebles de monjas, en virtud de que �stas sal�an poco o nada de sus conventos, eran mucho m�s austeros por fuera que por dentro. La congregaci�n m�s antigua en Guadalajara fue la dominica de Santa Mar�a de Gracia, establecida en el siglo XVI. Posteriormente vinieron las carmelitas, en 1695, y las agustinas recoletas en 1720, ambas procedentes de Puebla.

La edificaci�n de la catedral de Guadalajara se inici� durante la segunda mitad del siglo XVI y al consagrarse, en 1618, estaba pr�cticamente terminada. Faltaban �nicamente las torres y su decoraci�n interior, lo que se hizo antes de que finalizara el siglo XVII. En el XVIII se restauraron sus torres, pero el terremoto de 1818 las derrumb�. Las que actualmente tiene se levantaron en 1848, cuando se hizo tambi�n la c�pula del coro. Asimismo, en 1808, adosado a la catedral comenz� a construirse el Sagrario, pero la insurgencia caus� la suspensi�n de la obra en 1810.

Contraesquina de la sede mitral se edific� el Palacio de la Audiencia, hoy sede del Poder Ejecutivo de Jalisco. Los trabajos de su planta baja se llevaron a cabo entre 1759 y 1774, con fondos obtenidos del impuesto que se cobraba por destilar y vender "vino de mezcal". Como en 1785 Carlos III prohibi� tajantemente la producci�n en M�xico de cualquier bebida embriagante, los trabajos tuvieron que suspenderse por un tiempo. Finalmente fue concluida en 1790, pero con mayor modestia que como se empez�.


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