Sus pintores


En la producci�n pict�rica descoll� sobremanera Jes�s Reyes Ferreira (1882-1977), cuyo trabajo fundamental, caracterizado por su alejamiento total de los c�nones academicistas, cobr� vida a partir de 1927. Su pintura es de un estricto apego a temas populares muy relacionados con el ambiente t�pico mexicano. Por el contrario, Carlos Stahl (1892-1984) se distingui� por su conservadurismo, adquirido en Europa, respecto al giro impresionista que tomaba la pintura de autores como su contempor�neo Xavier Guerrero (1896-1974). Fueron precisamente estos dos �ltimos pintores quienes, junto con Jos� G. Zuno, fundaron en 1912 el famoso Centro Bohemio con la idea primigenia de que fuera un taller de dibujo y pintura, mas acab� convertido en una compleja agrupaci�n cultural a la que se incorporaron los artistas e intelectuales m�s famosos y renovadores de la �poca.

Otros pintores de renombre fueron Amado de la Cueva (1891-1926), muerto prematuramente en un accidente; y Carlos Orozco Romero (1898-1984), un h�bil caricaturista que, despu�s de haber estudiado en Europa durante varios meses, pas� por el surrealismo y el realismo, escuela esta �ltima en la que gan� mayor fama.

Otro grupo importante de pintores comenz� a tomar forma a partir de 1929 en el Museo del Estado; Ixca Far�as (1874-1948), quien fue director de esa instituci�n hasta su muerte, promovi� un sinf�n de exposiciones y las primeras pinceladas de no pocos artistas. Adem�s, en los corredores del mismo recinto se celebraban diariamente tertulias literarias que el propio Ixca patrocinaba.

La sociedad art�stica Evoluci�n, que aglutinaba a un buen n�mero de artistas y pintores encabezados por Francisco Rodr�guez Caracalla (1907-1988), logr� en 1937 fundar la Escuela de Bellas Artes, que dos a�os m�s tarde fue reconocida y subsidiada por el Estado. Finalmente, dicha instituci�n fue absorbida por la Universidad de Guadalajara en 1941 y, diez a�os despu�s, se convirti� en la actual Escuela de Artes Pl�sticas.

Por otra parte, entre 1936 y 1939, Jos� Clemente Orozco pint� en el paraninfo de la Universidad de Guadalajara, en el Hospicio Caba�as y en la escalinata mayor del Palacio de Gobierno murales de primer�sima importancia que causaron un gran impacto entre pintores j�venes, haci�ndose sentir una marcad�sima influencia, aunque algunos como Guillermo Ch�vez Vega (1931-1991) y Gabriel Flores (1930-1993) la encauzaron hacia estilos particulares.

El ya de por s� pobre quehacer escult�rico, que result� muy da�ado con el estallido de la Revoluci�n, se reanim� un poco en 1918 con la apertura del Museo tapat�o por obra de Jorge Enciso, pues se ech� a andar un taller dirigido por Pablo Valdez y Le�n Mu�iz. Pero fue mayor el repunte en 1925, cuando se constituy� el Grupo de la Universidad, en el que la escultura logr� cierta presencia bajo la tutela del propio Mu�iz.

Gracias al af�n de embellecer Guadalajara y otras poblaciones del estado, la escultura cobr� mayores br�os despu�s de 1950. Fue entonces cuando el Gobierno contrat� los servicios del escultor espa�ol Francisco Albert, amigo de Gonz�lez Gallo, quien ejecut� con pobres resultados las estatuas de Hidalgo y Cuauht�moc colocadas respectivamente en la plaza de la Liberaci�n y en el parque ubicado frente al templo Expiatorio, antes de ser removidas al parque El Dean la una y al barrio de Analco la otra. Por fortuna, algunas obras del escultor tapat�o Miguel Miramontes (1920) tambi�n decoran plazas y jardines. A �l se debe la estatua ecuestre de Jos� Mar�a Morelos y Pav�n, realizada en 1967 e instalada en el antiguo parque de la Alameda, que ahora lleva el nombre del insurgente michoacano. Este escultor, formado en la Academia de San Carlos de la ciudad de M�xico, volvi� a Guadalajara en 1953 y se hizo cargo del taller de escultura de la Universidad de Guadalajara durante mucho tiempo.


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