Los pueblos en armas


La presencia fugaz pero decisiva de Francisco I. Madero en San Luis Potos� en 1900 impact� principalmente a los estudiantes del Instituto Cient�fico y Literario. Residentes de la ciudad de San Luis y de las poblaciones del interior del estado difundieron en sus regiones las demandas maderistas y su posterior llamado a las armas. La estancia de Madero en San Luis Potos� as� como la r�pida proliferaci�n de sus ideas y propuestas en el estado confirmaban una vocaci�n liberal vigente, cultivada por los clubes pol�ticos y la prensa, y abonada por las organizaciones gremiales y la beligerancia campesina e ind�gena.

Los primeros dirigentes del movimiento armado fueron peque�os o medianos propietarios, con capacidad de convocatoria, que lograron ejercer su dominio en las �reas donde viv�an. Eran la expresi�n de una autoridad sustentada en tradiciones familiares, cierto poder militar y destreza para establecer lazos con otros grupos de �reas circundantes. Al iniciarse el levantamiento, Madero fue un punto de referencia que permiti� la unificaci�n de dichos grupos; sin embargo, la mayor�a de ellos se manifest� algunos meses despu�s de la promulgaci�n del Plan de San Luis. Entre ellos destacaron: Pedro Montoya, en Rioverde, Lagunillas y San Ciro; Francisco de P. Mariel, en las Huastecas hidalguense, potosina y veracruzana; Manuel L�rraga, en la Huasteca potosina; Pedro Antonio, Samuel y Francisco de los Santos, en la Huasteca potosina; Leobardo Jonguitud, en la Huasteca potosina; Higinio Olivo, en Ciudad del Ma�z; Ram�n Santos Coy, en Matehuala, Vanegas y Cedral; Manuel Buentello y Silvino Garc�a, en la ciudad de San Luis Potos�; Mateo Almanza, en Real de Catorce; Nicol�s Torres, en Salinas y Santo Domingo y Saturnino, Cleofas y Magdaleno Cedillo, en Ciudad del Ma�z.

A partir del llamado de Madero a las armas los campesinos se levantaron en algunas haciendas. Las rebeliones de ind�genas proliferaron, particularmente en el sur de la Huasteca.

Incendios de edificios y casas, asalto de trenes y toma de las principales poblaciones fueron acontencimientos que, a partir de este momento, se multiplicaron y pasaron a formar parte de los sucesos cotidianos registrados en la prensa y los testimonios de la �poca.


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