Las pinturas rupestres y los petroglifos han sido clasificados, seg�n sus motivos, en antropomorfos: cuerpos, manos, pies, etc.; naturales: soles, lluvia, r�os; geom�tricos, los de Nacataz, por ejemplo, son manifiestamente del siglo XIX, puesto que, combinados con los glifos ind�genas, aparecen n�meros ar�bigos: 1840,1860, etc., que acusan la presencia de aventureros disfrazados de indios, que bajaban de las prader�as del sur de los Estados Unidos a robar ganado.
Investigadores de nuestros d�as se lamentan de que estos grabados hayan sido considerados hasta ahora, s�lo como "arte rupestre". Epstein opina que "evidentemente mucha energ�a estaba mezclada con la creaci�n del arte como para suponer que los dise�os no tienen significaci�n alguna". La arque�loga Leticia Gonz�lez Arratia califica de "c�moda" esta determinaci�n y expresa que "urge considerarlos como elementos de investigaci�n y como un contexto arqueol�gico".
As�, tanto esta huella gr�fica como los otros vestigios de rocas fragmentadas, piedras de molienda, morteros y puntas de proyectil de tan respetable antig�edad, deben ser considerados en opini�n de Mois�s Valadez Moreno para definir en forma particular el tipo de sociedad que ocup� esta entidad del noreste, que tradicionalmente se ha incluido dentro de una antigua amalgama llamada "chichimecas".