La mujer


Si el hombre ten�a entonces oportunidad m�nima de estudiar, la mujer s�lo estaba destinada al hogar. En toda la �poca colonial, apenas si hubo unas cuantas que supieran escribir. Ya en este mismo cap�tulo hemos dado cuenta de la escuela de ni�as abierta mucho m�s tarde, en 1787. Destacaron, como quiera, algunas: do�a Josefa Francisca Cant� fue nombrada mayordoma de la obra material de la parroquia, hoy catedral, por el obispo Mart�n de Tejada, en 1760. Do�a Leonor G�mez de Castro se signific� en m�ltiples aspectos. Mujer generosa, en su testamento otorgado en 1767 dej� seis mil pesos para mantener, con sus r�ditos "un maestro h�bil que ense�e gram�tica a todos los patricios e hijos de esta gobernaci�n, que se aplique a la carrera literaria".

El deseo de do�a Leonor fue cumplido. La nueva escuela funcionaba ya en 1773, al cuidado del bachiller Juan Jos� Fern�ndez de Rumayor; en ella ense�aba filosof�a y ret�rica fray Crist�bal Bellido y Fajardo. Era un peque�o seminario. All� empez� sus cursos de filosof�a Jos� Bernardino Cant� en 1780; los concluy� diez a�os despu�s, con un acto p�blico que presidi� el obispo Verger. Lleg� a obtener el doctorado y fue figura brillante de la vida pol�tica local a partir de 1824. Inici� tambi�n all� sus estudios fray Servando Teresa de Mier.


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