Estado porfirista y porfiriano


Tras breves interinatos de Ventura Anaya, Mariano B�rcena y Luis C. Curiel, Pedro A. Galv�n result� por fin gobernador a finales de 1890 y tom� posesi�n el 1 de marzo de 1891. Sin embargo, no habr�a de durarle mucho el gusto, pues muri� 18 meses despu�s. Francisco Santa Cruz lo sustituy�, pero cedi� el lugar a Luis C. Curiel en marzo de 1893, para que �ste concluyera los dos a�os que faltaban de la administraci�n. En 1894 y 1898 Curiel ganar�a de nuevo los comicios, por lo que gobern� Jalisco casi once a�os. Durante este tiempo, el Porfiriato se encontraba en todo su esplendor y Curiel era uno de sus mejores representantes.

El tan anhelado progreso que todos esperaban al restaurarse la Rep�blica empez� por fin a dejarse sentir con fuerza. La penuria del erario hab�a menguado mucho y pod�an lograrse mejoras en los caminos vecinales con la conjunci�n de inversiones privadas y p�blicas, en tanto que la fisonom�a de Guadalajara continuaba cambiando, al igual que Lagos, Ciudad Guzm�n y otras poblaciones grandes, aunque en una proporci�n mucho menor.

Desde 1882 se hab�a intentado impulsar y organizar instituciones bancarias que fomentaran el ahorro y estimularan el comercio. Varios proyectos fracasaron, hasta que en 1883 abri� sus puertas en Guadalajara una sucursal del Banco Nacional de M�xico. Seis a�os m�s tarde, en 1889, comenz� a funcionar tambi�n una del Banco de Londres y M�xico.


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