La tradici�n de los soldados


Como ya se ha visto, la falta de un ej�rcito regular fue suplida por cuerpos improvisados al calor de las contingencias y las necesidades; muchas veces se impuso una mayor organizaci�n militar que al cabo de corto tiempo era rebasada por las circunstancias. La formalizaci�n del ej�rcito de la Nueva Espa�a la realiz� el virrey marqu�s de Cruillas a partir de 1761. Su estructuraci�n fue gradual pero entreg� a principios del siglo XIX un ej�rcito disciplinado y fuerte que defender�a los intereses de la Corona en la guerra de Independencia.

A principios del siglo XVIII, en la ciudad de San Luis Potos� hab�a varios cuerpos militares. El batall�n de la ciudad contaba con 458 soldados armados con arcabuz, menos 10 que estaban armados con lanzas y uno con alfanje; eran de la ciudad y sus barrios, de Santa Mar�a del R�o, Valle de San Francisco, Mexquitic, Bocas, Cerro de San Pedro, Armadillo y San Francisco de los Pozos. La compa��a de infanter�a ten�a 105 soldados armados con arcabuces de chispa y cuerda. La compa��a de infanter�a de los mestizos ten�a 86 soldados, la mayor�a armados con arcabuz, algunos con espada y s�lo uno sin armas. La compa��a de infanter�a de los mulatos ten�a 134 soldados armados con arcabuces de chispa, espadas, lanzas y seis sin armas. Generalmente, la compa��a de infanter�a entraba a la ciudad marchando al son de dos cajas de guerra.

En Rioverde, a principios del siglo XVIII la paz todav�a era precaria y los indios, reci�n convertidos, con frecuencia acompa�aban a su capit�n protector para defender su territorio de las acometidas de los indios no sometidos.

A ra�z de los Tumultos de 1767, se comenzaron a formar las tropas provinciales de infanter�a y caballer�a ligera en la provincia de San Luis, de acuerdo con las disposiciones de la nueva organizaci�n del ej�rcito.

Las compa��as provinciales de la legi�n de San Carlos, fundadas en el departamento de Rioverde, eran 10 de caballer�a y una de infanter�a. El Regimiento de San Luis deb�a formarse con base en el plan de Dragones de la Reina de San Miguel el Grande. La formaci�n de este cuerpo se debi� al programa del virrey marqu�s de Branciforte, que continuaba la organizaci�n de las milicias para la seguridad y defensa del reino.

La fuerza estaba en las milicias provinciales: "Aunque —se�ala Primo Feliciano Vel�zquez— fuese de europeos la mayor�a de sus jefes, americanos eran los sargentos, cabos y soldados, pertenecientes a las castas, esto es, mestizos, negros y mulatos".


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