El reparto agrario y la central obrera


Por otro lado, durante el tiempo de C�rdenas se produjo una enorme distribuci�n de tierras y se le dio mayor consistencia al ejido como unidad fundamental de la producci�n. En su apoyo, aparte del Banco Nacional de Cr�dito Agr�cola, se fund� el de Cr�dito Ejidal, con la pretensi�n de que los ejidatarios dispusieran del financiamiento necesario. Igualmente se exhum� la Ley Federal de Tierras Ociosas, que se hab�a promulgado en 1920, a fin de expropiar los terrenos que no se trabajaran. Asimismo, los campesinos procedieron a reunirse en gremios y sindicatos, lo que culmin� con la creaci�n de la Confederaci�n Nacional Campesina (CNC).

Adem�s de impulsar la reforma agraria, la confederaci�n sirvi� para ejercer un control mayor de los trabajadores del campo, en virtud de que se convirti� muchas veces en el �nico camino para conseguir tierras, cr�ditos semillas y aperos, e, incluso, proteger la producci�n y su venta.

Los trabajadores fabriles se hab�an dividido y debilitado mucho en los �ltimos a�os. Si en 1927 una sola central lleg� a tener 15 mil afiliados, para finales de 1934 entre todas las organizaciones existentes apenas sumaban unos 13 mil. Pero a partir de 1936 se logr� darles a los obreros mayor cohesi�n al fundarse la Confederaci�n de Trabajadores de M�xico (CTM), que dej� fuera a la CROM y a la CGT, ya muy d�biles. En julio de 1936, naci� en Jalisco el cap�tulo de la CTM. Aunque no dej� de afrontar algunos problemas serios, el sindicalismo jalisciense alcanz� a partir de entonces un impulso muy notable.

A fin de fortalecer al presidente C�rdenas, el l�der nacional del PNR, Emilio Portes Gil, dispuso en 1936 la creaci�n de grupos de apoyo en todas las legislaturas estatales, dando como resultado que en Jalisco se formara de inmediato el Bloque Radical Cardenista. Por �ltimo, para acabar con las pretensiones de Calles de seguir siendo el factotum, C�rdenas lo expuls� del pa�s sin mayores contratiempos.

Al saberse de la salida de Calles, un importante grupo de pol�ticos encabezados por el cardenista Silvano Barba Gonz�lez comenz� a pugnar por la ca�da de Topete; sin embargo, la legislatura del estado le hizo patente un respaldo tan decidido que, a fin de cuentas, se sostuvo en el cargo hasta finalizar su periodo. Comoquiera, fue necesaria una visita del presidente a Jalisco, a mediados de 1936, para mostrar que eran buenas las relaciones entre ambos personajes. De ah�, por caso, la disposici�n de que el sistema educativo estatal y el federal fuese dirigido por una sola persona: el profesor Ram�n Garc�a Ruiz.

Al clausurarse por segunda vez la Universidad de Guadalajara en 1934, se cre� la Direcci�n General de Estudios Superiores, pero los enfrentamientos entre sus estudiantes y los de la Universidad Aut�noma de Occidente continuaron. En junio de ese a�o, Topete rechaz� una propuesta de la Universidad Nacional de fusionar ambas instituciones, lo que le vali� el apoyo tanto del Congreso del estado como de la ciudadan�a en general. En respuesta, se dispuso la reapertura de la Universidad de Guadalajara en el mes de julio, nombrando a Constancio Hern�ndez Alvirde como rector.

A pesar de que desde 1934 se hab�a reformado el art�culo 3� constitucional, su reglamentaci�n qued� pendiente hasta diciembre de 1939, cuando fue sancionada por el Congreso de la Uni�n. Se reafirmaba que el Estado mantendr�a la rector�a en materia educativa, pero suavizaba el tono en lo que se refer�a a la lucha de clases y a "los intereses del proletariado y de los campesinos". Con esto se dio paso a expresiones como "propugnar por una convivencia social m�s humana y m�s justa", etc�tera.

Por otra parte, al finalizar el mandato de C�rdenas se registraba un aumento muy notable en el n�mero de escuelas. No obstante, 44% de los jaliscienses mayores de seis a�os segu�a sin saber leer y escribir.


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