En la segunda mitad del siglo XVIII
, Guadalajara goz� tambi�n un incremento
notable de servicios p�blicos: se urbaniz� el parque de la Alameda, junto al
paseo por la orilla del r�o de San Juan de Dios; se construyeron los portales
vecinos a la plaza principal para el buen desempe�o del comercio; el bosque
de Los Colomos fue arreglado para convertirse en el sitio campestre preferido
de los tapat�os.
Durante los primeros a�os del siglo XIX
, para dar acceso a la Casa de la Misericordia, se levantaron dos puentes sobre el r�o San Juan de Dios. Se realizaron obras en Guadalajara para dotarla de m�s agua potable, mediante fuentes p�blicas instaladas en lugares estrat�gicos. Su principal promotor fue el franciscano Pedro Buzeta, cuyos trabajos concluyeron en 1738 y se financiaron tambi�n con dinero tributado por el "vino de mezcal".
Estas edificaciones dieron a Guadalajara una nueva fisonom�a que no fue capaz
de ocultar la pobreza de las mayor�as. No puede perderse de vista que dos de
las obras de mayor relevancia, el Hospital Civil y el Hospicio Caba�as, estaban
destinadas a una beneficencia p�blica que con anterioridad no hab�a sido necesaria.