Fue por ese tiempo cuando se emprendi� la evangelizaci�n de Texas, apoyada por el mismo general, a partir de la �ltima de las jornadas hechas por �l a aquella regi�n. Coincidiendo con esas expediciones entraron al norte de Nuevo Le�n, en 1687, fray Francisco Hidalgo y fray Francisco Esteves. Fueron ellos quienes con cuarenta indios fundaron, en las cercan�as de San Miguel de Aguayo (Bustamante), la misi�n de Boca de Leones. Este centro de evangelizaci�n desapareci� cuatro a�os m�s tarde al ser descubiertos los yacimientos minerales. Entonces fue convertida la misi�n en poblaci�n espa�ola, cabecera de alcald�a mayor, con el nombre de Real y Minas de San Pedro de Boca de Leones.
Este lugar tuvo un auge econ�mico notable en la �ltima d�cada del siglo XVII y en las dos primeras del XVIII. Referencia elocuente de su importancia es el hecho de que en la d�cada de 1690 Antonio L�pez de Villegas, minero de San Luis Potos�, entr� con 300 mineros. En los inicios del siglo siguiente, eran frecuentes las corrida de toros, las comedias y otras diversiones. Durante esta bonanza, cuando la afluencia de aventureros dio lugar al relajamiento de las costumbres, mision� all� fray Antonio Margil de Jes�s. Este religioso fund� en ese lugar, en 1715, un hospicio que sirviera como residencia y punto de escala de los misioneros que pasaban a Texas.
En 1826 el lugar fue elevado a la categor�a de municipio con el nombre de Villaldama. Cien a�os despu�s, en 1824, le fue dado t�tulo de ciudad y curiosamente sigui� con la dualidad de t�tulos de ciudad y villa, como en el caso de Villahermosa, en Tabasco.