DESDE SUS OR�GENES, Nuevo Le�n tuvo gobierno civil propio, pero no lo tuvo en lo eclesi�stico. En este aspecto qued� comprendido en la jurisdicci�n espiritual del obispado de Guadalajara. A falta de la presencia de un obispo, los curas de la parroquia de Monterrey, por casi dos siglos, tuvieron, a la vez que ese nombramiento, el de "vicario y juez eclesi�stico" y estaban investidos de facultades para resolver determinados casos. Se tiene noticia de dos vicarios designados en ese largo per�odo: el de�n Juan de Ortega y Santelices, nombrado vicario para Saltillo y el Nuevo Reino de Le�n. Lleg� a Monterrey en 1626. En ese a�o erigi� la parroquia de la ciudad y estuvo aqu� varios a�os dedicado tambi�n a la miner�a.
Otro vicario fue el padre Jos� Antonio Mart�nez y Flores, originario de San Antonio de los Mart�nez (Mar�n); doctor y maestro por la Universidad de M�xico. Fue designado "vicario general del obispado de Guadalajara para el Nuevo Reino de Le�n, Saltillo y Mazapil". Muri� en Guadalajara en 1797.