Alejado del pa�s aquel a quien se ten�a como sucesor de D�az, surgi� alguien que habr�a de enfrentarse a la situaci�n: Francisco I. Madero. Conocedor del problema, hab�a expresado sus puntos de vista en su libro La sucesi�n presidencial, publicado en 1909. Madero lanz� su candidatura para la presidencia de la Rep�blica.
Aunque naci� en Coahuila, tanto �l como sus padres y abuelos residieron en Monterrey por muchos a�os y estaban vinculados a la vida cultural y econ�mica de la ciudad. Su bisabuelo, el agrimensor Francisco Madero Gaxiola, pas� de su natal Chihuahua a Morelos, Coahuila. All� se cas� en 1824 con Victoriana Elizondo, originaria de Pesquer�a Grande (Garc�a, Nuevo Le�n). De este matrimonio naci� don Evaristo, su abuelo, avecindado en Monterrey en 1856 con su negocio de transportes. Fue diputado al Congreso Constituyente del estado de Nuevo Le�n y Coahuila, en 1857-1860, y regidor del ayuntamiento de Monterrey en 1866. De su matrimonio con do�a Rafaela Hern�ndez, naci� en 1849 Francisco, quien se cas� con do�a Mercedes Gonz�lez Trevi�o, de antiguas familias nuevoleonesas. De ellos naci� el iniciador de la revoluci�n.
En su campa�a como candidato a la presidencia, lleg� Madero a Monterrey en junio de 1910. Se hosped� en la casa de do�a Victoriana Madero, su t�a, esposa del licenciado Viviano L. Villarreal. Realizaba aqu� sus reuniones pol�ticas cuando fue aprehendido y conducido a la penitenciar�a, en uni�n de Roque Estrada, uno de sus oradores m�s notables. El juez de distrito local se consider� incompetente para entender del caso. Por ello, los reos fueron trasladados a San Luis Potos�. En octubre, logr� Madero escapar de la prisi�n y salir del pa�s. En San Antonio, Texas, proclam� el Plan de San Luis convocando al pueblo de M�xico a las armas.
Tuvo el movimiento maderista en Nuevo Le�n innumerables simpatizadores; Celedonio Villarreal, del municipio de Hidalgo, y Fortino Garza Campos, de la villa de Allende, organizaron grupos armados. Apenas si fue necesaria la actuaci�n de estos revolucionarios, porque en mayo de 1911, a ra�z de los sucesos de Ciudad Ju�rez, fueron licenciadas las fuerzas.
Una joven maestra de la Normal de Nuevo Le�n, nacida en Galeana: Julia Nava de Ruis�nchez, tuvo en esa �poca actuaci�n importante. Eficaz colaboradora de la familia Serd�n, en Puebla, desde 1909, era considerada como una de las m�s ardientes propagandistas. A principios de ese a�o se uni� a Dolores Jim�nez Muro, y a otras, para fundar el Club Femenil "Hijas de Cuauht�moc", en la ciudad de M�xico.