Conservadores y liberales a ultranza


Despu�s de la guerra con los Estados Unidos y la consecuente p�rdida de los territorios del norte, San Luis Potos� ocup� el centro geogr�fico de la Rep�blica y se convirti� en un espacio estrat�gico para los distintos ej�rcitos que representaron las opciones liberales y conservadoras. Todas las figuras prominentes del pa�s durante esos a�os pasaron por la capital del estado y se quedaron en ella durante d�as, semanas y meses, e incluso llegaron a gobernarla: Benito Ju�rez, Comonfort, Haro y Tamariz, Vidaurri, Gonz�lez Ortega, Santos Degollado, Mariano Escobedo, Miguel Blanco, Manuel Doblado, Miguel Miram�n, Luis Osollo y Tom�s Mej�a.

En medio de una enorme agitaci�n pol�tica y militar, e incluso a su amparo, se consolid� un s�lido poder regional cuyo n�cleo se desplazaba de la capital del estado hacia la Regi�n Media, particularmente el departamento de Rioverde; ocuparon entonces un sitio relevante Paulo y Manuel Ver�stegui, Jos� Antonio Barrag�n y S�stenes Escand�n, liberales moderados y masones. Paulo Ver�stegui, ante la debilidad de las instituciones de gobierno, se convertir�a en el eje de una pol�tica fundada en la autonom�a regional y en las relaciones tradicionales, es decir, aquellas que provienen de la propiedad de la tierra, las jerarqu�as y los v�nculos sociales.

Tras la crisis que confront� al gobernador Ram�n Adame con el poder central y su posterior destituci�n, el Congreso local nombr� el 6 de febrero de 1848 como gobernador provisional a Juli�n de los Reyes. Posteriormente, convoc� a elecciones y, el 19 de agosto, declar� electo gobernador constitucional a Juli�n de los Reyes y vicegobernador a Jos� Mar�a Otahegui. En las elecciones de noviembre de 1850 result� gobernador el general Anastasio Parrodi; a su renuncia y despu�s de nuevas elecciones, Juli�n de los Reyes result� reelecto.

Entre las pocas obras que pudo realizar Juli�n de los Reyes como gobernador destaca el establecimiento del Hospicio de Pobres, que se sosten�a, en parte, por los telares ah� instalados en los que se hilaba lana y algod�n. Dot� adem�s al Hospicio de dos casas frente a la plaza de la Merced.

A finales de julio de 1852 estall� la revoluci�n de Jos� Mar�a Blancarte en Guadalajara en contra del gobierno del presidente Mariano Arista, quien hab�a reducido al ej�rcito a la mitad de sus miembros. El Ayuntamiento de Rioverde, presidido por Paulo Ver�stegui, se pronunci� en favor del movimiento de Guadalajara y desconoci� al gobernador De los Reyes en diciembre de 1852. El coronel Antonio Tenorio, inspector de las colonias militares de Sierra Gorda, encabez� las fuerzas pronunciadas. Los pronunciados de Rioverde acordaron un tratado por el que reconoc�an el plan de Guadalajara, disolvieron la legislatura y encomendaron el gobierno a Ram�n Adame.

Juli�n de los Reyes fue asesinado el 8 de enero de 1853 en la calzada de Guadalupe. Nunca se captur� a los asesinos, pero la sospecha pes� muchos a�os sobre el Ayuntamiento rebelde de Rioverde.

Arista renunci� a la presidencia el 5 de enero de 1853, con lo que abri� la posibilidad de un nuevo periodo presidencial para el general Antonio L�pez de Santa Anna quien, una vez m�s, fue convocado por diversas fuerzas del pa�s para que asumiera el mando de la rep�blica.

Santa Anna hizo su entrada en la ciudad de M�xico el 20 de abril. Su gabinete estuvo formado por Lucas Alam�n, Teodosio Lares, Antonio de Haro y Tamariz y Jos� Mar�a Tornel y Mend�vil. La centralizaci�n de la administraci�n p�blica que emprendi� adopt� medidas dr�sticas. Dispuso que s�lo hubiera ayuntamientos en las capitales, cantones o distritos de los estados. En San Luis quedaron s�lo cuatro: el de la ciudad y los de Rioverde, Venado y Tancanhuitz, y puso al frente de los gobiernos a los comandantes de la guarnici�n, por lo que el general Parrodi ocup� la gubernatura del estado el 18 de enero de 1854. Ram�n Adame pas� a ser magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Entre las medidas, Santa Anna decret� que se le llamara Alteza Seren�sima, orden� el restablecimiento de la antigua orden mexicana de Guadalupe que hab�a instituido Iturbide e inici� una campa�a de persecuci�n e intolerancia en contra de los liberales que, en muchos casos notables, como los de Ponciano Arriaga y Benito Ju�rez, tuvieron que salir del pa�s. El descontento popular en contra de Santa Anna aument� debido a la venta del territorio de la Mesilla a los Estados Unidos.

En marzo de 1854 se proclam� el Plan de Ayutla encabezado por el general Juan �lvarez. El pronunciamiento era una nueva posibilidad para el proyecto liberal, ante el fracaso de la �ltima dictadura santanista. Santa Anna trat� de combatirlo pero no lo logr�; la revoluci�n se extendi� por otros estados: Michoac�n, Tamaulipas. En San Luis Potos� se pronunci� el coronel Vicente Vega en la Sierra Gorda.

