Naci�n independiente y presiones extranjeras


En mayo de 1837 se celebr� en San Luis el reconocimiento del gobierno espa�ol de la independencia de M�xico, firmado en Madrid a fines de diciembre de 1836. Para entonces, el gobierno de los Estados Unidos hab�a reconocido a Texas como naci�n independiente; estos hechos mostraban el dif�cil y complejo espacio pol�tico internacional en el que comenzaba a moverse la naci�n mexicana. A las dificultades de articular un proyecto pol�tico nacional, se sumaron as� las de delimitar un lugar entre los intereses de las naciones europeas —Inglaterra, Espa�a y Francia— y los Estados Unidos. Las disputas diplom�ticas no lograron establecer un lenguaje com�n que evitara los conflictos militares. En esos a�os y en tales circunstancias, San Luis Potos� volvi� a cumplir con su papel, ya hist�rico, de generador de recursos materiales y humanos para la conformaci�n de los ej�rcitos nacionales que enfrentaron a las diversas fuerzas invasoras.

A principios de 1837 regresaron al pa�s Anastasio Bustamante y el general Santa Anna. Bustamante ocup� de nuevo la presidencia en abril de 1837. Santa Anna, que regresaba desprestigiado por la guerra con Texas, encontr� una nueva oportunidad de recuperarse cuando, ante la invasi�n francesa, se hizo cargo de los ej�rcitos mexicanos.

Ante los acontecimientos se agudizaba el discurso ret�rico, como aquel del comandante de San Luis Potos�, Juan V. Amador que, al dirigirse a sus tropas, las arengaba:

�Qu� pueden ser a vuestra presencia todas las huestes francesas, sino multitud de esclavos de un Rey caduco que a�n sue�a en las conquistas! Ellos temblar�n a vista del denuedo y bizarr�a de soldados que defienden la independencia y vengan el honor de su patria [...] el soldado de San Luis Potos� posee, como todo soldado mexicano, en grado eminente las virtudes del guerrero. Es resignado en la adversidad, sereno en el peligro, valiente en el combate y generoso en la victoria.

Esta ret�rica, al margen de los problemas evidentes de la leva y el reclutamiento, estaba formando una representaci�n colectiva de la idea de lo nacional as� como las cualidades ideales de lo potosino.

En 1838, Santa Anna acudi� a la defensa del puerto de Veracruz, en donde fue herido en la pierna y la mano izquierdas, raz�n por la que se le amput� la pierna. El general Mariano Arista, que hab�a acudido en auxilio de Santa Anna, fue aprehendido por los franceses.

Desde principios de 1839, el ministro ingl�s Ricardo Pakenman se convirti� en el �rbitro diplom�tico de los conflictos entre Francia y M�xico, hasta lograr que ambas naciones firmaran un tratado de paz. El castillo de San Juan de Ul�a fue entregado por los franceses el 17 de abril de 1839. Arista fue liberado y en seguida se encarg� de una brigada en el ej�rcito de operaciones de Texas, en donde la situaci�n, lejos de apuntar hacia una soluci�n, hab�a entrado en una fase cr�tica para M�xico.

A principios de la d�cada de los cuarenta se multiplicaron los levantamientos. Bustamante no pudo sostener la presidencia a pesar de haber buscado un equilibrio en la composici�n de su gabinete. Santa Anna lo sucedi� y ejerci� la dictadura por tres a�os. Ante el apremio de los fuertes gastos militares aument� la carga tributaria y oblig� a pr�stamos forzosos que provocaron una creciente animadversi�n p�blica. Estos factores precipitaron su ca�da, justo en el umbral de la guerra con los Estados Unidos.

Entre las medidas adoptadas por el r�gimen de Santa Anna se destacan aquellas que llevaron a la formaci�n de un ej�rcito que enfrentar�a a los colonos de Texas. Cada departamento deb�a contribuir con un contingente proporcional al n�mero de sus habitantes. El departamento de San Luis dividi� la asignaci�n a cada distrito de la siguiente manera: distrito de la capital: 1 184 hombres; distrito del Venado: 576; distrito de Rioverde: 492; distrito de Tancanhuitz: 248; un total de 2 500 hombres.


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