Mientras emerg�a el movimiento liberal, en San Luis Potos� el clero local logr� que se cumpliera un antiguo proyecto. A fines de agosto de 1854 se erigi� la di�cesis de San Luis Potos� y se nombr� como primer obispo a Pedro Barajas. Sus t�rminos fueron los mismos del estado de San Luis Potos�, con excepci�n de la parroquia de Ojo-caliente pero con la a�adidura de las de Mazapil y Ahualulco; la residencia del obispado se fij� en la ciudad de San Luis Potos�. La consagraci�n del obispo Barajas se hizo en Guadalajara, en marzo de 1855. Ya en San Luis Potos�, Barajas inici� de inmediato las obras en la antigua parroquia para convertirla en catedral. El obispo nunca logr� hacer una visita pastoral a la huasteca potosina, pero nombr� al rector del seminario, Antonio Mascorro, visitador de la Huasteca. Mascorro estuvo en la regi�n durante 1856.

Parad�jicamente, el 16 de septiembre de 1854, durante los �ltimos meses del agitado gobierno de Santa Anna, se cant� por primera vez el Himno Nacional compuesto por el potosino Francisco Gonz�lez Bocanegra y el catal�n Jaime Nun�, quienes ganaron el concurso convocado por el propio dictador.

En agosto de 1855, Antonio de Haro y Tamariz se pronunci� en San Luis Potos� contra Santa Anna y se declar� primer jefe del movimiento pol�tico regenerador de la rep�blica. Cont� con el apoyo de todas las autoridades y, en septiembre, Ignacio Comonfort, Manuel Doblado y el propio Antonio de Haro y Tamariz se reunieron en Lagos y adoptaron el Plan de Ayutla.Varias poblaciones de la regi�n huasteca se adhirieron tambi�n al plan y, al hacerlo, la poblaci�n de Ozuluama pidi� la formaci�n de un nuevo estado huasteco que se llamar�a Iturbide y que tendr�a a Tampico como capital; se design� gobernador del nuevo estado a Juan Llorente; sin embargo, los estados con zonas huastecas se opusieron al proyecto y �ste no se llev� a cabo. Estos intentos por modificar la geograf�a pol�tica administrativa de las entidades mostraban las fuertes tensiones regionales del periodo de conformaci�n del Estado nacional.

El doctor Joaqu�n L�pez Hermosa asumi� la gubernatura del estado de San Luis Potos�. Su gabinete estuvo compuesto por conservadores, pero promulg� la ley Ju�rez, que aboli� el fuero eclesi�stico y militar, y la ley de desamortizaci�n de los bienes.

En octubre, el general Juan �lvarez tom� posesi�n del cargo de presidente de la rep�blica. Su gabinete, a diferencia del de San Luis, estuvo compuesto por distinguidos liberales: Melchor Ocampo, en Relaciones Interiores y Exteriores; Benito Ju�rez, en Justicia y Negocios Eclesi�sticos; Ignacio Comonfort, en Guerra y Marina y Guillermo Prieto en Hacienda y Cr�dito P�blico.

A principios de diciembre, el general L�pez Uraga se pronunci� en Tolim�n por la Constituci�n de 1824, con la colaboraci�n de Tom�s Mej�a y otros jefes de la Sierra Gorda. Penetr� al estado de San Luis y ocup� las ciudades de Rioverde y valle del Ma�z. El levantamiento termin� pocos d�as despu�s; sin embargo, Rioverde, antes de concluir el a�o, fue ocupada de nueva cuenta por Manuel C�spedes, quien proven�a tambi�n de la Sierra Gorda. Estas poblaciones formaban parte del territorio de influencia pol�tica y econ�mica de los Ver�stegui, quienes durante esos a�os detentaron la capacidad de negociar la noci�n de autonom�a regional ante los jefes pol�ticos y militares que operaban en la Sierra Gorda, entre quienes destac� Tom�s Mej�a..

A principios de 1856 era evidente que las pugnas pol�ticas encontraban en la prensa un medio id�neo para expresarse. El peri�dico oficial de San Luis, al que se nombr� El liberal verdadero, dirigido por Fortunato Nava, intentaba contrarrestar los ataques que otro grupo de liberales, encabezados por Eulalio Degollado, le hac�an al gobernador desde su peri�dico Bolet�n de Noticias. Acusaban al gobernador L�pez Hermosa de abrigar a los conservadores dentro de su gobierno. La campa�a contra L�pez Hermosa tuvo eco en la ciudad de M�xico y el peri�dico El Monitor Republicano adjetiv� de "retr�grado" al gobernador potosino y lo acus� de convertir a San Luis "en un refugio de reaccionarios". En esas condiciones, a las que se sumaron la rebeli�n conservadora en Puebla, el gobernador L�pez Hermosa, no obstante sus intentos concertadores, se vio impedido de ejercer su autoridad.

A pesar de haber publicado a principios del mes de julio de 1856 la ley de desamortizaci�n de bienes eclesi�sticos, expedida en M�xico el 25 de junio, el presidente Comonfort lo removi� en octubre de su puesto y nombr� en su lugar al liberal coahuilense Jos� Mar�a Aguirre, quien organiz� la administraci�n p�blica con miembros del partido liberal.


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